Camino a la Beatificación

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25 noviembre 2017

¡La Madre Catalina ya es beata!

“Concedemos la facultad de que la venerable Sierva de Dios Catalina de María, ejemplo ardiente del amor de Cristo y del servicio a los hermanos más necesitados, sea llamada beata de ahora en adelante”, leyó el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y enviado papal, cardenal Ángelo Amato, en la celebración que se está llevando a cabo en el centro de la ciudad de Córdoba.
La Madre Catalina de María Rodríguez ya es beata. La argentina, fundadora de las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, fue beatificada esta mañana ante las 20.000 personas presentes en la celebración presidida por el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y enviado papal, cardenal Ángelo Amato, en el centro de la ciudad de Córdoba.
“Concedemos la facultad de que la venerable Sierva de Dios Catalina de María -en el mundo conocida como Josefa Saturnina Rodríguez- ejemplo ardiente del amor de Cristo y del servicio a los hermanos más necesitados, sea llamada beata de ahora en adelante”, leyó el purpurado el decreto en italiano firmado por el papa Francisco, que luego fue traducido a los presentes por monseñor Ricardo Araya, obispo de Cruz del Eje, donde el santo Cura Brochero vivió su ministerio y compartió la misión con la Madre Catalina.
A las 10.28 una gigantografía con la imagen de la nueva beata argentina fue desplegada al costado del altar y, en medio de vítores y aplausos de la multitud presente, se acercaron al altar las reliquias de la Madre Catalina. El relicario se confeccionó con una forma semejante a una custodia porque la beata Madre Catalina era Cristocéntrica, amante de la Eucaristía, y fue llevado por la hermana María Silvia Fiorentino ECJ, madre general de las Esclavas del Corazón de Jesús; la hermana Marita Barrionuevo ECJ y Emma Paulinelli, vicepostuladoras de la causa de beatificación; el hermano José Molina SJ, médico perito del milagro; Eugenia Valdéz, hija de Sofía Acosta, que recibió el milagro de la Madre Catalina y el presbítero Santos Moyano, sobrino tataranieto de la nueva beata.
El cardenal Amato indicó, además, que el Papa estableció que la memoria litúrgica de la Madre Catalina sea el 27 de noviembre “en los lugares y según los modos establecidos por el derecho”.
El arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez, agradeció al cardenal y al Santo Padre “en nombre de cuántos celebramos esta fiesta de la fe, el don de Catalina de María Rodríguez, beata”.

50.000 hostias y copones africanos
Para la distribución de la comunión en la misa se utilizó un centenar de copones, 40 elaborados por artesanos de Benín, África, donde está presente la congregación. El resto de los copones, que se usan en las celebraciones masivas, fueron puestos a disposición por la arquidiócesis de Córdoba. Además, fueron consagradas 50.000 hostias donadas por la comunidad de Santiago del Estero y por la diócesis de Río Gallegos, y 8.5 litros de vino mendocino.
El cáliz y copón dorado utilizados por el cardenal Amato y el arzobispo cordobés fueron traídos desde Mendoza y la restauración estuvo a cargo de familiares de la Madre Catalina. Ambos tienen la aplicación de la medalla del Sagrado Corazón de Jesús que las Hermanas Esclavas usan actualmente con el grabado “Beatificación Catalina de María 25 de Noviembre 2017”.

Palabras de agradecimiento de Mons. Ñáñez
Al final de la celebración, el prelado cordobés agradeció a los que colaboraron con la beatificación, al papa Francisco, al cardenal Amato, a los cardenales Estanislao Karlic y Luis Héctor Villalba; a los obispos y autoridades presentes y a los miles de fieles que asistieron.
También hizo mención de la presencia de la vicepresidente de la Nación, licenciada Gabriela Michetti, y del Secretario de Culto de la Nación, Santiago de Estrada. Estaban también la coordinadora general de Asuntos de Culto, Claudia Russo Bernagozzi, y el director nacional de Culto Católico, Luis Saguier Fonrouge, entre otros funcionarios nacionales y provinciales.
El arzobispo destacó este histórico acontecimiento como “un don que hace resonar fuertemente en nuestro corazón el llamado a la santidad que el mismo Dios nos hizo el día de nuestro bautismo”, manifestó el arzobispo.
Recordó también, “a todos nuestros hermanos en la fe que desde diferentes latitudes se han sumado a este acontecimiento: a los que han venido desde la Madre Patria, España, desde Benín en el África, desde la hermana república de Chile y desde la lejana isla de Pascua, a todos los compatriotas miembros de las distintas iglesias locales hermanas de la Argentina. ¡Muchas gracias por su presencia y su fraternal compañía!”.
“La beata Catalina de María Rodríguez –continuó el arzobispo- intercede generosa e incansablemente por todos nosotros y nos desafía a todos, especialmente a sus hijas las Hermanas Esclavas, a seguir sus huellas sin reparar en las dificultades, sino confiando en el amor misericordioso de Dios que se nos muestra en el Corazón adorable de su Hijo y nos mueve a servir a nuestros hermanos, especialmente los más frágiles y los más alejados”.
“Animados por el testimonio del incansable apóstol de Jesús, ‘lancémonos hacia adelante, hacia la meta, hacia el galardón de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús’, allí donde llegó la Madre Catalina de María”, concluyó.
La hermana María Silvia Fiorentino ECJ agradeció a monseñor Ñáñez en nombre de toda la congregación y de la arquidiócesis, “no solo por su inestimable ayuda en esta beatificación sino por su cercanía y afecto durante todos estos días”. Y presentó un bastón hecho por la comunidad Rapanui. “Hago solemne entrega de este bastón porque a Él le entregamos nuestras vidas como Esclavas del Corazón de Jesús. El bastón solo es un símbolo, el que lo recibe debe servir y hacerse el más pequeño y, si es necesario, dar la vida como Jesús la dio por nosotros”, manifestó colocándolo a los pies de la Virgen María.

Mensaje del papa Francisco
“En este día de la beatificación –leyó la hermana Fiorentino- quiero hacerle llegar mi sentimiento de alegría y la seguridad de mi cercanía en la oración. Agradezco a todas las hermanas el bien que han hecho”. “Si miro atrás también veo mujeres entregadas que lo dejaron todo en el seguimiento de Jesús”, aseguró y pidió: “No se olviden de rezar por mí”.

Envío misionero
Para finalizar la celebración, el cardenal Ángelo Amato realizó un envío misionero a quienes “comparten la misión de amar y reparar” de las Hermana Esclavas en diversas comunidades como las de la Isla de Pascua, la de la Comunidad Wichi y la de Benín, cada una con su particular carisma.

Fuente: AICA