El sábado 11 de
febrero será dedicado el templo puesto bajo el patrocinio de Nuestra Señora de
Lourdes, consagrado el altar y bendecida la pila bautismal, el ambón y el
sagrario, en Alto de las Juntas, Aconquija, jurisdicción de la parroquia San
Francisco de Asís, en el departamento Andalgalá.
Respecto de los
orígenes del templo se conoce que en la época en que Argentina recibía olas
migratorias desde el viejo continente, el
matrimonio integrado por doña Dora Lesmoir y don Eduardo Bliss trajo la
primera
imagen de nuestra Señora de Lourdes a la localidad de Alto de las
Juntas y, para venerarla, hicieron construir dentro del lote de su propiedad
una pequeña gruta de piedra labrada con punta y martillo utilizando mano de obra local.
Desde entonces se fue
afianzando, en los primeros años por parte de los veraneantes y luego por los
habitantes del lugar, el piadoso ejercicio de congregarse cada 11 de febrero en
dicha gruta para venerar a la Virgen con cánticos y oraciones, y para
participar de una procesión que, partiendo y culminando en tal sitio sagrado,
honraba la santa imagen recorriendo las calles del lugar.
En el curso del
tiempo la población fue creciendo, por lo que se hizo necesario erigir un
recinto más amplio para albergar a los fieles, lo que efectivamente, entre los
años 1950-1952, se llevó a cabo con la construcción de la primera capilla u
oratorio de la Virgen de Lourdes a escasos doscientos metros de la gruta, en un
lote donado por el Sr. Luis Moreno y contando con la mano de obra de albañiles
de la zona, entre los que se destacó el Sr. Martín Maza; colocándose en ese recinto
una nueva imagen de la Virgen de Lourdes en una especie de urna de piedra
granito, labrada a mano e incrustada en la pared principal, y rodeada por
bellas flores pintadas por el artista
plástico Juan Monmany; e iniciándose entonces la práctica de comenzar las
festividades de la Virgen en la gruta para culminar en el oratorio.
En décadas
posteriores, las reducidas dimensiones de ese primer oratorio dificultaron el
normal desarrollo de las acciones cultuales, dado que el espacio no era
suficiente para albergar el concurso de los fieles; por lo que algunas mujeres
transmitieron al entonces párroco, Pbro. Marcelino Ocampo, el deseo y la idea
de trabajar para la construcción de un nuevo templo, inquietud que fue acogida
por el sacerdote, quien, a su vez, propuso a los vecinos la formación de una
‘comisión pro templo’ con el propósito primero de conseguir un terreno,
constituyéndose de hecho el 28 de agosto de 1995 una comisión formada por Mary
Yolanda Maza de Acosta como presidente, Elena Olmos de Miranda como
vicepresidente, Mercedes Acosta como tesorera, Clara Molina como protesorera,
Inés Sachetti como secretaria, Cecilia Balderrama como subsecretaria, y
Clotilde de Balderrama, Ramón Díaz, María Díaz de Sachetti, Elena Fregenal,
Yolanda Acosta y Eduardo Calderón como vocales.
Con fondos recaudados
en diferentes beneficios, esta primera comisión pro templo, abonando la suma de
mil pesos, adquirió el anhelado terreno el 27 de abril de 1997,
dedicando luego
sus esfuerzos en la construcción del templo definitivo, para lo cual sumaron
voluntades otros fieles cristianos que fueron renovando las sucesivas
comisiones, entre los cuales se cuentan Carlos Alberto Faría, Walter Antonio
Molina, Nora Graciela del Valle Tejeda, Clara Angélica Molina, Lorenzo Jaimez,
Patricia Robledo de Sedán, Lucio Sedán y Lorenza de Díaz.
Gracias a la
perseverante colaboración de la comunidad, se generaron los fondos necesarios
para la adquisición de los materiales y para pagar la mano de obra que
aportaban albañiles de la zona; y, de hecho, en tiempos en que era párroco el
Pbro. Dardo Samuel Olivera, ya había sido erigido el sagrado recinto en su
estructura fundamental.
A principios del año
2013 y por iniciativa de Teresa Ríos de Espinosa, Ruth Elizabeth Luna, Diego
Jaimez, Francisco y Santiago Acosta, Julio Yadón, Emilia Acosta de Yadón, Mery
Yolanda Maza e Isabel Vivanco, fueron trasladados desde el primer oratorio al
templo definitivo la imagen de Nuestra Señora de Lourdes, otras imágenes y los
implementos imprescindibles para el culto divino, comenzándose entonces a
celebrar las acciones litúrgicas y los ejercicios piadosos en el nuevo recinto
sagrado, continuándose en tanto con las tareas aún necesarias para la
compleción de la obra, para la que hicieron su generoso aporte los vecinos de
La Mesada y de El Alto de las Juntas, toda la comunidad de Aconquija, los
veraneantes y muchísimos fieles unidos a las familias de la zona por lazos de
familiaridad o de amistad.