Hermanas y hermanos de nuestra Patria argentina,
En este tiempo cercano
a la Navidad brilla la figura de Jesús.
Ese niño tan nuestro
nos habla de un Dios que está cerca, que quiere acompañar nuestras luchas y
sanar nuestras heridas.
Somos pastores en medio
de nuestro pueblo, con vocación de dialogo, y conocemos sus sufrimientos,
angustias y esperanzas. A pesar de tantos fracasos y desilusiones, este pueblo bueno
sigue esperando.
Puede sonar extraño en
este contexto difícil, pero en Navidad queremos invitarlos a la alegría. La
alegría profunda y verdadera. La alegría que viene de Dios. La alegría de los pobres
que a pesar de todo siempre encuentran algo para celebrar y agradecer. La
alegría de las familias que, como la de Jesús, María y José, siguen siendo
espacios de consuelo y contención.
Jesús, Príncipe de la
Paz, nos ayude a ponerle el hombro a nuestra Patria; porque no dejamos de soñar
con una Argentina donde reine el amor a la vida, a la verdad y a la justicia.
Gracias, muchas gracias
a todos los que eligen superar el individualismo y optan por la generosidad y
el servicio, porque es la opción que hizo Jesús desde la Navidad y hasta dar la
vida, sin guardarse nada.
Que Dios nos bendiga para poder empezar un año mejor.
Buenos Aires