“No pongamos excusas para demorar
el cambio que debe darse en nuestras
vidas”
Durante la noche del lunes 20 de abril, en el segundo
día del Septenario en honor de Nuestra Madre del Valle, el Obispo Diocesano,
Mons. Luis Urbanc, presidió la Misa en la que rindieron su homenaje el Ámbito
Provincial y Privado de la Salud: Hospitales, Sanatorios, Institutos, Círculo
Médico, Colegios Auxiliares de la Medicina: Colegio Médico, Farmacéutico,
Odontológico, Kinesiólogos, Anestesistas, Psicólogos, Bioquímicos,, entre otros,
PAMI, OSEP, SAME, ECA y EMI. Pastoral de la Salud, Pastoral de las Adicciones y
Servicio Sacerdotal de Urgencia.
Hoy la labor de este sector, que brinda un servicio esencial
en el cuidado de la vida, es muy importante en este tiempo de pandemia, que nos
obliga a permanecer en los hogares, desde donde familias enteras participan de
las celebraciones litúrgicas.
Tras la proclamación de la Palabra de Dios; y luego de
saludar a los trabajadores de la salud, alumbrantes de esta misa, al comienzo
de su homilía, el Obispo Diocesano expresó: “La Palabra de Dios que acabamos de
escuchar nos ayuda a asumir las oscuras jornadas en las que nos sumió la
pandemia del dengue y el covid 19”.
Se refirió luego al fragmento leído de los Hechos de
los Apóstoles y al salmo 2 también proclamado señalando que este último
-recitado por los apóstoles- refleja “la prepotencia de los poderosos y de los
gobernantes, que creen que el mundo está en sus manos, y que incluso Dios tiene
que someterse a sus planes”.
“Lo que estamos viviendo en medio de la pandemia nos
hace ver que el futuro no está garantizado, que no somos omnipotentes, que
nuestros proyectos, programaciones, rutinas, etc., se han escapado de nuestras
manos y que nuestra finitud ha quedado al desnudo, a flor de piel”, observó el
Obispo.
Luego agregó: “Los apóstoles viven esta situación de
persecución sin miedo ni agobio;cuál era su situación cuando arrestaron y
crucificaron a Jesús. La diferencia la marca el haber recibido al Espíritu
Santo, que les dio la gracia de la parresía, es decir, total libertad interior
y mucha paz frente a los contratiempos de la vida y del ministerio”.
En otro momento de su predicación, al referirse al Evangelio
proclamado, Mons. Urbanc sostuvo que “muchos de nosotros nos sentimos como en
una larga noche. Necesitamos una luz que alumbre nuestras preguntas, nuestros
miedos, nuestras incertidumbres. Nicodemo, trae consigo muchas dudas, pero
busca la respuesta. Y la encuentra. No de la forma que la buscaba, en un Mesías
poderoso, que todo puede solucionar como por arte de magia, sino en el Hijo del
hombre elevado en la Cruz, prueba suprema del amor del Padre hacia la humanidad”.
Acotó entonces: “Jesús, con mucha paciencia, le irá haciendo ver a Nicodemo que
para entender esto es necesario nacer de lo alto, o sea, aceptar la vida como don,
y que no podemos disponer de ella a nuestro antojo”.
Finalizando su homilía elevó una plegaria: “Querida
Madre del Valle, consíguenos la gracia de tener la convicción de que
necesitamos nacer de nuevo a la luz y por la fuerza del misterio pascual que estamos
celebrando. Que no andemos poniendo excusas para demorar o esquivar el cambio
necesario que debe darse en nuestras precarias vidas”. Continuó sus peticiones
y concluyó rogando: “Te pido, Madre de los enfermos, que asistas a cuantos
yacen en el lecho del dolor, que fortalezcas a quienes los cuidan y que
insufles en el corazón de médicos y enfermeros y enfermeras tus mismos
sentimientos maternales para con aquel hermano o hermana que sufre en el cuerpo
o en el espíritu”.
Hacia el final de la celebración eucarística, los
sacerdotes desde el templo y los fieles desde sus hogares, en plena comunión,
rezaron la Oración de Año Mariano Nacional y alabaron a la Madre Morena con el
canto.
Después de la bendición final, impartida por el Pastor
Diocesano, se compartió un video de la Pastoral de la Salud, como homenaje a la
Patrona de Catamarca.
La jornada cerró con la lectio divina, espacio para el
encuentro con Dios a través de su Palabra, que estuvo, como cada noche, a cargo
del Pbro. Oscar Tapia, Delegado Episcopal de la Animación Bíblica de la
Pastoral.
En esta ocasión se leyeron versículos del primer
capítulo del Evangelio de Lucas, para tratar el tema de la Anunciación y, en la
segunda parte, el de la Inmaculada Concepción, misterio con que desde el
comienzo se la identificó a la sagrada imagen de la Virgen del Valle.