El Obispo invitó a conocer “la figura de Juan, la misión y su ejemplo de vida”, y le pidió “que nos ayude a ser verdaderos creyentes y discípulos misioneros como él”.
Durante la tarde del lunes 24
de junio, la comunidad de Tinogasta vivió con júbilo el cierre de las festividades
en honor de su patrono San Juan Bautista, con la presencia de peregrinos de las
distintas comunidades, entre ellas la vecina parroquia de Nuestra Señora de Fátima
con sede en Fiambalá, que llegó con la imagen de San Pedro, cuyas festividades
se están desarrollando hasta el próximo sábado 29.
Los actos litúrgicos fueron
presididos por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, quien presidió la Santa
Misa concelebrada por el párroco del lugar, padre Martín Melo, y el administrador
parroquial de Nuestra Señora de Fátima, padre Javier Cisternas.
Participaron de las
celebraciones las autoridades locales, encabezadas por el intendente de
Tinogasta, Ernesto Andrada, junto con miembros de su gabinete, concejales, el senador
José Alanís Andrada, autoridades policiales y pueblo en general.
En su homilía, Mons. Urbanč expresó:
“Nos hemos reunido para celebrar la fiesta patronal de esta parroquia, con sede
en Tinogasta, puesta bajo el patrocinio de San Juan Bautista Niño. Hoy estamos
agradeciendo a Dios por todo lo que él hace por este pueblo; desde que fue
fundada esta ciudad, ustedes han sido ampliamente favorecidos por la
intercesión de este santo. En primer lugar, con su ejemplo, tenemos mucho para
aprender de él”.
Al referirse a la figura de
San Juan Bautista dijo que “desde niño estuvo muy vinculado a Dios, sus papás
Zacarías e Isabel eran personas muy creyentes. Zacarías era incluso sacerdote
en el templo, y es allí donde se le manifiesta el ángel Gabriel y le anuncia
que Dios lo ha elegido a él y a su esposa para ser los papás del que va a
señalar en medio de los judíos de aquel tiempo como el mismísimo Hijo de Dios. Zacarías
era ya anciano al igual que su mujer, estéril, y le parecía quizás una ilusión
de él. Pero Dios le hizo notar que no es una ocurrencia de él sino una realidad;
y quedó mudo, y así permaneció durante todo el embarazo de Isabel”.
Luego meditó sobre el texto bíblico
escuchado referido a “cuando se le tiene que poner el nombre al niño. La mamá
Isabel le puso el nombre de lo que ella sentía que Dios ha hecho con ellos. Ella
dijo que este hijo es fruto de la misericordia de Dios. Eso significa Juan, el
nombre después se fue mutando de acuerdo a las lenguas. La mamá le pone un
nombre que está relacionado con Dios, después le dicen que debería tener el
nombre de Zacarías, su padre. Pero van al padre, que está mudo, pide una
tabilla y escribe: ‘Juan es su nombre’. También él percibió lo mismo: ‘Dios ha sido
misericordioso con nosotros’”.
En esta línea señaló que Juan es
“un nombre que expresa la profunda vivencia de la fe. Éste es el mensaje de
fondo que les quiero dejar en esta fiesta. Pensemos qué significa el nombre de
una persona, tiene que tener un mensaje”. Más adelante remarcó que “Juan es la
expresión de la misericordia de Dios para con ese matrimonio y para con todo el
pueblo, porque él después tiene la misión de anunciar a Jesús. Él dirá cuando
está predicando, invitando a la conversión junto al río Jordán y aparece Jesús
en la fila para hacerse bautizar: ‘Éste es el Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo’. Lo señaló a Jesús como aquel que se inmola por la salvación
del pueblo”.
En otro tramo de su mensaje invitó
a conocer “la figura de Juan, la misión y su ejemplo de vida, y le pidamos que
nos ayude, que interceda ante Dios Nuestro Señor, para que seamos verdaderos
creyentes, verdaderos discípulos misioneros, verdaderos testigos de la luz, que
es Jesús, como lo ha sido él”.
“Juan Bautista siempre hizo la
voluntad de Dios y se puso al servicio del plan salvífico de Dios que viene a
salvarnos por medio de su Hijo Jesucristo. Y Juan nos tiene que ayudar a que
también hagamos la misma tarea de anunciar y preparar el camino para que Jesús pueda
llegar al corazón de todos”, manifestó.
También pidió a San Pedro,
cuya imagen fue llevada en peregrinación desde Fiambalá, que “nos ayude a amar
a la Iglesia, que somos todos los bautizados; que las comunidades cristianas
sean ámbitos de acogida cordial, de respeto y ayuda mutua, de servicio. Que también
interceda para que seamos la Iglesia que siempre tiene puesta la mirada en Jesús,
que lo reconocer como su Salvador, Pastor y Eterno Sacerdote”.
Procesión
Finalizada la celebración
eucarística se llevó a cabo la procesión, que se detuvo en el hospital y el
hogar de ancianos, donde el Obispo bendijo a los enfermos, al personal de ambas
instituciones y a los abuelos residentes. También hizo lo propio en la sede de
la Comisaría.
En el atrio del templo, el
padre Martín Melo, párroco de esa comunidad, agradeció al Obispo y a todos los
presentes. Y antes de concluir los actos litúrgicos se procedió al arriamiento
de la Bandera por parte de las autoridades civiles.
Fotos y videos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat