“Que la Virgen del Valle nos ayude a renovar la tarea educativa”
El miércoles 2 de diciembre, en el cuarto día del novenario en honor de Nuestra Señora del Valle, durante la misa de 21.00, presidida por el Obispo Diocesano de Catamarca Mons. Luis Urbanc, rindieron homenaje a la Santísima Virgen quienes trabajan en el ámbito de la Educación. Concelebraron la Eucaristía sacerdotes del clero diocesano, entre ellos el Vicario Episcopal para la Educación, Pbro. Lic. Oscar Tapia.
Participaron la Ministra de
Educación de la Provincia, Dra. Andrea Centurión, y la Directora de Enseñanza
Privada, Prof. Claudia Madina, quienes acercaron los dones del pan y del vino.
Como viene haciendo desde el comienzo de las festividades, Mons. Urbanc comenzó su homilía con una frase de la oración del Año Mariano: «Tú que al pie de la cruz te mantuviste firme, y viviste el alegre consuelo de la resurrección, enséñanos a ser fuertes en las dificultades y a caminar como resucitados», para destacar a continuación que “reconocemos la fortaleza de la Virgen en todas las dificultades de la vida, sobre todo, junto a la cruz de su Hijo. También nosotros tenemos nuestra cruz, pesada, pero llevadera con la ayuda de la Gracia de Dios y si en ella vemos la Cruz redentora de Jesús”. Agregó que en dicha oración “proclamamos la victoria de la Resurrección, hecho que ilumina y modifica cualquier situación de agobio, oscuridad, dolor, desánimo y muerte…” y remarcó que “le pedimos a la Virgen que nos ayude a ser fuertes en las circunstancias adversas y en los imponderables de la vida terrena…”.
Al dirigir su mensaje a los
alumbrantes de la misa, el Obispo indicó que “a los educadores, el Papa
Francisco los invita a no perder la capacidad de escucha, a salir de ustedes
mismos para ir al encuentro de otro. El rol pedagógico está orientado a
cultivar la fraternidad, el diálogo y la construcción de una ciudadanía global
a través de la educación, afianzando los valores de la solidaridad y la
espiritualidad, y ofreciendo un servicio especial a los más desfavorecidos,
débiles y frágiles de la sociedad. Una educación que promueva el valor del amor
al vecino, al prójimo, para una sana integración universal”.
Luego de otras consideraciones respecto de la misión de los docentes, pidió: “Roguemos a la Virgen del Valle que nos ayude a renovar la tarea educativa de modo que, cada establecimiento educativo sea una verdadera palestra de promoción humana, sin excluidos de ningún tipo”.
Respecto de las lecturas
proclamadas en la celebración, Mons. Urbanc consideró que “la Palabra y la
tradición bíblica tienen claro que de lo más parecido al Reino de Dios y al
encuentro final con Él es un banquete” para recordar luego las reuniones que
solían hacerse entre amigos, compañeros de trabajo y otros grupos para despedir
el año que por las disposiciones sanitarias no pueden realizarse. “Me imagino
que Jesús, hoy, nos está mirando con compasión porque llevamos muchos meses sin
banquetes, sin poder abrazarnos, sin bailar juntos, sin visitar a los abuelos
con calma, sin organizar encuentros familiares, sin viajar para estar con
amigos, etc. Y Jesús no quiere despedirnos en ayunas, no sea que desfallezcamos
por el camino”, agregando “¿Cuántos panes tienen?, ¿qué tienes que pueda servir
para hacer más llevadero este tiempo de dolor en toda la humanidad?” para
exhortar a continuación: “Hermanos, ¡es tiempo de compartir, ocasión propicia
para inventar nuevos modos de sentiros acompañados y alimentados unos por
otros!”
Hacia el final de su
predicación, Mons. Urbanc pidió a la Madre: “Ayúdanos a levantar la mirada
hacia Dios para encontrar en Él lo que precisamos para ser mejores
discípulos-misioneros de Jesús. Fortalece a todos nuestros educadores y
educandos para que se aboquen de lleno a forjar un mundo sin fronteras en donde
nos sepamos y sintamos hermanos los unos de los otros, haciendo realidad la
civilización del amor y la paz”.
En el cierre rogó: “Escucha
benigna el clamor de todos esos niños que están gestándose en los vientres de
numerosas madres angustiadas por diversas causas, para que tengan la ayuda
necesaria, y lleven adelante sus embarazos, asumiéndolos como una bendición de
Dios para ellas, sus hijos y toda la humanidad. Consigue la Gracia que
necesitan nuestros legisladores para que sanciones leyes que defiendan toda
vida humana desde su concepción”.