Durante la fresca y ventosa mañana de este domingo 11 de mayo, se llevó a cabo el cierre de los actos litúrgicos con motivo del 199º aniversario del natalicio del Beato Mamerto Esquiú, en la explanada del histórico templo de San José de Piedra Blanca, la tierra que lo vio nacer y crecer.
Providencialmente, la fiesta coincidió
con el día del Buen Pastor y la celebración de la Jornada Mundial de Oración
por las Vocaciones, en el marco del Año Jubilar que transita la Iglesia en todo
el mundo.
A tono con este tiempo
especial de gracia y conversión, el lema elegido fue “Peregrinos de esperanza”
y el tema de reflexión versó sobre “El Beato Esquiú, pastor y peregrino,
testimonio de santidad”.
En esta misma jornada, se
realizó la peregrinación jubilar de las parroquias que integran el Decanato
Centro, cuyos feligreses celebraron al Beato Esquiú y atravesaron la Puerta
Santa para recibir las indulgencias plenarias.
La Santa Misa fue presidida
por el P. Juan Olmos, párroco de Nuestra Señora de la Merced (Villa Dolores,
Valle Viejo), y concelebrada por los párrocos de San José (Piedra Blanca, Fray
Mamerto Esquiú), P. Carlos Robledo; San Isidro Labrador (Valle Viejo), P.
Javier Grosso; Nuestra Señora de Luján (Chumbicha, Capayán), P. Domingo Chaves;
Santa Ana y San Joaquín (Miraflores, Capayán), P. Eduardo Navarro; Nuestra
Señora de la Candelaria (La Merced, Paclín), P. Martín Brizuela; Nuestra Señora
del Rosario (La Puerta, Ambato), P. Rogelio Suárez; los sacerdotes franciscanos
Fr. Julio Bunader y Fr. Jorge Luis Lezcano; y el párroco de Villa Cura Brochero,
P. Luis Zalazar, quien llegó desde Córdoba junto con un grupo de peregrinos.
Participaron ceremonia litúrgica
el vicegobernador, Ing. Rubén Dusso, entre otros integrantes del gabinete
provincial; la intendenta de Fray Mamerto Esquiú, Prof. Alejandra Benavidez; el
senador departamental Dr. Guillermo Ferreyra; autoridades y miembros del
Concejo Deliberante, autoridades de las fuerzas de seguridad, entre otras, gauchos,
peregrinos y fieles en general.
Durante esta Eucaristía se
pidió de manera especial por el Papa León XIV, para que Dios bendiga su
pontificado, y se tuvo presente a nuestro obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč,
quien no pudo estar presente como en ocasiones anteriores, debido a problemas
de salud.
En su homilía, Fr. Julio
Bunader destacó que “estamos celebrando el Domingo del Buen Pastor, Domingo de
Pascua, donde Jesucristo es el Señor de nuestra historia, el Buen Pastor. Y en
este día celebramos el nacimiento del Beato Mamerto Esquiú y Medina. En este
lugar se unen estos dos acontecimientos”. Por ello, invitó a “rezar por las
vocaciones, no solamente a la vida sacerdotal y consagrada. La vida en la
Iglesia es una vocación a la vida cristiana, y tenemos que pedirle al Señor
como gracia y don para hoy y para todos los pueblos y naciones. El Señor sigue
animándonos y ayudándonos a rezar, a tener confianza en que Él da hermanos y
hermanas que quieran vivir el Evangelio de Jesucristo como vocación de vida y
de misión. Tanto en la vida sacerdotal, la vida religiosa, consagrada masculina
y femenina, en la vida del matrimonio, en la vida de tantos que dan la vida en
la misión por el Evangelio”.
“El Señor es quien guía las
vocaciones y llama a esta vocación. Y en este contexto creo que nos viene muy
bien recordar el Evangelio de hoy: ‘Las ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco,
y ellas me siguen’. Escuchar la voz del Señor, dejar un espacio en nuestro
tiempo, en nuestro cotidiano vivir para hacer silencio del ritmo ordinario, para
escuchar, para escucharnos y para escuchar a Dios, hacer silencio. Es el
silencio que habla desde el silencio del Señor en lo más profundo de nuestro
corazón”, afirmó.
La
importancia del contexto familiar
Más adelante explicó que hizo alusión
a esta realidad vocacional “porque aquí nació, en una casita muy pequeña,
insignificante, pobre y humilde, un niño, hace casi 200 años, en un contexto
que favoreció su vocación. Porque no es solamente que nacemos de casualidad y
nuestra vocación nace espontáneamente. El mismo Beato Fray Mamerto, cuando
tenía 32 años, dijo de su niñez: ‘Seis éramos los hijos venturosos de estos
padres tiernos, María de las Nieves Medina y Santiago Esquiú, que sin bienes de
fortuna, y en el humilde estado de labradores, trabajadores, éramos felicísimos
en la tranquilidad de las virtudes, y en las dulzuras de una vida dedicada
exclusivamente a la familia y a Dios’”.
