Esta mañana se llevaron los
actos en honor a San Juan Bautista, Patrono del principal nosocomio de la ciudad
capital. El programa comenzó con el izamiento de la Bandera a cargo de las
autoridades presentes, en el mástil ubicado en el ingreso al edificio.
Posteriormente, los
presentes se trasladaron hasta el Salón Auditórium donde el Obispo Diocesano,
Mons. Luis Urbanc, presidió la Santa Misa concelebrada por el Capellán del
Hospital San Juan Bautista y responsable de la Pastoral de la Salud, Pbro.
Antonio Bulacio.
En su homilía, Mons. Urbanc destacó
la figura de San Juan Bautista como
precursor de Jesucristo, expresando que “Jesús ha sido preanunciado por
Juan Bautista y cada uno de los que trabajan en este hospital tiene que hacer
lo que hizo Juan Bautista, ser aquel que anuncia la salud. Por eso es importante
la figura de Juan, el que nos prepara para encontrarnos con Jesús. El ha venido
a preparar para Cristo un pueblo bien dispuesto. Qué hermoso es que cada uno de
ustedes pueda ser aquel que prepara la obra de Jesús, porque no crean que es
uno el que cura a alguien, el que obra siempre es Dios. Por eso tenemos que
tener la humildad de
San Juan Bautista. Uno pone lo poco que tiene al servicio
del Señor, porque el que cura, el que sana, el que salva es Dios. Qué
importante cuando la criatura es lo suficientemente humilde para reconocer esto,
porque Dios puede obrar maravillas. Dios solamente puede obrar con los
humildes, con el soberbio, con el altanero, con el autosuficiente, no”.
“Qué hermoso que lo podamos
honrar y que él desde el cielo, como buen hermano que es, nos pueda ayudar a
poder poner las cosas en su lugar, y yo me tengo que poner en el lugar que me
corresponde, en el lugar que Dios quiere que esté. Y si cada uno ocupa su
lugar, Dios perfectamente puede hacer las maravillas que Él quiere por medio
nuestro”, enfatizó.
Finalmente, pidió a San Juan
Bautista que “renueve en todos nosotros, este vivo deseo de ser como él. Y qué
linda frase que tiene: ‘Es necesario que yo disminuya para que Dios crezca’”.
Culminada la celebración eucarística,
el Obispo procedió a la bendición de distintas áreas del nosocomio y la placa
colocada en el ingreso a la sala de terapia intensiva, que lleva el nombre de
Dr. Gustavo Pinetta.