En
cada hogar catamarqueño, resonó con fuerza el
Aleluia anunciando la Resurrección de Jesús
El Obispo expresó que “la
Liturgia de esta Santa Noche es una sinfonía espiritual… que hace presente en
medio de nosotros a Jesucristo Resucitado”. También invitó a la consagración a
la Virgen de Guadalupe, rogando por el cese de la pandemia, que se hará el
domingo 12 de abril, a las 12.00, hora en que sonarán las campanas de los
templos.
A pesar de que los templos
permanecen cerrados a los fieles, miles de hogares catamarqueños -en comunión
con millones en el
mundo- se convirtieron en templos domésticos, para vivir la
noche más santa del año. Con pequeños altares, abrieron las puertas de sus
corazones al Resucitado, en este tiempo especial en que la pandemia obliga a vivir
la fe de una manera diferente y fortalecida con la esperanza.
Durante la noche del sábado 11
de abril, se llevó a cabo la Misa de Vigilia Pascual, a los pies de Nuestra
Madre del Valle, en el marco del Año Jubilar Diocesano y Año Mariano Nacional
por los 400 años de su presencia amorosa en tierras catamarqueñas.
La Eucaristía fue presidida
por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por el Vicario
General de la Diócesis, Pbro. Julio Quiroga del Pino; el Rector del Santuario
mariano, Pbro. José Antonio Díaz; los Capellanes, Pbros. Juan Orquera y Lucas
Segura; el Vicario Parroquial de San Jorge, Pbro. Javier Lencina, y el Pbro.
Sebastián Vallejo, sacerdote de la Comunidad de Fasta Catamarca, en el Altar
Mayor de la Catedral Basílica del Santísimo Sacramento y Santuario de la Virgen
del Valle.
En esta noche santa, en que
nuestro Señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la feligresía siguió la
transmisión de la Misa desde sus casas, a través de radio Valle Viejo y sus
plataformas digitales, la TV Pública Catamarca y otros medios de comunicación que
se sumaron, como también de las redes sociales de la Catedral Basílica y del
Obispado de Catamarca.
Mientras el templo
catedralicio permanecía a media luz, dio inicio la Vigilia con la bendición del
fuego y la preparación del cirio, que luego de ser encendido fue colocado en un
candelabro junto al ambón. En ese momento se invitó a que cada familia en sus
hogares encendiera velas para el anuncio del pregón pascual.
Esto dio paso a la Liturgia
de la Palabra en la que se leyeron siete lecturas del Antiguo Testamento, se
cantó el Gloria a partir del cual se leyeron dos lecturas del Nuevo: la
epístola de San Pablo y el Evangelio según San Mateo, con una oración al final de
cada una. Y, después de muchos días, se cantó nuevamente el Gloria.
“Contemplemos
el rostro del Resucitado”
En el comienzo de su homilía,
nuestro Obispo Diocesano dijo con júbilo:“Una vez más, Dios nos da la gracia de
celebrar la Victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado, con su inefable
Resurrección”.
“En esta Noche Santa y
triunfal contemplemos el Rostro del Resucitado y posibilitemos que Él nos salga
al encuentro y nos comunique el poder de su Resurrección. Hoy Jesucristo pasa
de la muerte a la vida, y nos hace pasar también a nosotros de la muerte de
nuestros pecados que nos esclavizan, nos encierran en nosotros mismos y nos hunden
en la tristeza, a su nueva vida de libertad, de confianza, de amor y de
alegría”, afirmó más adelante.
Y luego agregó: “Creer en la
Resurrección es estar convencidos de que Cristo vive como resucitado y nos hace
resucitar, para seguir enfrentando con esperanza los desafíos y los
imponderables de cada día…”.
Después se refirió a los
sacramentos que se evocan en la Vigilia Pascual, como el bautismo que es “una
celebración condensada de la Pascua porque nos hace morir a la vida del hombre
viejo para llenarnos de su vida resucitada”, y que en esta misa se hace presente
con la renovación de las promesas bautismales. Y la
Eucaristía, “que es el
signo eficaz de la presencia del Resucitado, Memorial para la comunidad
cristiana, que la congrega en la unidad y la dispersa en la misión
evangelizadora”, dijo, explicando después que “la Eucaristía es una forma
permanente de la aparición pascual: Jesús resucita, sacramentalmente, en la
Cena Eucarística y nos incorpora al misterio de su Muerte y Resurrección”.
“Espero que hayan podido
apreciar que la Liturgia de esta Santa Noche es una sinfonía espiritual,
armonizada con textos bíblicos en torno al misterio del Bautismo y de la
Eucaristía, que hacen presente en medio de nosotros a Jesucristo Resucitado”,
sintetizó.
Y cerró su predicación
exhortando: “Que la Santa Madre de Dios, testigo cualificado de Jesucristo,
Muerto y Resucitado, nos obtenga del Padre Misericordioso la gracia de vivir
como resucitados, impregnando al mundo de los valores evangélicos. En el Nombre
del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”.
Bendición
del agua y renovación de las promesas bautismales
Seguidamente, el Pastor
diocesano bendijo el agua y junto con todo el pueblo renovó las promesas bautismales.
Luego comenzó la liturgia
eucarística, en la forma habitual. Desde sus casas, los fieles se unieron a
Jesús por medio de la Comunión espiritual.
En esta noche en que la
Iglesia permanece en vela esperando la Resurrección del Hijo de Dios, también se
alegra con su Madre, cantando a viva voz: “…Porque Cristo, nuestro Hermano, ha
resucitado, María, alégrate. Aleluia, aleluia, aleluia”.
Consagración
a la Virgen de Guadalupe
Antes de la bendición final,
Mons. Urbanc invitó a que el domingo 12 de abril, a las 12.00, todos los
catamarqueños se unan la oración a Nuestra Señora de Guadalupe, Emperatriz de
América, a quien se consagrará Latinoamérica, pidiéndole que interceda por el
cese de la pandemia.
En ese mismo horario,
sonarán las campanas de todos los templos del territorio diocesano.