Predio donde se construirá la casa. |
En el Año Jubilar de la
Misericordia, propuesto por el Papa Francisco, y atento a la problemática de las
adicciones que afectan particularmente a la población juvenil, la Diócesis de
Catamarca pondrá en marcha la construcción de la casa de rehabilitación de
jóvenes con problemas de adicciones, cuyas tareas comenzarán el viernes 15 de
enero. De esta manera, la Iglesia catamarqueña busca traer a las tierras de la
Virgen del Valle la acción que viene realizando a favor de chicos adictos, en
otras provincias, como Buenos Aires y Tucumán, a través de las comunidades
Cenáculo y Fazenda, encargadas de esta labor.
La obra se levantará en un
predio ubicado en el puesto Los Molles, distante a 2 kilómetros y medio campo
adentro, antes de llegar a la caminera de El Rodeo, en el departamento Ambato.
Plano de la primera etapa de la obra. |
El costo del proyecto para
la primera etapa es de $ 1.486.479,25. De ese monto, el 11 de abril de 2015, se
recibió de la Fundación Papal la cantidad de $ 1.000.000,00, que comprende el
67,27 % de los fondos necesarios para la ejecución de esta primera etapa.
Por ahora no se recibió
ningún fondo adicional de parte de otra organización. Quienes quieran aportar a
esta obra pueden hacerlo a través de las cuentas corrientes Banco Nación
Argentina, sucursal Catamarca: CTA CTE 466/11797 55, CBU
0110466420046611797559, CUIT 30-52. Contacto: Obispado de Catamarca, San Martín
655, teléfono 383 4422003 – K4700BOM,
San Fernando del Valle de Catamarca, República Argentina, por e-mail: prensa.obispadocatamarca@gmail.com,
prensa.obispadocatamarca@yahoo.com.ar.
“Un
aporte a la comunidad”
El Pbro. Antonio Bulacio,
encargado de la labor pastoral en este ámbito específico, comentó que la obra
“es un aporte a la comunidad, que la Iglesia ya lo está haciendo a través del
servicio en otros lugares. Actualmente hay 12 chicos de Catamarca en Pilar y
uno en Brasil, que se están recuperando en las comunidades Cenáculo, y otros
cuatro en La Rioja y Aguilares, Tucumán, en las Fazendas”. Asimismo, afirmó que
“más de diez chicos recuperados se insertaron en la sociedad, volvieron a
estudiar y otros a trabajar, algunos de ellos con sus propios emprendimientos.
Es una bendición de Dios poder hacer nuestro aporte para sanar a estos jóvenes
en su cuerpo y en su alma, ayudándolos a encontrar el sentido de la vida”.
Plano del proyecto general. |
Con respecto a los
responsable del trabajo en Catamarca, el sacerdote consideró que “la comunidad
responsable de la recuperación que está preparada para instalarse en Catamarca
es Cenáculo, que trabaja basada en tres pilares fundamentales: oración, trabajo
y vida comunitaria y brinda su servicio en forma gratuita”.
La novedad del proyecto es
que las personas afectadas por este flagelo pueden restablecer sus vidas sólo
con la fuerza de la oración y el trabajo, mediante la acogida gratuita y el
servicio hacia aquellos que, por la droga, viven una situación de confusión. La
comunidad propone un estilo de vida simple, familiar, basado en el
redescubrimiento de la oración, del trabajo (“ora et labora”), de la amistad
verdadera, del sacrificio y de la fe en Jesús, vividos como dones esenciales.
De esta forma se busca encontrar el sentido a la vida.
La
Comunidad Cenáculo: Historia
La Comunidad Cenáculo nació
el 16 de julio de 1983, fiesta de Nuestra Señora del Carmen, en la colina de
Saluzzo (Cuneo, Italia), por iniciativa de Rita Petrozzi (Madre Elvira).
Después de años de espera y oración, Madre Elvira recibió las llaves de una
casa abandonada, que abrió para acoger a aquellos jóvenes, que veía vagar
tristes y desilusionados por las calles ante las falsas propuestas del mundo,
drogados y perdidos. Comenzó esta “aventura” sin seguros materiales, pero con
la única gran certeza de la fidelidad de Dios y con la intuición profunda de
que lo que buscaban estos jóvenes no era algo, sino Alguien: ¡el rostro del
Padre! Eran cada vez más las personas que pedían ayuda, por lo que surgió la
necesidad de abrir más casas, primero en Italia y después en diferentes países
del mundo. Se abrió así, de par en par, un horizonte misionero inesperado y
nunca programado. Con el pasar de los años, se formó un grupo de personas de
varios países que, sostenidas por el mismo carisma inspirador, caminaban juntas
“de las tinieblas a la Luz”. La primera aprobación de la autoridad eclesiástica
como asociación de fieles tuvo lugar en la fiesta de Pentecostés de 1998. El 16
de julio de 2009, el Consejo Pontificio para los Laicos decretó el
reconocimiento de la Comunidad Cenáculo como asociación internacional de
fieles.