Camino a la Beatificación

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12 abril 2020

Una Vigilia Pascual especial


En cada hogar catamarqueño, resonó con fuerza el Aleluia anunciando la Resurrección de Jesús

El Obispo expresó que “la Liturgia de esta Santa Noche es una sinfonía espiritual… que hace presente en medio de nosotros a Jesucristo Resucitado”. También invitó a la consagración a la Virgen de Guadalupe, rogando por el cese de la pandemia, que se hará el domingo 12 de abril, a las 12.00, hora en que sonarán las campanas de los templos.

A pesar de que los templos permanecen cerrados a los fieles, miles de hogares catamarqueños -en comunión con millones en el
mundo- se convirtieron en templos domésticos, para vivir la noche más santa del año. Con pequeños altares, abrieron las puertas de sus corazones al Resucitado, en este tiempo especial en que la pandemia obliga a vivir la fe de una manera diferente y fortalecida con la esperanza.  
Durante la noche del sábado 11 de abril, se llevó a cabo la Misa de Vigilia Pascual, a los pies de Nuestra Madre del Valle, en el marco del Año Jubilar Diocesano y Año Mariano Nacional por los 400 años de su presencia amorosa en tierras catamarqueñas.
La Eucaristía fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por el Vicario General de la Diócesis, Pbro. Julio Quiroga del Pino; el Rector del Santuario mariano, Pbro. José Antonio Díaz; los Capellanes, Pbros. Juan Orquera y Lucas Segura; el Vicario Parroquial de San Jorge, Pbro. Javier Lencina, y el Pbro. Sebastián Vallejo, sacerdote de la Comunidad de Fasta Catamarca, en el Altar Mayor de la Catedral Basílica del Santísimo Sacramento y Santuario de la Virgen del Valle.
En esta noche santa, en que nuestro Señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la feligresía siguió la transmisión de la Misa desde sus casas, a través de radio Valle Viejo y sus plataformas digitales, la TV Pública Catamarca y otros medios de comunicación que se sumaron, como también de las redes sociales de la Catedral Basílica y del Obispado de Catamarca.

Mientras el templo catedralicio permanecía a media luz, dio inicio la Vigilia con la bendición del fuego y la preparación del cirio, que luego de ser encendido fue colocado en un candelabro junto al ambón. En ese momento se invitó a que cada familia en sus hogares encendiera velas para el anuncio del pregón pascual.
Esto dio paso a la Liturgia de la Palabra en la que se leyeron siete lecturas del Antiguo Testamento, se cantó el Gloria a partir del cual se leyeron dos lecturas del Nuevo: la epístola de San Pablo y el Evangelio según San Mateo, con una oración al final de cada una. Y, después de muchos días, se cantó nuevamente el Gloria.


“Contemplemos el rostro del Resucitado”
En el comienzo de su homilía, nuestro Obispo Diocesano dijo con júbilo:“Una vez más, Dios nos da la gracia de celebrar la Victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado, con su inefable Resurrección”.
“En esta Noche Santa y triunfal contemplemos el Rostro del Resucitado y posibilitemos que Él nos salga al encuentro y nos comunique el poder de su Resurrección. Hoy Jesucristo pasa de la muerte a la vida, y nos hace pasar también a nosotros de la muerte de nuestros pecados que nos esclavizan, nos encierran en nosotros mismos y nos hunden en la tristeza, a su nueva vida de libertad, de confianza, de amor y de alegría”, afirmó más adelante.

Y luego agregó: “Creer en la Resurrección es estar convencidos de que Cristo vive como resucitado y nos hace resucitar, para seguir enfrentando con esperanza los desafíos y los imponderables de cada día…”.
Después se refirió a los sacramentos que se evocan en la Vigilia Pascual, como el bautismo que es “una celebración condensada de la Pascua porque nos hace morir a la vida del hombre viejo para llenarnos de su vida resucitada”, y que en esta misa se hace presente con la renovación de las promesas bautismales. Y la
Eucaristía, “que es el signo eficaz de la presencia del Resucitado, Memorial para la comunidad cristiana, que la congrega en la unidad y la dispersa en la misión evangelizadora”, dijo, explicando después que “la Eucaristía es una forma permanente de la aparición pascual: Jesús resucita, sacramentalmente, en la Cena Eucarística y nos incorpora al misterio de su Muerte y Resurrección”.
“Espero que hayan podido apreciar que la Liturgia de esta Santa Noche es una sinfonía espiritual, armonizada con textos bíblicos en torno al misterio del Bautismo y de la Eucaristía, que hacen presente en medio de nosotros a Jesucristo Resucitado”, sintetizó.
Y cerró su predicación exhortando: “Que la Santa Madre de Dios, testigo cualificado de Jesucristo, Muerto y Resucitado, nos obtenga del Padre Misericordioso la gracia de vivir como resucitados, impregnando al mundo de los valores evangélicos. En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”.


Bendición del agua y renovación de las promesas bautismales
Seguidamente, el Pastor diocesano bendijo el agua y junto con todo el pueblo renovó  las promesas bautismales.
Luego comenzó la liturgia eucarística, en la forma habitual. Desde sus casas, los fieles se unieron a Jesús por medio de la Comunión espiritual.
En esta noche en que la Iglesia permanece en vela esperando la Resurrección del Hijo de Dios, también se alegra con su Madre, cantando a viva voz: “…Porque Cristo, nuestro Hermano, ha resucitado, María, alégrate. Aleluia, aleluia, aleluia”.

Consagración a la Virgen de Guadalupe
Antes de la bendición final, Mons. Urbanc invitó a que el domingo 12 de abril, a las 12.00, todos los catamarqueños se unan la oración a Nuestra Señora de Guadalupe, Emperatriz de América, a quien se consagrará Latinoamérica, pidiéndole que interceda por el cese de la pandemia.
En ese mismo horario, sonarán las campanas de todos los templos del territorio diocesano.