Declaración final
Tema: “La problemática de la drogadicción en el NOA.
Prevención, rehabilitación y aspecto legal”
Del 30 de octubre al 1 de
noviembre de 2015 se desarrollaron el XIX Encuentro de Pastoral Social y el I
Congreso de Pastoral Social del NOA, convocados por los Obispos de la región;
se reflexionó sobre “La problemática de la drogadicción en el NOA. Prevención,
rehabilitación y aspecto legal”. La temática fue establecida por los Obispos
del NOA en su reunión anual de marzo de este año, como consecuencia de la
preocupación de los Pastores de la Iglesia Católica por el evidente crecimiento
del problema de la droga en todo el país y en particular, en la región NOA.
Poco después, la Conferencia Episcopal Argentina publicó un documento en el
mismo sentido.
Para el Congreso se convocó,
además de las Comisiones Diocesanas de Pastoral Social, a las Comisiones de Pastoral
de Adicciones, ONG dedicadas a desarrollar diferentes servicios respecto de la
atención de adictos y también al gobierno de la Provincia de Salta.
Del encuentro participaron Mons.
Mario Cargnello, Arzobispo de la Arquidiócesis anfitriona, Mons. Luis Urbanč,
referente de los Obispos del NOA en Pastoral Social, y Mons. Melitón Chávez,
Obispo electo de Añatuya. En calidad de invitado especial, Mons. Fernando
Maletti, integrante de la Comisión de Pastoral Social de la Conferencia
Episcopal y referente de la Pastoral de Adicciones.
El objetivo del encuentro fue
generar un espacio de reflexión, debate e intercambio de alternativas que
posibiliten desarrollar estrategias de prevención y asistencia frente al
flagelo de las adicciones como forma de vida, en particular en los sectores
sociales más vulnerables. Las actividades se inscriben en el marco de la
prioridad del Bicentenario 2010-2016, propuesta por los Obispos argentinos en
su documento “Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad” (14/11/2008).
El Congreso propiamente dicho
comenzó con las exposiciones del P. Pepe Di Paola, Coordinador Nacional de la
Comisión Sobre Drogadependencia del Episcopado Argentino y del Dr. Agustín
Salvia, Director del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica
Argentina. El P. Pepe comentó aspectos de su larga trayectoria en el trabajo
con adictos, particularmente niños y jóvenes de villas de emergencia. El Dr.
Salvia, por su parte, mostró datos del Observatorio que indican un claro
aumento del problema de la drogadicción, tanto en el país como en particular en
la región NOA.
Las diversas exposiciones
realizadas posteriormente sirvieron para confirmar la gravedad del problema,
sobre todo en el NOA, pese a las múltiples actividades que se desarrollan,
tanto desde el ámbito público como privado –en particular por parte de la
Iglesia católica–. El problema de la droga afecta a todos los argentinos y debe
ser resuelto con la participación de todos, teniendo en cuenta que no todos
tienen la misma responsabilidad; pero nadie debe sentirse excusado de
participar. Al mismo tiempo, se comprueba la necesidad de desarrollar acciones
en forma coordinada, ante el volumen de la amenaza social que significa el
narcotráfico, ya que la problemática excede largamente las posibilidades de
reacciones voluntaristas.
Queda claro que es necesario
fortalecer a toda costa a la familia argentina, ámbito donde se generan en
muchas oportunidades las causas que llevan a algunos de sus miembros a la
adicción a las drogas. Y también ámbito esencial de contención para aquellos
que buscan salir del agobiante problema. La familia no goza hoy en día, de un
clima adecuado para que sus miembros puedan interrelacionarse de manera óptima,
en particular ante la recurrente ausencia de los padres como consecuencia de la
compleja situación económica que se vive, entre otros motivos.
Nos da esperanza la experiencia
del gobierno de Salta creando la Agencia Antidrogas, como un organismo que
coordina acciones del Estado y la sociedad civil, a través del Consejo Consultivo
del área. Asimismo es importante la experiencia de desfederalización,
concretada en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Salta, de las acciones
judiciales referidas al narcomenudeo, que la Justicia Federal no tenía
posibilidades de concretar ante el cúmulo de actividades delictivas del
narcotráfico de grandes magnitudes.
La gravedad de la amenaza que
genera la droga a toda la sociedad, hace imprescindible la concreción de
políticas públicas, por parte de los gobernantes, que vayan más allá de las
opciones partidarias, que se mantengan en el tiempo aun con el cambio de
funcionarios y que apelen también al apoyo por parte de la sociedad civil e
instituciones como la Iglesia católica. Es necesario coordinar esfuerzos,
concretar vínculos entre todos aquellos que se encuentran trabajando en esta
área, que muchas veces se desconocen entre sí y desconocen las actividades que
se ejecutan, duplicando tareas, lo que significa una enorme ineficiencia cuando
los recursos suelen ser escasos. Como dijera el Papa Francisco en su visita al
Hospital San Francisco de Asís, en el viaje a Brasil, en el 2013, “lo que
prevalece con frecuencia en nuestra sociedad es el egoísmo. ¡Cuántos
«mercaderes de la muerte», que siguen la lógica del poder y el dinero a toda costa!
La plaga del narcotráfico, que favorece la violencia y siembra dolor y muerte,
requiere un acto de valor de toda la sociedad”.
La amenaza que enfrenta la
sociedad con el problema de la droga es enorme. Son muchas vidas que se
pierden, son muchas familias que se destrozan, son muchos jóvenes y niños que
se quedan sin posibilidad de futuro alguno. En particular, el fenómeno afecta
en forma más grave a los que no tienen los recursos adecuados para afrontar los
problemas que generan las adicciones, es decir, afecta sobre todo a los más
pobres de la sociedad.
Un aspecto significativo de la
lucha contra la drogadicción, fue manifestado por prácticamente todos los
expositores, incluso aquellos que no provienen de ámbitos religiosos; se trata
del trascendente papel que cumple la fe en el proceso de recuperación de
personas adictas, fe que les posibilita volver a encontrar un sentido profundo
a su vida personal. Esto implica un serio desafío para la Iglesia católica y
otras comunidades religiosas que no puede dejar de trabajar –y cada vez con
mayor intensidad– en este ámbito, que sin dudas constituye la periferia
existencial de muchas familias y personas, que anhelan ser incluidas en clave
de derechos.
Los participantes del XIX
Encuentro y del I Congreso de Pastoral Social, asumimos el compromiso de
desarrollar tareas de concientización sobre la gravedad del problema y la
necesidad de afrontarlo con valor, como pide el Papa. Asimismo, nos pondremos
en campaña para generar en cada diócesis y provincia de la región, ámbitos de
encuentro de todos los organismos e instituciones, públicas y privadas, que
trabajan en la problemática, a los efectos de concretar redes sociales de
acción, difusión de las actividades que se realizan y coordinación de
esfuerzos.
Pese a la conciencia de la
gravedad del problema, como cristianos somos hombres y mujeres que nunca
pierden la esperanza, virtud teologal que de ninguna manera supone ingenuidad
sino la convicción de que Cristo venció al mundo y con Él podemos afrontar los
mayores desafíos.
Salta, 1 de noviembre de 2015