siguenos en facebook Canal de youtube siguenos en facebook

25 junio 2025

Jubileo que convoca a obispos y sacerdotes

Al final del Evangelio según san Mateo leemos que, luego de la Resurrección del Señor y momentos antes de su Ascensión al Cielo, Jesús les dijo a los apóstoles: «Me ha sido dada toda autoridad en el Cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que Yo les he encomendado. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia». (Mt. 28, 18-20)

En cumplimiento de este mandato dado por el Señor, la Iglesia fue organizándose con la inspiración del Espíritu Santo. Así, se instituyeron, por ejemplo, las órdenes sagradas.

 

Orden episcopal

El miércoles 25 de junio tendrá lugar en Roma el Jubileo de los Obispos. Es una oportunidad especial para que los católicos reflexionemos sobre el ministerio de los obispos como pastores y sucesores de los apóstoles, que guían a la Iglesia, enseñan las verdades de la fe y trabajan por su unidad.

El orden episcopal es el grado más alto de las tres órdenes sagradas que, junto con el presbiterado y el diaconado, conforman el sacramento del Orden. La ordenación episcopal confiere al obispo la plenitud del sacramento, lo convierte en sucesor de los apóstoles y lo integra al Colegio Episcopal, una comunidad de obispos que comparten con el Papa la responsabilidad de gobernar, enseñar y santificar a la Iglesia. La ordenación episcopal atestigua la continuidad de la sucesión apostólica, es decir, la transmisión de la autoridad otorgada por Cristo a los apóstoles.

El obispo ordenado ejerce las funciones de enseñar, es decir, un magisterio; santificar, especialmente a través de los sacramentos, y de gobernar en su Diócesis, esa porción de la Iglesia a la que se la pone bajo su cuidado. Durante la ordenación, el obispo recibe los símbolos del oficio: la mitra, un distintivo de la dignidad episcopal; el anillo que simboliza el compromiso con la Iglesia; el báculo pastoral, símbolo de autoridad y cuidado, y el Libro de los Evangelios.

El Papa, como obispo de Roma y jefe del Colegio Episcopal, es el garante de la unidad y la comunión de la Iglesia. Todos los obispos, incluyendo los cardenales, están en comunión con él.

En la ceremonia litúrgica de ordenación episcopal un Obispo, delegado por el Papa, es el ordenador y suele haber coconsagrantes que participan en la imposición de manos y en la oración, dando inicio a la vida episcopal del nuevo prelado.

 

Orden presbiteral

Entre el miércoles 25 y el viernes 27 de junio será el Jubileo de los Sacerdotes, quienes son hombres ordenados que comparten el ministerio de Cristo a través de su predicación y administración de los sacramentos.

El sacerdocio ministerial, también llamado sacerdocio jerárquico, es un sacramento en la Iglesia Católica que confiere a ciertos hombres un carácter especial para actuar en nombre de Cristo como pastores, maestros y sacerdotes. Este sacerdocio, conferido a través de la ordenación, está al servicio del sacerdocio común de los fieles, ayudándolos a crecer en su propia fe y a realizar su vocación bautismal. Porque el sacerdocio ministerial no se opone al sacerdocio común de los fieles, sino que lo complementa y lo sirve. 

En la ordenación de presbíteros, la Iglesia ora: «Dios, todopoderoso y eterno [...] ya en la primera Alianza aumentaron los oficios, instituidos como signos sagrados. Cuando pusiste a Moisés y a Aarón al frente de tu pueblo, para gobernarlo y santificarlo, les elegiste colaboradores, subordinados en orden y dignidad, que les acompañaran y secundaran. Así en el desierto multiplicaste el espíritu de Moisés, comunicándolo a los setenta varones prudentes con los cuales gobernó fácilmente a tu pueblo [...] Así también hiciste partícipes a los hijos de Aarón de la abundante plenitud otorgada a su padre...».  Todas las prefiguraciones del sacerdocio de la Antigua Alianza encuentran su cumplimiento en Cristo Jesús, "único [...] mediador entre Dios y los hombres" (1 Tm 2,5).

En varias partes del Nuevo Testamento leemos que Cristo, sumo sacerdote y único mediador, ha hecho de la Iglesia un Reino de sacerdotes para su Dios y Padre. Toda la comunidad de los creyentes es, como tal, sacerdotal. Los fieles ejercen su sacerdocio bautismal a través de su participación, cada uno según su vocación propia, en la misión de Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey. Por los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación los fieles son "consagrados para ser [...] un sacerdocio santo" (LG 10).

“En el servicio eclesial del ministro ordenado, es Cristo mismo quien está presente a su Iglesia como Cabeza de su cuerpo, Pastor de su rebaño, Sumo Sacerdote del sacrificio redentor, Maestro de la Verdad. Es lo que la Iglesia expresa al decir que el sacerdote, en virtud del sacramento del Orden, actúa in persona Christi Capitis” (CIC 1548).

“Esta presencia de Cristo en el ministro no debe ser entendida como si éste estuviese exento de todas las flaquezas humanas, del afán de poder, de errores, es decir, del pecado. No todos los actos del ministro son garantizados de la misma manera por la fuerza del Espíritu Santo. Mientras que en los sacramentos esta garantía es dada de modo que ni siquiera el pecado del ministro puede impedir el fruto de la gracia, existen muchos otros actos en que la condición humana del ministro deja huellas que no son siempre el signo de la fidelidad al evangelio y que pueden dañar, por consiguiente, a la fecundidad apostólica de la Iglesia” (CIC 1550).

Por tanto, recemos por nuestro obispo Luis y por todos los sacerdotes de la Diócesis de Catamarca, para que sean santos y ayuden a ser santos a todos los miembros del Pueblo de Dios a ellos encomendados.

Imágenes: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat