“Madre
te pido por tantos argentinos que
aún andan lejos de sus hogares”
En el cuarto día del
Septenario en honor de la Virgen del Valle, el miércoles 22 de abril, durante
la Misa de las 20.00, rindieron su homenaje el ámbito del Deporte estatal
provincial y municipal, clubes, círculos, federaciones, asociaciones automovilísticas,
Club Autos de Época y BM Bikers; también la Cámara de Comercio, Sindicato de
Comercio, Centro de Empleados de Comercio, comerciantes del micro-centro de
Capital, asociados de las mutuales y cooperativas.
La Eucaristía fue presidida
por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por el Vicario
General de la Diócesis, Pbro. Julio Quiroga del Pino; los Capellanes del Santuario,
Pbros. Juan Orquera y Lucas Segura; y el Párroco de San Pío X, Pbro. Sergio
Chumbita, en el Altar Mayor de la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora
del Valle.
Mons.
Urbanc comenzó su homilía dándole la bienvenida a los alumbrantes de esta misa
y a todos los que seguían la celebración a través de las distintas vías por las
que se la transmite.
Al referirse a la primera
lectura, de los Hechos de los Apóstoles, el Obispo recordó que “los apóstoles
son arrestados, pero el Señor los libera, no para esconderlos y preservarlos de
la persecución, sino que los envía de nuevo a predicar en su nombre, al Templo,
porque urge que la gente sepa que Jesús ha pagado con su Vida la salvación del
género humano. El que los apóstoles obedezcan es fruto de la parresía (libertad
interior) que el Espíritu Santo le da. El que cree en la Resurrección de
Jesucristo y permite que el Espíritu Santo obre en su interior, tendrá siempre
la disposición de anunciar el Reino, oportuna o inoportunamente, a tiempo o
destiempo”. Luego añadió: “El cristiano no ha sido llamado por Dios para
agradar a la gente, sino para agradar a Dios y hacer que la gente agrade a
Dios: «Vayan al Templo y expliquen a la gente estas Enseñanzas para que tengan
Vida»”, comenzó citando unos versículos del mismo libro del que se tomó la
lectura.
Cerró este tema rogando: “Pidamos
la gracia de que tengamos una fe viva y que no nos avergoncemos de anunciarla y
vivirla hasta las últimas consecuencias, siempre dispuestos a tener que sufrir
por ello desprecio o persecución”.
Pasando al Evangelio
anunciado, nuestro Pastor diocesano explicó que“hemos escuchado la última parte
del diálogo de Jesús con Nicodemo. Jesús claramente le hace ver a Nicodemo que
Dios es la causa de la Salvación y que puso en marcha un plan de salvación por
su Amor incondicional e
irreversible a la humanidad, lo que se evidencia en el
asumir nuestra naturaleza herida por el pecado por medio de la Encarnación, a
fin de poder entregar su vida en rescate y elevación de la humanidad toda”.
“Querida Madre de este Valle
catamarqueño,-dijo hacia el final de su homilía- enséñanos a bendecir a Dios en
todo momento, que su alabanza esté siempre en nuestras bocas, que nuestras
vidas se gloríen en Él, y que nos esmeremos por ser humildes a fin de que
siempre lo escuchemos y busquemos la alegría sólo en Él”, para concluir
rezando: “En este día te pido
de un modo especial por tantos argentinos que aún
andan lejos de sus hogares, sin poder regresar a causa de las restricciones y
el aislamiento, para que pronto se vayan disponiendo los recursos y medios para
repatriarlos, de manera que se reúnan con sus seres queridos. También te
encomiendo todas las intenciones que tantos hermanos hicieron llegar para esta
celebración, para que Tú las presentes ante tu Hijo Jesús”.
Luego de la Comunión, el
Obispo y los sacerdotes concelebrantes, desde el templo; y los fieles desde sus
hogares, rezaron la Oración del Año Mariano Nacional y saludaron a la Virgen con
el canto.
Al concluir la celebración
eucarística, se compartió un breve video de la Pastoral Social, como homenaje a
la Madre Morena.
El cierre de las actividades
de este día se realizó con la lectio divina, que ofrece cada noche el Padre
Oscar Tapia, Delegado Episcopal de la Animación Bíblica de la Pastoral, quien
ayudó a meditar sobre la infancia de Jesús a la luz de la Palabra de Dios.