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03 diciembre 2021

Mons. Urbanc en el homenaje de los educadores

“Te pido Madre que asistas con tu ternura y sabiduría cuantos se ocupan de la educación de niños y jóvenes”

 

Este jueves 2 de diciembre, en la cuarta jornada de la novena en honor de la Pura y Limpia Concepción de Valle, rindió su homenaje el ámbito de la Educación estatal, privada y municipal, docentes en actividad y jubilados, Docentes Jubilados Autoconvocados, gremios del sector, Vicaría Diocesana de Educación, Centro Educativo y Cultural Diocesano Virgen del Valle (Ceculd) y la Pastoral de la Educación.

Como cada noche, la ceremonia litúrgica de las 21.00 fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada en este día por el Vicario Episcopal de Educación, Pbro. Oscar Tapia; el Rector de la Catedral Basílica y Santuario Mariano, Pbro. Gustavo Flores; y el Pbro. Eugenio Pachado, párroco de Jesús Niño.

Se contó con la participación de la Ministra de Educación, Dra. Andrea Centurión; la Directora provincial de Educación de Gestión Privada y Municipal, Prof. Claudia Madina, entre otros funcionarios del área; representantes legales y directivos de colegios e Institutos de Educación Superior (IES), entre otras autoridades.

Mons. Urbanc comenzó su homilía saludando a quienes trabajan en el ámbito de la Educación, implorando que la Madre de Dios los fortalezca e ilumine en este delicado y trascendental servicio que prestan en la sociedad”.

A continuación, se refirió al tema de predicación de estas Solemnidades sobre la sinodalidad, propuesta por el Papa Francisco para caminar juntos como Iglesia.  En este contexto y meditando las enseñanzas del Evangelio de San Mateo proclamado, que habla de las bases sobre las cuales un hombre sensato y otro insensato construyeron sus casas, señaló: Muchos creen que, sólo cumpliendo con algunas oraciones o devociones como participar un día de una novena o en una procesión, ya tienen asegurada una suficiente relación con Dios que sustente el edificio de una existencia cristiana sometida a los vendavales seductores de una cultura que muchas veces vive al margen del Evangelio (…) Hay estilos de oración que en lugar de acercarnos a Dios para vivir en Él nos encierran en palabrerías, formalismos y monólogos sin posibilidad de escuchar al que trae la Vida y acoger la fuerza del Espíritu Santo. Construir el edificio de nuestra existencia cristiana requiere escuchar, cumplir, anunciar y enseñar la Palabra del Señor”. Por eso, luego consideró: Dejamos de escuchar al que tiene Palabras de Vida Eterna para escuchar propuestas falsas que desorientan, enferman y esclavizan”.

 

“Que nuestra espiritualidad no quede en buenas intenciones”

“Pero no es suficiente escuchar, es necesario, también, cumplir la Palabra de Dios, ponernos manos a la obra para que nuestra espiritualidad no quede en buenas intenciones. No dejemos que el miedo, la comodidad, la dejadez, la ignorancia y el aburguesamiento religioso nos sumerjan en una existencia guiada por el piloto automático de la rutina o por voces diferentes a las del Señor de la Vida y de la Historia”, agregó.

“Querida Madre del Valle, ayúdanos a poner la mirada y la escucha en las imperecederas y siempre actuales enseñanzas de tu Divino Hijo Jesús. Que tengamos la certeza de que poniéndolas en práctica seremos de verdad felices y libres, pues ésta es la profunda aspiración de todo ser humano que Dios hace existir con su bondad infinita”, imploró y acotó: “Te pido, Madre amada, que asistas con tu ternura, sabiduría, amor y humildad a cuantos se ocupan de la educación de niños y jóvenes para que tengan el valor, la sapiencia y la sensatez que se necesitan para discernir lo que en verdad dignifica y hace plena la vida humana según el plan creador de Dios, del que todos los bautizados tenemos que ser testigos y valientes operadores, a fin de que nuestra sociedad humana viva en paz y progreso”.

 

“Sólo caminando juntos, alcanzaremos los objetivos

que dignifican e incluyen toda vida humana”

“Que no dejemos de soñar que, sólo caminando juntos, alcanzaremos los objetivos que dignifican e incluyen toda vida humana, que facilitan que hagamos de nuestra casa común, la Tierra, un verdadero hogar, que hacen que la economía sea un medio para que todos podamos vivir mejor y no un fin en la mano de unos pocos que somete al resto, que posibilitan una vida más plena, fraterna y solidaria donde no haya excluidos ni marginados. Toma, Madre clemente, nuestros deseos y necesidades y preséntalos ante nuestro Buen Padre Dios para que podamos ser, de verdad, una Iglesia sinodal y en salida al encuentro de quienes más necesitan del amor y la misericordia, para que los sueños de cada uno se hagan realidad”, concluyó.

En el momento de las ofrendas, junto con el pan y el vino, se acercó el documento “Lineamientos Diocesanos para la Educación de Catamarca”, fruto de un intenso trabajo interdisciplinario de las instituciones que conforman la Vicaría Episcopal de Educación.

Antes de la bendición final, el Obispo pronunció la consagración frente a la Imagen cuatro veces centenaria de la Virgen del Valle.

