En la mañana del jueves 7 de
septiembre, vísperas de la Natividad de la Virgen María, los catamarqueños expresaron
su acción de gracias a la Virgen del Valle por su protección durante el sismo que
sacudió nuestro territorio hace 13 años. Los actos comenzaron con el repique de las
campanas de la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle, y a
las 8.53, hora en que se produjo el movimiento telúrico, y se celebró la Santa
Misa a los pies de la Patrona de Catamarca, ante el templo colmado de fieles.
La celebración eucarística
fue presidida por el Pbro. Gustavo Molas y concelebrada por el Pbro. Juan
Orquera. Participaron miembros
de Defensa Civil Catamarca, quienes trabajaron
arduamente en las horas posteriores al terremoto sacudió el Valle Central, Servidores
Marianos, miembros de instituciones eclesiales y fieles en general.
En su homilía, el P. Molas
expresó: “Celebramos ya por décimo tercera vez la acción de gracias a la Virgen
del Valle por aquella maravilla que nos ha tocado protagonizar”, en alusión a
la protección cuando ocurrió el terremoto, agregando que “siempre estábamos
viendo las anteriores, desde su llegada a Choya, y al final vivimos una
nosotros”.
También reflexionó acerca de
que existe
“una relación muy llamativa y particular entre la madre tierra y la
Madre Virgen, dicho en quechua, la Pachamama y la Mama Achachita, que ha sido
una constante en la historia de Catamarca. En las Sagradas Escrituras, se
observa desde el Génesis hasta el Apocalipsis esta relación, que encuentra su
plenitud en Cristo”.
Trajo a la memoria las
palabras de Mons. Adolfo Tortolo, quien decía que “la Virgen está predestinada
desde toda la eternidad por Dios para ser nuestra Madre, en esta advocación del
Valle, y nosotros, los catamarqueños, a ser sus hijos”. Asimismo, afirmó que
“desde siempre Dios quiso esto,
y desde el año 1600 empieza esta historia
interrumpida de protección en todos los niveles. Ya son 400 años, con
terremotos, con sequías, con invasiones de gusanos y de langostas, siempre está
con nosotros y nunca nos va a dejar. No se olviden nunca que el corazón de la
madre se pega siempre al hijo más necesitado”.
Para finalizar, comentó que
“dicen los que saben, que cuando se produce mucho tiempo un mismo fenómeno en
una comunidad, se carga en los genes, y yo estoy seguro de que los
catamarqueños tenemos a la Virgen del Valle en los genes, después de 400 años
de una devoción permanente y constante”.