Un
canto celestial para el Domingo de Pascua y
aniversario de la Coronación de la Virgen
El Obispo pidió a la Madre
Morena: “Llévanos al encuentro de tu Santísimo Hijo, para que nos revista con
el traje, siempre nuevo, de su Gracia”. Recordó el 129° aniversario de la
Coronación de la Sagrada Imagen y el cumpleaños N° 10 de la parroquia que la
tiene como Patrona, en Icaño.
El domingo 12 de abril, el
Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió la Misa de Pascua de Resurrección,
en el marco de la celebración del 129° aniversario de la Coronación Pontificia
de la Imagen de la Virgen de Valle, a quien celebramos en las cuatro centurias
de su presencia entre nosotros.
La ceremonia litúrgica, transmitida
por la TV Pública Catamarca, el canal youtube y redes sociales de la Catedral Basílica
y del Obispado de Catamarca, se realizó en el Altar Mayor de la Catedral
Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle, y fue concelebrada por el
Vicario General de la Diócesis, Pbro. Julio Quiroga del Pino; y el Capellán del
Santuario Mariano, Pbro. Juan Orquera.
En la Liturgia de la Palabra,
previo a la proclamación del Evangelio, el Prof. Tomás Rodríguez cantó la
Secuencia Pascual, que permitió contemplar más hondamente el infinito misterio
de la Resurrección del Señor.
Luego, el prestigioso tenor
Nicolás Romero cantó el Aleluya llenando con su hermosa voz el templo y los
hogares. Hacia el final, interpretó un Ave María dedicado especialmente a la Reina
y Señora de este Valle.
“La fe cristiana defiende, y
yo estoy de acuerdo, que el único salvador que está cualificado para
liberarnos, darnos esperanza y salvarnos es Jesús de Nazaret porque es el único
que ha vencido la muerte”, afirmó Mons. Urbanc en el comienzo de su homilía,
luego de enumerar a los “salvadores” que se presentan como tales, descriptos
por el historiador Arnold Toynbee, todos los cuales murieron.
“Los evangelios no terminan
con el «todo está cumplido» de Jesús en la cruz, sino que tienen un capítulo
más, el de la Resurrección, el de la vida nueva y glorificada”, agregó
entonces.
Después recordó que “millones
de personas creen en Dios, creen en otra vida, viven la regla de oro -no hagas
a los demás lo que no quieres que te hagan- pero sólo los cristianos creemos en
Jesús Resucitado”.
Para concluir su homilía
narró una historia que observó, de un trapero que al revés de lo que se pueda
creer, entregaba trapos nuevos a cambio de trapos viejos. Así, fue viendo cómo
cambiaba los trapos a distintas personas como a una señora que lloraba. “Se
acercó, y le dijo: Señora, deme su pañuelo y yo le daré otro… Con mucha
suavidad le sacó el
pañuelo de los ojos y le puso otro limpio en sus manos, tan
brillante y hermoso, que resplandecía. El trapero siguió su camino y observé
que algo extraño sucedía. Se llevó el pañuelo a la cara y lo empapó con sus
lágrimas, pero la mujer ya no lloraba”… “Finalmente llegó a un gran basurero,
pensé ayudarle, pero preferí esconderme… Subió a lo alto y dio un gran suspiro.
Se tumbó y se cubrió con los trapos viejos que había intercambiado y murió. Lloré
amargamente, yo, testigo de su muerte, yo, que había llegado a amar al trapero
y lloré mientras dormía en un coche del cementerio de coches”.
Continuó narrando: “Dormí
todo un viernes y un sábado. El domingo por la mañana una luz violenta me
despertó, una luz tan fuerte, tan fuerte que no podía mirarla… Pude ver un
milagro ante mis atónitos ojos. Allí, sí, allí estaba el trapero doblando su
manta. Estaba vivo
con sólo una cicatriz en su cabeza. Ni la menor señal de
tristeza o de edad, y todos los trapos que había recogido a lo largo de la vida
brillaban de limpios. Bajé mi cabeza asombrado por todo lo que había visto,
salí de mi coche chatarra y caminé hacia el trapero y le dije mi nombre… Me
quité todos mis vestidos y le dije: «Te doy mis trapos viejos. Vísteme con tus
trapos nuevos. Hazme nuevo otra vez»...”.
Luego, el Obispo preguntó: “A
mí me vistió… ¿Quién te viste a ti? ¿Con Quién te
dejarás vestir tú?”.
Finalmente invocó a la
Virgen diciendo: “Nuestra querida Madre del Valle, en esta fecha de tu
coronación pontificia, recibe nuestras súplicas y llévanos al encuentro de tu
Santísimo Hijo para que nos revista con el traje, siempre nuevo, de su Gracia,
la que nos adquirió con su Pasión, Muerte y Resurrección, para que reinemos
contigo y con Él, sirviendo a los hermanos”.
Antes de la bendición final,
Mons. Urbanc destacó el aniversario de la Coronación Pontifica de la Imagen
cuatro veces centenaria de la Madre del Valle, y también el cumpleaños de la
parroquia puesta bajo su patronazgo, con sede en la localidad de Icaño, departamento
La Paz, que fue creada el 12 de abril de 2010. Rogó por los hermanos de esa
comunidad parroquial, para que el Señor los proteja.
También suplicó por “aquellos
hermanos que están sufriendo la pandemia del virus Covid 19, “para que el Señor
fortalezca a los enfermos y dé mucha fuerza a los valientes médicos,
enfermeros, paramédicos y tantos que trabajan en el ámbito de la salud”,
expresó.
Antes de la bendición final,
se rezó la Oración del Año Mariano Nacional y tuvo lugar el homenaje del tenor
Nicolás Romero a la Madre del Resucitado, en la advocación del Valle.