Multitudinario cierre virtual del Año Mariano Nacional
En su alocución, el Obispo
Diocesano suplicó a la Madre: “Necesitamos tu coraje, tu valentía, tu audacia,
para decir siempre Sí a Dios y Sí a la vida”.
Desde las 17.00, con la animación a cargo del Área de Cultura del Espacio de Animación y Encuentro Virtual del Año Mariano Nacional y el Ministerio de Música Yanai, comenzó la transmisión por medios de comunicación y redes sociales, generada por el propio Santuario de la Virgen,a la que se fueron conectando discípulos-misioneros de
todos los puntos del país.
Entre cantos y oraciones, se
proyectaron videos de obispos argentinos que expresaron su devoción a la Virgen
del Valle y agradecieron a cuantos trabajaron intensamente en este Año Mariano
Nacional.
“La
intención principal de esta tarde de oración junto a usted, Madre, será para
pedir por el fin de esta pandemia, por el eterno descanso de las victimas del
Covid19, por las familias que sufren de cerca esta situación y para pedirte
luz, creatividad y caridad para solucionar las consecuencias espirituales,
físicas y económicas que dejará este flagelo inesperado que estamos viviendo”,
expresaron los guías al comienzo de este acto solemne.
“A lo largo de nuestro caminar rezaremos como Patria unida, como Pueblo con conciencia de fraternidad, como hijos de una misma Madre que desean y buscan una verdadera amistad social”, manifestaron los locutores.
El trono dorado,
recientemente restaurado, se encontraba en el Paseo de la Fe. A las 18.00 se
produjo el momento más esperado: el Obispo Diocesano Mons. Luis Urbanc portó la
Imagen de la Virgen desde el interior del templo hasta el atrio. Se la entregó
al rector del Santuario, Pbro. Gustavo Flores, quien puso la amada imagen en su
trono. Las campanas echaban a vuelo y los corazones latían a toda prisa por la
presencia de la Reina del Valle.
“¡Viva
la Virgen del Valle! ¡Viva la excelsa Virgen María! ¡Viva la Madre de la Iglesia!
¡Viva la Madre de Misericordia!”, aclamaban los guías,
mientras parecía escucharse la respuesta a los vivas desde cerca y desde lejos,
de los filiales hijos de la hermosa Madre.
Los que se encontraban frente al Santuario del Santísimo Sacramento y de Nuestra Señora del Valle - Catedral Basílica y los que seguían la transmisión desde sus hogares o lugares de trabajo, se dispusieron a rezar, cantar y celebrar a la Virgen del Valle en su imagen cuatro veces centenaria. Participaron de esta fiesta el Gobernador, Lic. Raúl Jalil; los intendentes de Capital y Fray Mamerto Esquiú, Dr. Gustavo Saadi y Dr. Guillermo Ferreyra, respetivamente; autoridades legislativas, judiciales y de las fuerzas de seguridad.
A continuación, pasaron
virtualmente imágenes de instituciones educativas, grupos de peregrinos del
interior provincial y de otras provincias, especialmente de Tucumán y de
Santiago del Estero, parroquias y comunidades de la Diócesis de Catamarca, de
Tucumán y de Chaco, movimientos e instituciones eclesiales y de todas las
regiones pastorales de la Argentina.
María
está pasando
“Entre las devociones con que el pueblo
cristiano honra a la Virgen María sobresale el Santo Rosario; es la principal
de las devociones mariana”s, expresaron los guías y
agregaron: “Difícilmente se puede
encontrar una síntesis más armónica de oración mental y vocal que el Rosario;
en él se ora con los labios, se medita con la mente y se ama con el corazón”.
Así, dio inicio el rezo del Santo Rosario con un canto penitencial y la meditación de los
misterios Gozosos.
Entonces comenzó el
recorrido alrededor de la plaza principal de Catamarca, con el que la Santísima
Madre hacía un recorrido por todas las calles del país y de otras latitudes,
llegaba a cada punto donde sus hijos la esperaban.
Junto al Obispo Diocesano marchó
un puñado de sacerdotes del clero diocesano, entre ellos el Vicario General,
Pbro. Julio Murúa, y el Rector del Santuario y Catedral Basílica, Pbro. Gustavo
Flores; de la comunidad franciscana y de Fasta, diácono y seminaristas.
