En el marco de la fiesta de
la Presentación del Señor, durante la noche del martes 2 de febrero, el Obispo
Diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió la Santa Misa de cierre del Año de la
Vida Consagrada, en la Catedral y Santuario de Nuestra Señora del Valle.
Ante el templo colmado de
fieles, la celebración eucarística se inició con la bendición de las velas en
el atrio del Santuario Mariano y una procesión con la luz de Cristo hasta el
altar.
En su homilía, Mons. Urbanc
explicó la tradición y ley hebrea por la que se presentaba en el templo al
primogénito de cada familia y debía purificarse la madre cuarenta días después
del nacimiento. Recorriendo los textos bíblicos, destacó la obediencia a la ley
por parte de Jesús. “Cuando el Hijo de Dios se hace hombre, por ser
israelita,
cumple toda la ley. Nos dice que así debemos vivir para tener paz, cumplir con
las leyes”, afirmó.
Más adelante, haciendo
referencia a la tradición de la Candelaria, expresó que “el mensaje que nos
deja esta fiesta es que Jesucristo es la luz de las naciones. Por eso aparecen
los signos relacionados con la luz, la bendición de las velas y la Virgen que
tiene en brazos al Niño, que es la Luz. Y nosotros hemos venido para decir que Jesucristo
es la Luz del mundo; y yo también tengo que ser luz del mundo con mi conducta,
amando a Dios, respetando y cumpliendo nuestros deberes con servicio y
dedicación”.
Prevención
contra el dengue
El Obispo Diocesano también
dedicó un momento de su prédica a concientizar sobre la prevención del dengue,
que es un deber y responsabilidad de todos. “Esta campaña sirve para que
cumplamos con la ley, tiremos la basura en su lugar, no demos lugar a que se
multiplique el mosquito. Si nos dedicamos a limpiar nuestra casa y cuidar que
no tengamos agua estancada, vamos a ser luz. Eso podemos hacer de concreto para
ser luz en nuestro lugar. Seamos cuidadosos porque así nos ayudamos los unos a
los otros”.