“En este momento duro e incierto, el aborto es un golpe a la esperanza”
Catamarca se unió a la
plegaria de todo el país por el cuidado de toda vida por nacer. En esta
jornada, el Obispo también dio gracias a Dios por los 13 años de servicio
episcopal en la Diócesis de Catamarca.
El domingo 27 de diciembre, día en que la Iglesia celebra a la Sagrada Familia de Nazaret, se celebraron Misas en las catedrales y parroquias de todo el país, rogando especialmente por el cuidado de toda vida por nacer.
Catamarca se unió a esta
intención en las Eucaristías que se celebraron durante toda la jornada. En la Catedral
Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle, el Obispo Diocesano, Mons.
Luis Urbanc, presidió la Santa Misa de las 21.00, en la que también dio gracias a Dios, a los pies de
la Madre Morena, por los 13 años de servicio episcopal en la Diócesis local.
En el inicio de su homilía, Mons. Urbanc se refirió a la familia en el contexto actual, indicando que “no es fácil hablar hoy sobre la ‘familia’, con tantas susceptibilidades, tantos modelos diferentes, tantas experiencias distintas, y, por cierto, no todas positivas. Con todo sabemos que ‘donde hay caridad y amor allí está Dios’. Y si le ponemos por delante el adjetivo ‘sagrada’, aún es más difícil. Salvo días como hoy, es poco frecuente que se predique sobre la familia y el matrimonio, y tantos aspectos que forman parte de ella. Sin embargo, la realidad familiar, sea la que sea, forma parte de la experiencia de todos y cada uno de los seres humanos, y también de los creyentes”.
Luego profundizó en la realidad familiar y los vínculos entre sus miembros a la luz de la Palabra de Dios escuchada expresando, entre otros conceptos, que “la ‘familia’ tiene que salir de sí misma para poner ‘calor de hogar’ en este mundo tan poco hogareño”… y los cristianos “estamos llamados a multiplicar los padres, las madres, los hermanos, los abuelos en el entorno cristiano y social. Se trata de extender los vínculos del amor y todas esas cosas que forman parte de la convivencia familiar: el diálogo, la acogida, el perdón, el servicio, los detalles, el sacrificio, etc., dentro y fuera de casa”.
En otro punto afirmó que “podemos considerar y llamar ‘sagrada’ a una familia cuando está consagrada a Dios, cuando en ella está muy presente Dios, cuando contamos con Él en los problemas y decisiones de cada día. La oración, la escucha de la Palabra, el diálogo buscando juntos la voluntad de Dios es algo indispensable en toda familia que quiera llamarse cristiana, y, sobre todo, el perdón mutuo”. Y reflexionó que “probablemente los pastores de la Iglesia no hemos puesto muchas energías en enseñar y acompañar todo esto. Pero también es cierto que no pocas familias consideran que basta con estar juntos, vivir bajo el mismo techo, y comer de la misma mesa; y, juntos, ¡cuando se pueda!”. En este
sentido rescató el valor de “los grupos de matrimonios que reflexionan, comparten y aprenden juntos a partir de sus experiencias”, enfatizando la necesidad de “potenciar los pequeños grupos matrimoniales y familiares”.
“Los
padres tienen una tarea sagrada”
Siguiendo con el desarrollo de
su mensaje manifestó que “los padres tienen encomendada una ‘tarea sagrada’:
ayudar a los hijos a que conozcan, amen, vivan en Dios y lo sirvan. Los hijos
tienen que crecer y robustecerse, como acabamos de escuchar en el Evangelio,
pero también ‘en sabiduría y en gracia’. Esta ‘sabiduría’ de la que habla la
Escritura se refiere a la sabiduría de aprender de la vida y aprender a
enfrentarse personalmente con las dificultades y retos que va planteando la
vida. Una sabiduría existencial”.
Luego señaló que “los cristianos (como personas, como comunidades y como Iglesia) tenemos que apoyar a las familias, sea cual sea el modelo que elijan, dar comprensión cuando aparezcan las dificultades, abrir caminos, acoger, y hacer menos juicios e imposiciones. Tomarnos todos mucho más en serio esto de ‘construir’ familia, y también la gran Familia de la Iglesia".
También compartió un texto
de san Pablo VI pronunciado en la Basílica de la Anunciación, en Nazaret, lugar
del nacimiento del Hijo de Dios, en el que dice que “Nazaret es la escuela
donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es la escuela donde se inicia el
conocimiento de su Evangelio. Aquí aprendemos a observar, a escuchar, a
meditar, a penetrar en el sentido profundo y misterioso de esta sencilla,
humilde y encantadora manifestación del Hijo de Dios entre los hombres”. En este
rico texto habla de las enseñanzas de “la lección de Nazaret”, como el
silencio, la vida familiar y el trabajo.
Pedido por la vida del niño por nacer y de su madre
En otro tramo de su predicación, invitó a que “pidamos con mucha fe a la Sagrada Familia de Nazaret por nuestra Patria sobre la que se ciernen graves amenazas contra la vida de los niños en su etapa de gestación. Pidamos que Dios ilumine las mentes y encienda el fuego de su amor en los corazones de nuestros senadores nacionales para que voten a favor de la vida, a favor de la vida del niño y de la madre que lo engendró y está gestando, a favor de la inclusión de todos en la mesa de la vida. Que no tengamos que ser una nación más que descarta a los no deseados. Esto no nos honraría, todo lo contrario, seríamos dignos de la mayor de las repulsas”.
Asimismo, apuntó que “para
quienes esperamos empezar un año mejor, la agenda legislativa del Congreso de
la Nación no nos trae esperanzas. Hay miles de cuestiones sanitarias y sociales
a resolver, que requieren toda nuestra atención: crear fuentes de trabajo,
educación seria e integral, rehacer los vínculos, salud para todos, desde la
vacunación hasta la cantidad de personas muy enfermas que este año no han
recibido adecuada atención médica, mujeres que sufren violencia o no tienen un
trabajo digno, etc. Pero lo que nos están ofreciendo en este momento duro e
incierto es el aborto, y eso es un golpe a la esperanza, que no le traerá
ningún bien a los argentinos, todo lo contrario más exclusión, más grieta, más
pobreza”.
Finalmente rogó “que la
Sagrada Familia de Nazaret nos ayude a enfrentar tantos males que nos acechan
por doquier, poniendo nuestra confianza sólo en Dios, como ella supo hacerlo”.
La celebración eucarística fue transmitida con lenguaje
de señas a través de las redes sociales de la Catedral y del Obispado.