El
país se unió a Catamarca para celebrar a la Madre
del Valle por estos años 400 de amor
“Nuestro Tata Dios está
haciendo nuevos los corazones”, expresó Mons. Urbanc en la misa de la
Solemnidad de la Virgen del Valle. El
IV Congreso Mariano Nacional, que iba a realizarse en estos días en Catamarca,
y la pronta beatificación de fray Mamerto Esquiú estuvieron presentes en este
oficio religioso.
Este sábado 25 de abril, a
partir de las 11.00, se celebró la Santa Misa de la Solemnidad de Nuestra
Señora del Valle, presidida por el Obispo Diocesano de Catamarca, Mons. Luis
Urbanč, y concelebrada por el Vicario General, Pbro. Julio Quiroga del Pino; el
Rector del Santuario Pbro. José Antonio Díaz y los sacerdotes Julio Murúa, Héctor
Salas,
Marcelo Amaya, Juan Orquera, Lucas Segura, el capellán de la comunidad
Fasta Catamarca,Sebastián Vallejo, y el padre franciscano Pablo Reartes.
Esta Solemnidad es celebrada
en todo el país en esta jornada, por disposición de la Santa Sede y de manera
excepcional, por ser el Año Jubilar Diocesano y Año Mariano Nacional por los
400 años de la presencia de la Virgen del Valle en nuestras tierras, con
oraciones y lecturas propias de esta Fiesta.
En esta Santa Misa central
rindieron su homenaje hermanos y hermanas de la Vida Consagrada: Comunidad
Franciscana y Orden Franciscana Seglar, Monasterio Inmaculada del Valle Monjas
Dominicas, Hermandad Dominicana, Fasta,
Hnas. Carmelitas Misioneras Teresianas, Hnas. de la Fraternidad Eclesial
Franciscana, Hnas. Misioneras Catequistas de
Cristo Rey, Hermanas Nazarenas,
Hnas. Franciscanas Misioneras de la Natividad, Padres Lourdistas, Hnas. del
Verbo Encarnado e Instituto Cristíferas, como también todas las congregaciones
religiosas que llevan adelante su misión a los ancho y a lo largo de nuestra
geografía nacional.
El Obispo y los sacerdotes
celebraron revestidos con las casullas propias de esta celebración Solemne, de
color celeste como el manto de la Madre del Valle y oraciones propias.
“Tú eres la gloria de
Jerusalén, tú el gran orgullo de Israel, tú el insigne honor de nuestra raza.
Aleluia”, se rezó en la antífona de entrada, oración tomada del libro de Judit,
del Antiguo Testamento.
En la oración llamada
“Colecta” -porque el sacerdote reza en nombre de toda la asamblea-, que se
pronuncia ante de las lecturas, se rezó: “Dios todopoderoso y eterno, que
amparas y proteges a cuantos invocan a la Inmaculada Virgen María con la
advocación del Valle, concédenos, por su ejemplo e intercesión, vivir
plenamente nuestra fe y alcanzar la verdadera libertad de tus hijos…”.
Dos temas imprimieron un
tono particular a esta ceremonia. El IV Congreso Mariano Nacional que se iba a
realiza en el marco del Jubileo en honor de Nuestra Madre del Valle, entre el
jueves último y este domingo 26 de abril, por las cuatro centurias del hallazgo
de la venerada Imagen en la Gruta de Choya. Ese encuentro debió ser suspendido,
por disposición de las autoridades para evitar la propagación de la pandemia
del coronavirus. El otro tema es el anuncio de la aprobación, por parte de la
Comisión Teológica de la Santa Sede, del milagro de la curación de una niña de
Tucumán, atribuido a la intercesión de fray Mamerto Esquiú.
El Obispo Diocesano comenzó
su homilía con el tema del encuentro suspendido. “Todo mi ser siente que
estamos viviendo un IV Congreso Mariano Nacional muy original e impensado para
cada uno de nosotros”. Entonces consideró que, de algún modo, los devotos de la
Virgen se han congregado y por eso agradeció que por los designios de Dios, la
Iglesia en Argentina celebrara unida, alrededor de la Eucaristía, a la Madre de
Dios en su advocación del Valle.
Seguidamente saludó a los
alumbrantes de esta Eucaristía y agregó: “También daremos gracias a la Virgen
del Valle, que uno de sus dilectos hijos, el venerable fraile franciscano y
obispo, Mamerto Esquiú, pronto se unirá a la
multitud de beatos que la honran
en el cielo; y que sea ahora una voz más autorizada y consultada para iluminar
las realidades sociales y eclesiales en nuestra querida República Argentina”.
Más adelante, Mons. Urbanč
pidió: “Hoy, roguemos, con fe firme y confiada, que esta Reina clemente, que
experimentó de manera singular la misericordia de Dios, acoja a cuantos acuden
a Ella y escuche a los que la invocan en sus tribulaciones, en especial, en
esta pandemia del covid-19 y el dengue. Pidamos con la certeza de que Ella es
la dispensadora de piedad, que ruega sin cesar a Su Hijo por nosotros, para que
Él enriquezca con su gracia nuestra pobreza y fortalezca con su poder nuestra
debilidad”.
