En la noche del viernes 24
de marzo, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, ordenó Diácono al joven Carlos
Rodríguez, durante la Santa Misa concelebrada por sacerdotes del clero local,
en la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle.
Ante una gran cantidad de
fieles, que colmaron el Santuario Mariano, gran parte venidos desde el departamento
de Andalgalá, tierra natal del flamante consagrado, la celebración dio inicio
con la lectura del decreto correspondiente y la presentación del candidato al
ministerio del Diaconado, a caro del Pbro. Julio Ávalos, responsable de la
Pastoral Vocacional en la diócesis.
En su homilía, el Mons.
Urbanc se dirigió al joven ordenado: “Carlos, ya de pequeño
sentiste la vocación al
sacerdocio, pero en torno a los 15 años, tomaste una decisión y te dejaste
llevar de la mano de Dios hasta el presente. Jamás olvides esta gran
experiencia de Jesucristo que te ha marcado, y que hoy quedará sellada con la
ordenación diaconal”, dijo.
Luego afirmó que “quien descubre que el Señor se ha
fijado en Él, quien lo escucha y lo sigue, encuentra en su seguimiento la razón
de su existencia, que sólo puede generar una gran alegría”. Por eso, “tu
alegría, querido Carlos, es nuestra alegría y es motivo para la acción de
gracias: una acción de gracias, llena de gozo, por tu vocación, por tu familia
que supo educarte en la fe cristiana, por los responsables de tu formación en
el Seminario y por tus compañeros y amigos, por tus párrocos y por la comunidad
parroquial de san Francisco de Asís, en Andalgalá”, manifestó.
En otro tramo de su predicación, el Obispo resaltó
que “esta celebración es un motivo de alegría y de esperanza para nuestra
Iglesia de Catamarca, que se consuela al constatar que, pese a las
circunstancias adversas, hay todavía tierra buena donde la semilla de la
vocación al sacerdocio es acogida y va dando sus frutos; nuestra Iglesia se
consuela y se alegra al ver que, gracias al don de Dios y su acogida generosa,
sigue creciendo en su vitalidad, se refuerza en su fidelidad y se dilata en su
capacidad de servir”.
Asimismo, expresó que “al ser ordenado de diácono
serás consagrado y enviado para ejercitar un triple servicio, una triple
diaconía: la de la Palabra, la de la Eucaristía y la de la Caridad. Por la
ordenación de diácono ya no te perteneces a ti mismo. El Señor te dio
ejemplo
para que lo que él hizo también tú lo hagas. Sé compasivo, solidario, acogedor
y benigno para con los demás; dedica a los otros tu persona, tus intereses, tu
tiempo, tu trabajo y tu vida”.
A continuación, en el momento
de las Letanías de todos los Santos, Carlos Rodríguez se postró completamente,
representando su entrega total y eterna al servicio de la Iglesia, mientras que
el Obispo, el presbiterio y toda la asamblea se puso de rodillas rogando a Dios
por esta vocación en unión con toda la Iglesia.
Seguidamente, el Obispo
impuso sus manos sobre el candidato, instituyéndolo Diácono, como lo hicieron
los apóstoles en los primeros tiempos de la Iglesia. Luego le entregó el libro
de la Palabra de Dios, encomendándole: “Cree lo que lees, predica lo que crees
y da testimonio de lo que predicas”. El joven, a su vez, prometió de forma
solemne, además de rezar la Liturgia de las Horas y respeto y obediencia al
Obispo, observar el celibato “por el Reino de los Cielos”.
Finalizado este momento,
Mons. Urbanc le dio el saludo de la paz y se procedió a la colocación de las
vestiduras que caracterizan al diácono, que son la estola cruzada y la
dalmática, que fueron colocadas por su familia en un emotivo momento.
Ya revestido, el joven
diácono pasó a ocupar su lugar en el presbiterio y a acompañó al Obispo en la
Liturgia de la Eucaristía, donde recibió la bienvenida de los sacerdotes
catamarqueños y en el momento de la comunión, dio la Eucaristía a los fieles.
Con la bendición final, el
Obispo oró especialmente por él junto con la asamblea y lo encomendó a María
Santísima en su advocación del Valle.