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16 noviembre 2010

El Padre José Antonio Díaz asumió como nuevo Rector del Santuario de la Virgen del Valle

“El Santuario debe ser el ámbito de la compasión y la alanza”, expresó el Obispo Diocesano en su homilía. Participaron de la celebración eucarística, el Señor Gobernador y el Intendente de Capital
En la noche del lunes 15 de noviembre, el Pbro. José Antonio Díaz asumió como nuevo Rector del Santuario y Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle. Lo hizo durante la Santa Misa, presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanč, y concelebrada por el Obispo Emérito, Mons. Elmer Osmar Miani; el Vicario General de la Diócesis, Pbro. Julio Quiroga del Pino; y varios sacerdotes provenientes de distintos puntos de la jurisdicción eclesiástica catamarqueña.
De la ceremonia participaron también autoridades civiles provinciales y municipales, encabezadas por el Señor Gobernador, Ing. Eduardo Brizuela, y el Intendente de Capital, Dr. Ricardo Gaspar Guzmán.
Los Cadetes de la Policía de la Provincia de Catamarca, quienes son los encargados de custodiar el lugar sagrado, se ubicaron en la nave central del templo catedralicio formando un cordón, que sirvieron de marco para el ingreso de los celebrantes. Los cantos litúrgicos fueron interpretados por la Banda de Música de la Municipalidad de San Fernando del Valle de Catamarca.
Antes de la Liturgia de la Palabra, el Canciller y Secretario General de la Curia, Pbro. Juan Néstor Olmos, dio lectura al decreto episcopal por el cual el Padre José A. Díaz fue designado para cumplir el nuevo oficio por el término de tres años. Asimismo, a través del escrito se exhorta al sacerdote a que promueva la pastoral del Santuario, y rija con paternidad y solicitud el lugar, que es Cátedra del Obispo y Santuario de la Virgen del Valle, la principal devoción de esta Diócesis Centenaria.

Santuario: ámbito de la compasión
Durante su homilía, el Obispo Diocesano agradeció su presencia a Mons. Miani, como también de las autoridades civiles y a los sacerdotes que participaron de la celebración, calificada por Mons. Urbanč como “tan significativa para este Santuario que es el corazón de nuestra Diócesis, en primer lugar por ser la morada de nuestra querida Madre, la Virgen del Valle, y por ser la cátedra del Obispo”, expresó.
El Pastor Diocesano centró su reflexión en el Evangelio, que ilumina la realidad de lo que debe ser un santuario en una Iglesia particular. “El Santuario -dijo-, como nos lo presentó este texto, es el ámbito de la compasión. Por tanto, este ámbito de nuestra Iglesia Catedral es el ámbito de la misericordia, de la compasión. Es el encuentro del hombre con el Dios compasivo. Y quien aquí alienta este encuentro con el Dios de la compasión es María; y todos nosotros somos servidores de este Dios compasivo”.
Tomando el texto del Evangelio enfatizó: “”Hemos escuchado cómo este ciego que está a la vera del camino clama a Jesús: ‘Ten compasión de mí’. Cada peregrino, cada creyente que llega a este Santuario busca la compasión, necesita la compasión de Dios; y compasión significa padecer con, solidarizarse, ser solidario, Este es la función del sacerdote que anima el Santuario, que todos los que lleguen aquí se encuentren con este ámbito acogedor, donde uno experimenta que es compasivo, que Dios es misericordioso, que Dios me escucha, que Dios me abraza. Este es el servicio para que la compasión de Dios sea experimentada profundamente. Y María Santísima es la que nos ayuda a experimentar este abrazo compasivo de Dios… Por eso, el Padre José con aquellos que le colaboren estrechamente en el Santuario, sacerdotes y laicos, tendrán que movilizar a la comunidad para que este servicio de la compasión, de la misericordia realmente sea sensible, sea percibido por todos”.

El lugar de la alabanza a Dios
El otro eje destacado por el predicador fue la alabanza. Sobre este aspecto, explicó que “de esa compasión vivida, sentida, experimentada, surge la alabanza, y este Santuario, este templo, tiene que ser el lugar de la alabanza a Dios. Esta alabanza que no sólo se reduce a la celebración eucarística. La alabanza tiene que ser la expresión permanente de todos nosotros cuando venimos a este ámbito sagrado, cuando nos encontramos con Jesús de la mano de María… Y la alabanza se expresa con el canto, con el silencio sagrado, con la meditación, con la contemplación, con este llegarse con tanto cariño al Camarín para encontrarse con la Imagen cuatro veces centenaria de María, para recogernos en oración junto a Jesús, presente verdaderamente en la Eucaristía, esto es alabanza. Debemos ser una comunidad, un pueblo, una ciudad que alaba permanentemente a Dios”.
Por último, el Obispo invitó a todos de corazón a pedir a María Santísima “que ayude al Padre José con sus colaboradores para que este sagrado recinto, que está en el corazón de San Fernando del Valle de Catamarca, sea un ámbito donde se celebra día a día, se goza la compasión de Dios”.
Luego de la ceremonia religiosa, el Padre Díaz recibió el afectuoso saludo de los presentes.