En otro momento de su
predicación, nuestro Pastor diocesano afirmó: “Gracias a Ella, hoy podemos
tener cielos nuevos y tierra nueva, más aún, tengo la convicción que esta
crisis por la que pasa la humanidad hará surgir un nuevo orden mundial, no como
lo estaban imaginando los ‘manda más’ de este mundo, sino como el único
Soberano, ¡Bendito sea su Nombre!, lo ve oportuno para de aquí en más. Él hará
descender del cielo la nueva Jerusalén, que ya está obrando en no pocos
corazones, pero que se hará visible en los ámbitos de la vida social. Y
podremos decir: ‘lo de antes ya pasó porque nuestro Tata Dios está haciendo
nuevos los corazones: fraternos, solidarios,
compasivos, magnánimos, rectos,
abiertos, sensibles y creyentes’”.
En la lectura del Evangelio
según san Juan, se proclamó el pasaje de la crucifixión, en la que Jesucristo
pronunció estas palabras: «Mujer, ahí tienes a tu Hijo; Hijo, ahí tienes a
tu Madre». “El Gólgota es el nuevo Belén para María en relación a la
Iglesia. Ella es, para siempre, la única Madre del Redentor y de la Redimida”,
manifestó. Y añadió: “Y ¡qué bueno! que María a lo largo de los siglos, las
culturas, los continentes, los países, las regiones, los lugares, las
coyunturas sociales, etc., haya ido tomando diversos nombres, ropajes, colores,
rostros, puesto que es la Madre de todos. Ella no se niega a que la
reconozcamos como Reina, Señora, Esposa, Madre, o como humilde Servidora, ya
que se debe a todas las condiciones sociales, a todas las razas, a todos los
tiempos”.
Después se refirió a la
celebración que se vivirá dentro de 10 años, cuando en 2030 se cumplan 400 años
de la presencia de la Virgen que decidió quedarse a la vera del río Luján, “y
con ese gesto tan elocuente haberse ganado el corazón de todos los argentinos y
ser reconocida como su celestial Patrona y Protectora”, expresó.
“Vuelto hacia Ti, Madre
querida del Valle, te ruego que escuches el clamor de tus hijos, sus alabanzas
y sus súplicas. Acoge benigna a cuantos te invocan en tus distintas
advocaciones, porque cada uno te siente en su vida como las circunstancias se
lo han ido presentando...”, suplicó más adelante y agregó: “También te pido por
mis hermanos obispos, activos o eméritos, y todos los sacerdotes y diáconos,
con los cuales compartimos el servicio pastoral de nuestras comunidades. Te
suplico de corazón que fortalezcas a todos los hermanos y hermanas que
acogieron el llamado a vivir ejemplarmente los consejos evangélicos, como
nuestro querido Fray
Mamerto Esquiú, para que se enamoren más y más de Ti, y en
Ti encuentren una firme motivación y ayuda para ser fieles a Jesús”.
Concluyó pidiendo: “Intercede
ante tu Hijo para que suscite muchas y santas vocaciones para todos los estados
de vida de especial consagración en la Iglesia y para el servicio de la
instauración de todas las realidades humanas en Cristo. Y a todos los que
recibimos la gracia del Bautismo, ayúdanos a ser, de verdad, auténticos,
alegres y generosos Discípulos-Misioneros de Jesús”.
Saludo y exhortación de
Mons. Ojea
Cuando terminaba la Santa
Misa, Mons. Urbanč invitó a quienes seguían la transmisión, que se quedaran
para ver un video de Mons. Oscar Ojea, obispo de San Isidro -Buenos Aires-
y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.
“La mirada de la Virgen es
en primer lugar la mirada de la ternura, que nos hace sentir familia, la mirada
que nos da hogar, la mirada que nos enseña a ver lo que le pasa al hermano, a
no estar sólo pendientes de nosotros mismos en el ‘sálvese quien pueda’. Esa
mirada es la que construye verdaderamente un pueblo. Esto lo hemos
experimentado tantas veces en nuestros santuarios marianos”, dice en su
mensaje.
Pidió luego que este momento
difícil le contemos con confianza a la Madre, lo que nos pasa.
A final del video, exhorta a
que le pidamos a la Virgen: “Enséñanos a vivir la fraternidad que viene del
Evangelio; enséñanos a cuidar la vida, la vida de los demás, la vida nuestra, y
ayúdanos para poder salir de este momento difícil juntos, Madre, ya que estamos
en la misma barca. Nuestra Señora del Valle, ruega por nosotros, ruega por el
pueblo argentino”.
De esta forma, concluyó la
celebración central de la Solemnidad en honor de la Virgen María del Valle.