 

TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA

Queridos Devotos y Peregrinos:

                                                                En este cuarto día de la novena honran a la Virgen del Valle, trabajadores del ámbito de la educación, tanto de la gestión estatal como privada. Bienvenidos a esta celebración; que la Madre de Dios los fortalezca e ilumine en este delicado y trascendental servicio que prestan en la sociedad.

            Durante esta jornada se nos propuso reflexionar sobre lo importante que es ‘el sueño de caminar juntos’, respondiendo a la temática que nos propuso el Papa acerca de la sinodalidad en la vida de la Iglesia.

La decisión de colocar bases sólidas en la construcción de un edificio no está siempre garantizada; en muchas oportunidades nos vence la tentación del menor esfuerzo posible, de reducir gastos o de invertir en cosas más vistosas. Por eso, sostengamos la convicción de que “Tenemos una ciudad fuerte, porque Dios ha puesto para salvarla murallas y baluartes. Abran las puertas para que entre un pueblo justo, que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en el Señor” (Is 26,1b-4). A la hora de los fuertes temporales y de las inundaciones, muchos edificios que parecían sólidos e inconmovibles terminaron derrumbados y aplastando vidas humanas. Lo mismo puede pasar en la vida cristiana: no basta decir: “Señor, Señor” para poner las bases sólidas que el seguimiento de Jesús conlleva: “No son los que me dicen “Señor, Señor” los que entrarán en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo” (Mt 7,21) Muchos creen que sólo cumpliendo con algunas oraciones o devociones, como participar un día de una novena o en una procesión, ya tienen asegurada una suficiente relación con Dios que sustente el edificio de una existencia cristiana sometida a los vendavales seductores de una cultura que muchas veces vive al margen del Evangelio. “Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres, mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes. Ábranme las puertas de la salvación, y entraré para dar gracias al Señor” (Sal 117,8-9.19). Hay estilos de oración que en lugar de acercarnos a Dios para vivir en Él nos encierran en palabrerías, formalismos y monólogos sin posibilidad de escuchar al que trae la Vida y acoger la fuerza del Espíritu Santo. Construir el edificio de nuestra existencia cristiana requiere escuchar, cumplir, anunciar y enseñar la Palabra del Señor: “Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste y fuiste mí salvación... Señor, danos prosperidad… Bendito el que viene en nombre del Señor; el Señor es Dios, él nos ilumina” (Sal 117, 21.25-27a).

Necesitamos escuchar la Palabra de Dios; para ello tenemos que silenciar nuestra vana palabrería y abrirnos a la sorpresa de un Dios que se comunica. Esto muchas veces parece inútil y poco a poco en nombre de la eficacia perdemos la sintonía contemplativa del enamorado que anhela escuchar al que es la razón de su vida. Dejamos de escuchar al que tiene Palabras de Vida Eterna para escuchar propuestas falsas que desorientan, enferman y esclavizan. “El que escucha mi enseñanza y la pone en práctica se parece al hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca” (Mt 7,24-25).

Pero no es suficiente escuchar, es necesario, también, cumplir la Palabra de Dios, ponernos manos a la obra para que nuestra espiritualidad no quede en buenas intenciones. No dejemos que el miedo, la comodidad, la dejadez, la ignorancia y el aburguesamiento religioso nos sumerjan en una existencia guiada por el piloto automático de la rutina o por voces diferentes a las del Señor de la Vida y de la Historia. Por tanto, cumplamos lo que hemos escuchado del Maestro, lo que hemos creído y celebrado como alianza de vida eterna. Escuchar y cumplir, anunciar y enseñar son las claves de una vida cristiana, como la de María, que por escuchar y cumplir la Palabra del Señor fue dichosa y nos trajo al Salvador.

            Querida Madre del Valle, ayúdanos a poner la mirada y la escucha en las imperecederas y siempre actuales enseñanzas de tu Divino Hijo Jesús. Que tengamos la certeza de que poniéndolas en práctica seremos de verdad felices y libres, pues ésta es la profunda aspiración de todo ser humano que Dios hace existir con su bondad infinita.

            Te pido, Madre amada, que asistas con tu ternura, sabiduría, amor y humildad a cuantos se ocupan de la educación de niños y jóvenes para que tengan el valor, la sapiencia y la sensatez que se necesitan para discernir lo que en verdad dignifica y hace plena la vida humana según el plan creador de Dios, del que todos los bautizados tenemos que ser testigos y valientes operadores, a fin de que nuestra sociedad humana viva en paz y progreso.

            Que no dejemos de soñar que, sólo caminando juntos, alcanzaremos los objetivos que dignifican e incluyen toda vida humana, que facilitan que hagamos de nuestra casa común, la Tierra, un verdadero hogar, que hacen que la economía sea un medio para que todos podamos vivir mejor y no un fin en la mano de unos pocos que somete al resto, que posibilitan una vida más plena, fraterna y solidaria donde no haya excluidos ni marginados.

            Toma, Madre clemente, nuestros deseos y necesidades y preséntalos ante nuestro Buen Padre Dios para que podamos ser, de verdad, una Iglesia sinodal y en salida al encuentro de quienes más necesitan del amor y la misericordia, para que los sueños de cada uno se hagan realidad. Amén

¡¡¡Viva la Virgen del Valle!!!    ¡¡¡Viva San José!!!

Fotos: Facebook Prensa Iglesia Catamarca