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17 abril 2011

Cientos de fieles peregrinaron a la Gruta de la Virgen en el inicio de la Semana Santa

Durante la tarde fresca y soleada del sábado 16 de abril, cientos de fieles provenientes de distintas comunidades parroquiales participaron de la tradicional Peregrinación del Pueblo de Dios, dando inicio a la Semana Santa en la Diócesis. El lugar de concentración fue la Plaza del Maestro, donde el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanč, procedió a la bendición de los ramos de olivo, tras lo cual comenzó la marcha encabezada por la Santa Cruz.
En el trayecto, los sacerdotes presentes atendieron a las personas que se acercaron al Sacramento de la Reconciliación, mientras los peregrinos entonaban cánticos y elevaban súplicas al Padre.
Luego de recorrer 7 kilómetros en dos horas, los caminantes llegaron a la Gruta de Choya, donde se celebró la Santa Misa, presidida por Mons. Luis Urbanč, y concelebrada por el Vicario General de la Diócesis, Pbro. Julio Quiroga del Pino; el Rector del Santuario y Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle, Pbro. José Antonio Díaz; y numerosos sacerdotes del clero diocesano.

"Tenemos que contemplar a Jesús en estos días"
En su homilía, el Obispo destacó que este “hábito de peregrinar nos prepara para vivir el gran misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo”. “Hemos peregrinado -dijo- y hemos recordado que nuestra vida es un peregrinaje, en el que nos acompaña Jesús, a través de los Sacramentos, de la Eucaristía, que estamos celebrando en la gruta donde se apareció Nuestra Madre hace 400 años. María nos lleva a Jesús y nos muestra la ternura de Dios para con nosotros”.
Asimismo, manifestó que es “a Jesús de Nazareth a quien tenemos que contemplar en estos días; acompañarlo con dolor y en silencio, pero con una gran confianza en Dios”.
En otro tramo de su predicación enfatizó que “tenemos que ser conscientes de nuestros pecados… de la falta de oración en nuestras familias”.
“Jesús, siendo Dios tomó la condición de siervo, se sometió a muerte y muerte en la cruz”, afirmó, exhortando a que “aprendamos a ser Cirineos de nuestros hermanos. Seamos humildes como Jesús y dejémonos ayudar a llevar la cruz. A partir de esta Semana Santa seamos humildes de caer de rodillas y adorarle, que nuestra lengua profiera alabanzas sólo a Dios”.
Finalmente expresó: “Que en esta peregrinación, Dios nos otorgue la gracia de reconocer en lo profundo de nuestra mente y de nuestro corazón, que Jesús es el Señor… Seamos después de esta Semana Santa ardorosos y generosos misioneros de Jesucristo para que todos tengan vida plena en El”.