Teniendo presente el lema de este año: “En la vejez no me abandones”, invita a acompañarlos y a rezar juntos por ellos.
Este domingo 28 de julio, la
Pastoral Familiar de la Diócesis de Catamarca, junto con toda la Iglesia,
celebrará la 4° Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, un
acontecimiento de gran valor para la vida de nuestras comunidades eclesiales y
para la sociedad toda.
La atención a los abuelos y a
los mayores no es sólo un deber de gratitud y afecto, sino una necesidad para
poder construir una sociedad más humana y fraterna.
El Papa Francisco propuso como
tema de esta Jornada 2024: “En la vejez no me abandones” (cf. Sal 71,9),
recordándonos la sentida súplica al Señor de no quedarnos solos en la vejez. A
menudo, en efecto, la soledad es la amarga compañera de la vida de los mayores,
debido a numerosas situaciones contingentes, como la emigración de los hijos o la
crisis de las familias, pero también debido a la mentalidad individualista y materialista
que hace percibir a los mayores como una carga.
Que en esta Jornada nos
esforcemos por vivir “un día sin soledad”, visitando a los mayores, haciéndolos
participar, escuchando sus historias y testimonios de fe. Y que esta
disposición del corazón se extienda a cada día del año.
Recemos juntos la Oración por
la 4º Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores
Señor,
Dios fiel,
Tú
que nos has creado a Tu imagen,
Tú
que nunca nos dejas solos
y
nos acompañas en cada estación de la vida,
no
nos abandones, cuida de nosotros y concédenos,
una
vez más descubrirnos como hijos tuyos.
Renueva
nuestros corazones con tu Palabra
y
no permitas que nadie sea descartado.
Que
tu Espíritu de amor nos configure con tu ternura
y
nos enseñe también a decir: «¡No te abandonaré!»
a
quienes encontremos en nuestro camino
Que
tu Hijo amado nos ayude
a
no perder el gusto por la fraternidad
y
a no aceptar el triste conformismo de la soledad.
Ayúdanos
a mirar el futuro con renovada esperanza
y
haz que la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores
sea
un día sin soledad, primicias de tu paz.
Amén.