Durante la ceremonia religiosa se concretó el Lavatorio de los Pies, gesto que realizó el Señor Obispo con doce personas de la comunidad, seis jóvenes y seis adultos, a semejanza de Jesús, quien antes de padecer el camino de la Cruz y morir crucificado, hizo lo propio con los doce hombres que eligió para ser sus apóstoles.
Texto completo de la homilía
En este día y a esta hora el Señor Jesús, instituyó el sacramento de los sacramentos, en el marco de su última comida con sus discípulos, luego de haber dejado su testamento de servidor por medio del gesto de haberles lavado los pies a cada uno de sus apóstoles, acción que a continuación voy a repetir con los hermanos que para esto han sido elegidos. No desaprovechemos esta nueva oportunidad de meditar con renovado asombro sobre este maravilloso tesoro que Jesucristo ha dejado a la humanidad en el sacramento de la Eucaristía, por medio del cual acompaña y nutre a su Iglesia hasta el fin del mundo.
El rito pascual prescripto por Moisés conmemoraba la liberación de de Israel del poder egipcio Egipto y se simbolizaba con el rociar los marcos de las puertas con la sangra del cordero inmolado (Ex 12,1-8.11-14). El nuevo rito instituido por Jesús la sangre del nuevo y definitivo pacto es la misma sangre del Hijo de Dios hecho hombre, que se perpetua no ya de modo cruento sino sacramental por medio de las palabras que los evangelistas y san Pablo nos han dejado consignadas en los respectivos textos bíblicos (1 Cor 11,23-25; Mt 26,26-28; Mc 14,22-23; Lc 22,17-20). Jesucristo aparece a las claras como la verdadera víctima liberadora que reemplaza a la figura de la Antigua Alianza e instaura la Nueva Alianza en el que la esclavitud del pecado queda definitivamente abolida.
Desde ese momento, que ahora estamos celebrando, incontables sacerdotes siguen pronunciando estas palabras y actualizando el misterio de nuestra redención, obedeciendo a las Palabras del mismo Jesús: ‘Hagan esto en conmemoración mía’. Esto es objeto de un recuerdo imborrable para la Iglesia. El milagro de su presencia viva y real es lo que el Señor nos mandó que recordáramos y que celebráramos: ‘Hagan esto’. En virtud del acto de la consagración, se hace presente y está en el altar la Víctima para la salvación del Mundo. ¡Felices los que esto creen y lo anuncian con su vida! ¡Cuántas veces la Iglesia a exclamado con alegre y esperanzada certeza: ‘Nos has redimido con tu cruz y tu resurrección; sálvanos Salvador del Mundo!
En el himno eucarístico de Santo Tomás de Aquino decimos: Aunque fallen los sentidos, es suficiente la fe para que de ello tenga certeza un corazón puro. Por tanto, tengamos fe; abramos los ojos del corazón para ver y gustar la presencia única e inequívoca del Señor Jesucristo en las especies del pan y del vino que ya son su Cuerpo y Sangre.
La hora que vivimos es una hora decisiva, ya que es el tiempo de la fe en el que se nos invita a vivir íntegramente de la Palabra de Jesús, aunque ésta supere la capacidad de nuestra comprensión. Tengamos la humildad de Pedro que dijo a Jesús: ‘Señor ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna’ (Jn 6,68).
Por tanto, queridos hermanos, en un mundo de tantas palabras, sólo basta una Palabra: Jesucristo, camino, verdad y vida. En un mundo de tantas variedades de comidas y bebidas, sólo basta el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo para que el mundo tenga Vida plena y en abundancia. Así sea.
Vía Crucis viviente en el Paseo de la Fe
En la jornada del 22 de abril, Viernes Santo, se llevará a cabo la representación del Vía Crucis viviente, preparado por actores locales, bajo la dirección de Carlos Medina, en un esfuerzo conjunto de la Escuela Provincial de Teatro “Prof. Juan Oscar Ponferrada” y la Escuela Vocacional de Expresión Artística (EVEI), con la organización del Santuario y Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle.