“Así -continuó- es el contexto
donde nació y creció el Beato Mamerto Esquiú, en una familia, humilde, trabajadora,
llena de virtudes. Una familia donde Dios estaba presente, al igual que el
espíritu franciscano, porque su madre era de la Orden Franciscana Seglar.
También transmitieron el Evangelio de Jesucristo en la vida cotidiana con las
virtudes. Ellos vivieron humildemente en un lugar y en un contexto que tendríamos
que rescatar”.
“No es espontánea la vocación
de un hombre, ni tampoco el crecimiento en las virtudes y en la opción de vida,
el contexto familiar, social y cultural también favorecen. Y nos lo dice el Evangelio
de hoy en esta celebración del Buen Pastor, que llamó a un niño nacido en esta
tierra, tierra bendecida, que tuvo la capacidad de generar varios obispos. Pudo
engendrar en este contexto a Luis Gabriel Segura, primer obispo de Paraná;
Buenaventura Rizo Patrón, obispo de Salta; presbítero Pedro Alejandrino,
constituyente, que en la sociedad actuó en la política; Victoriano Toloza,
constituyente y gobernador interino de Catamarca; en ese contexto nació Fray
Mamerto Esquiú. Ese contexto es de virtudes evangélicas, de la vida de una
familia que creció al amparo de Jesús, que quiso vivir y transmitir de
generación en generación los valores evangélicos, cristianos y humanos”.
Finalmente, rogó “que el Señor
nos ayude a vivir primero en la escucha confiada de su palabra, a conocerlo y
vivir unidos a Él, a que su palabra nos interpele y nos dé la certeza de que
nada ni nadie nos va a hacer mal, Él es el señor que triunfa en la Pascua”.
“Que el Señor nos ayude a crear
contextos favorables donde crezcan las nuevas generaciones, como lo hizo
Mamerto Esquiú en esta humilde casa, en este humilde lugar, para que conociendo
a Jesús lo sigamos, y siguiéndolo con la vida y la experiencia podamos
transmitir los valores evangélicos. Y que el Beato Mamerto Esquiú pueda
interceder para que nuestras vidas sean vividas en Cristo Jesús como plenitud del
hombre llamado a ser protagonista de una nueva sociedad, para ser portadores del
Evangelio y de esperanza a las nuevas generaciones, pero más que nada en nuestro
tiempo que necesita de hombres y mujeres que creyendo en el Evangelio lo
anuncien con la vida”.
Peregrinos
de Villa Cura Brochero
Antes de la bendición final,
el párroco anfitrión, P. Carlos Robledo, agradeció a quienes colaboraron con la
realización de esta fiesta de la fe, y a los hermanos de las parroquias del
Decanato Centro que peregrinaron hasta la Puerta Santa de la sede parroquial de
San José en Piedra Blanca. Y anunció la presencia del párroco de la Villa Cura
Brochero, quien trajo las reliquias de San José Gabriel del Rosario Brochero,
que estuvieron expuestas desde el pasado viernes en Piedra Blanca.
Por su parte. el párroco de la
Villa Cura Brochero, P. Luis Zalazar, saludó a los presentes y comentó que
junto con miembros de la agrupación de gaucha del santuario peregrinaron hasta
Piedra Blanca para participar de la fiesta del Beato Mamerto Esquiú.
Además, le hizo entrega al P.
Robledo de un poncho que estuvo en contacto con las reliquias, los restos del Santo
Cura Brochero en la urna que tienen en el Santuario, “para que en esta
parroquia de Piedra Blanca lleven la bendición a los enfermos, para cubrir con
el poncho, que es el abrigo de la fe ante las intemperies de la vida”. También
el cuadro con la firma de quienes integran la agrupación gaucha, estampas, entre
otros elementos.
Procesión
Luego de la bendición final,
se realizó la procesión con la imagen del Beato Mamerto Esquiú, precedida por
la Cruz procesional, las reliquias del Santo Cura Brochero, sacerdotes,
autoridades presentes, peregrinos y fieles en general.
La alegre caminata se desplazó
alrededor de la plaza de Piedra Blanca, entre cantos y reflexiones, llegando a la
Casa Natal donde la imagen del Beato Esquiú fue recibida con los sones de la
Banda de Música de la Policía de la Provincia, tomando ubicación para el
desfile en honor.
De esta manera se culminó el
programa por el 199º aniversario del natalicio de nuestro querido Beato Mamerto
Esquiú, con el deseo de que su ejemplo de testimonio y santidad fructifique en
nosotros y nos anime a imitarlo en sus virtudes evangélicas, especialmente en
el servicio de la caridad hacia los más necesitados.
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Fotos y videos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat