Durante una ceremonia
concretada el viernes 28 de marzo, en el Altar Mayor de la Catedral Basílica de
Nuestra Señora del Valle, el Obispo Diocesano, Mons, Luis Urbanc, ordenó
diáconos a los jóvenes Juan de Dios Gutiérrez, Martín Melo González y Diego
Manzaráz, en el paso previo a su consagración sacerdotal.
La Santa Misa fue
concelebrada por sacerdotes del clero local y de la Arquidiócesis de Tucumán, y
participaron seminaristas y una gran cantidad de fieles de Capital y el
interior de Catamarca, quienes se congregaron para acompañar a los jóvenes que
se ganaron el cariño de las comunidades por el servicio que vienen prestando en
las parroquias de los departamentos Belén y Capayán.
En su homilía el Obispo
recordó la oración que Cristo hizo por ellos en la oración colecta, “Cristo
mismo pide para ustedes tres cosas, que cada uno de ustedes sea disponible en
la entrega, que sean mansos en el servicio y que sean perseverantes en la oración”,
y dirigiéndose a los feligreses presentes les pidió de corazón que “recen por
estos hermanos diáconos, con perseverancia como nos pide Jesús, para que sean
mansos y disponibles para el servicio. Este es el poder de la Iglesia, lo que
necesita para ser querible y creíble en el mundo. Este servicio se inspira en
el orden de lo que nos pide el Papa Francisco cuando dice: ‘Vayan a las
periferias, vayan a donde sufre la gente, donde sufren los enfermos, los
pobres, los marginados’. Este tiene que ser el estilo de vida ustedes”.
Con relación a las lecturas
que se escucharon, el Pastor Diocesano rescató que la Iglesia
naciente ha
discernido la necesidad de elegir servidores para los más marginados y
excluidos de la sociedad, que eran las viudas, los huérfanos y los pobres, y
agregó que “hoy tenemos viudas con hombres vivos que no las acompañan en el
cuidado de los hijos, y huérfanos de padres vivos. La comunidad ha discernido
elegir a hombres de probada virtud, que vivan la fe y sean testigos del amor.
Los vamos a dedicar al ministerio de anunciar el Reino y la atención de
necesidades puntuales de la Iglesia, eso parte de las palabras que hemos
escuchado”.
“Queridos Juan de Dios,
Diego y Martín –dijo- llévense esto al corazón, ustedes son diáconos en camino
al presbiterado, pero sean diáconos toda la vida, sean servidores como Cristo
es servidor, sirvan a todos, no excluyan a nadie de su corazón. Recen por el Pueblo de Dios, por aquellos que no rezan,
por los que se confían a su oración y verán que Jesús, que es servidor del
Padre, les va colmar todas las expectativas que ustedes tienen. Mírenlo a
Jesús, síganlo a Jesús e imítenlo a Jesús”, manifestó Mons. Urbanc.
A continuación, en el rito
de la ordenación diaconal, con el signo de la Imposición de las manos, el
Obispo les transmitió la fuerza del Espíritu Santo para su vida y el ministerio
en la Iglesia. Posteriormente, los nuevos diáconos fueron revestidos con los
ornamentos propios y signos visibles de su consagración al servicio del Señor y
de los hermanos.
Finalizada la celebración,
los asistentes saludaron a los flamantes diáconos y los agasajaron con una cena
fraterna en las instalaciones del Seminario Diocesano, donde agradecieron a
Dios, a sus familiares y amigos, al clero diocesano, a los religiosos, a sus
compañeros seminaristas, a sus parroquias de origen y a todos los feligreses de
las comunidades donde les ha tocado compartir la vida de servicio.