Escoltaron la Sagrada Imagen, como cada año, la Guardia de Honor de la Virgen del Valle,
perteneciente a la División de Bomberos de la Policía de Catamarca, mientras, integrantes de la Brigada de Lucha contra Incendios Forestales, trabajadores de Defensa Civil y de la EC Sapem, llevaban el Trono con la Sagrada Imagen. A lo largo del recorrido fueron cambiando quienes realizaron este servicio, entre ellos Grupos Especiales de la Policía de la Provincia, miembros de Agrupaciones Gauchas y Guardianes de la Virgen.
Alrededor de la plaza,
misterio tras misterio del Santo Rosario, se sumaban las banderas de cada una
de las provincias argentinas,“como signo
de identidad y de que queremos ser una sociedad abierta que integra a todos”.
Así se fueron nombrando cada una de las provincias, en medio de vivas y cálidos
saludos.
El rezo del quinto misterio
Gozoso estuvo a cargo de jóvenes, en representación de sus pares, que este año
egresan del ciclo secundario. Las campanas volvían a repicar con júbilo, porque
regresaba la venerada imagen luego de su recorrido.
Fue en esos momentos en que ingresó la bandera de Catamarca, con la que se hizo presente a todos los catamarqueños que viven en su tierra o se encuentran esparcidos por el mundo entero y, en particular, estuvieron espiritualmente quienes trabajaron por el Año Mariano Nacional, “para que recen por ellos, para darles las gracias y para que Dios haga fructificar sus obras en beneficio de toda Argentina”, expresaron los guías.
Estuvo presente en la oración
de esta jornada especial, Fray Mamerto Esquiú, fraile santo y misionero hacia
cuya beatificación nos encaminamos, el 13 de marzo del próximo año. Y como él, dijeron:
«Desde su misma cuna, el pueblo de
Catamarca ha estado bajo la guarda de la Inmaculada Concepción, sensibilizada
en esta imagen sagrada, que lleva el dulce y hermoso nombre de Virgen del
Valle… Hoy, pues, que se trata de un acto tan importante de la vida de este
pueblo, os invito, señores, a que renovemos nuestro antiguo juramento de fe y
amor a la Virgen del Valle, a que invoquemos su protección y la confesemos
llena de gracia como es: Ave María...».
Invitados por el futuro Beato catamarqueño, todos rezaron el acto de Consagración a la Virgen del Valle.
La Procesión estaba llegando
a su fin. Fue el momento del repaso de lo vivido en este Año Mariano Nacional
que comenzó el 8 de diciembre de 2019. Un video permitió rememorar brevemente
este año, que tuvo en su centro un Espacio de Animación y Encuentro virtual, ya
que por el Covid 19 no pudo ser presencial. Esto permitió que se multipliquen
los participantes, se formen y se unan fraternalmente alrededor de la Madre.
Madre,
necesitamos tu valentía
A continuación, el Obispo Diocesano de Catamarca Mons. Luis Urbanc tuvo a su cargo la alocución final.
“Hoy, Madre Nuestra del Valle, venimos como tus hijos e hijas, para sellar el compromiso de proteger al inocente que no ha nacido, y también para rogar por las mamás que sufren en su cuerpo y en su espíritu”, comenzó expresando el prelado. Más adelante profundizó: “Tú conoces muy bien el dolor y la angustia de muchas mujeres.Frente a tu imagen Inmaculada, son muchas las que te confían el secreto más hondo de su corazón: el intenso sufrimiento vivido en algún momento de confusión, el pesar que no se va y el arrepentimiento sentido y profundo.Conoces a tantas que dudan en lo más íntimo de su ser y tienen miedo de enfrentar la vida, así como viene”.
“¡Qué
inmenso es tu Amor! ¡Madre querida, nunca rechazas a nadie!Constantemente estás
consolando, sanando, ayudando a cuidar la vida y acercando a toda mujer al
Padre Misericordioso, que siempre está dispuesto a perdonar, que siempre da una
nueva oportunidad.Te pedimos por cada mujer y por las que seguirán viniendo,
para que les regales esa misma fuerza que el Padre Dios te concedió para cuidar
a Su Hijo e Hijo tuyo, en todos los momentos y circunstancias de su vida”,
continuó meditando el Obispo. Entonces, imploró: “La Patria se debate en estos días entre la vida y la muerte, la luz y
la oscuridad, necesitamos tu coraje, tu valentía, tu audacia, para decir
siempre Sí a Dios y Sí a la vida.Ayúdanos a no caer en la tentación de la
mentira, la hipocresía, la tibieza, la corrupción y la indiferencia, dejando
así, a muchos, fuera del camino de la vida, primer derecho humano y base de los
demás”.
Después, Mons. Urbanc
consagró a la Virgen “nuestra amada Argentina”, a las familias, a las que están
gestando en su vientre una nueva vida humana, a los niños y niñas, a los
jóvenes, a los ancianos, para que sigan siendo fieles a su Hijo.
Hacia el final se refirió al Año de San José, declarado por el Papa Francisco, con ocasión de los 150 años de que fuera proclamado patrono de toda la Iglesia, que comenzó este 8 de diciembre y se extenderá hasta la misma fecha del 2021. “Su figura de santo esposo y padre, nos hace mucho bien. Tú sabes, como nadie, que él es el varón justo de la presencia diaria, discreta, fiel y silenciosa, pero su protagonismo no tiene punto de comparación en la historia de la salvación”, dijo Mons. Urbanc dirigiéndose a la Virgen, a quien por último dirigió la Salve acompañado de los presentes en el lugar y en los más diversos puntos del país y del mundo.
Luego el Obispo bendijo unas
réplicas de la imagen cuatro veces centenaria para entregarlas a las parroquias
de la Diócesis de Catamarca. Recibieron simbólicamente esta imagen
conmemorativa, en nombre de todas ellas algunos sacerdotes presentes.
Cierre del Año Mariano
Un momento muy emotivo fue
cuando se proyectó un video con el mensaje del Santo Padre, el Papa Francisco, por
el cierre del Año Mariano Nacional, que vivimos en este tiempo de pandemia… “Me uno a todos los fieles que hoy celebran
el fin de este Año Mariano Nacional. Rezo por ustedes y pido que recen por mí,
y no se olviden que María que es madre y discípula; es la Madre que nos trajo a
Jesús al mundo, y es discípula, la primera en pedir a Jesús y hacer lo que
Jesús dice. Que la figura de María, madre
y discípula, nos acompañe en nuestra vida diaria”, expresa el Sumo Pontífice
cerrando con su bendición.
Después, en un momento de honda devoción fue llevado el Santísimo Sacramento junto a la Madre del Valle.“Con paso de un Hermano que viene en los momentos importantes, entra Jesús Sacramentado, con la humildad del Amor, para bendecir a toda la Argentina que necesita tener puestos los ojos en Él y su Madre. Lo necesitamos”, dijeron los guías.
“Con todas las banderas de la Patria presentes, con todos los corazones esperanzados por un tiempo de paz y amistad social, cantemos el Himno Nacional Argentino”, invitaron luego. Tras lo cual se entonó el Himno de Catamarca recordando a su autor, el profesor Gerván Varela que este año partió a la Casa del Padre. Ambos Himnos fueron interpretados por la Banda de Música de la Policía de la Provincia.
El “¡Viva la Patria!” unió
en una sola voz a todos cuantos participaban de la Solemne Procesión allí o
virtualmente. En un respetuoso silencio se vivió la ceremonia de arriamiento de
la Bandera Nacional.
Seguidamente, Mons. Urbanc
impartió la bendición papal con la que cerró oficialmente el Año Mariano
Nacional. Entonces, mientras se escuchaba “Hijos, hagan todo lo que Él les
diga, siempre”, ingresaba al templo el Santísimo Sacramento y se lo vivaba: “Viva
Jesucristo, Señor de la Historia”.
Con el repique de las
campanas, el canto “Adiós Reina del Cielo”, los pañuelos en alto, las lágrimas
en los rostros y la alegría de saber que Ella continúa caminando junto a sus
hijos, la Sagrada Imagen fue transportada hacia su trono permanente en el
Camarín.