HABLEMOS DEL SUICIDIO
El 10 de septiembre se
conmemora el “Día Mundial de la Prevención del Suicidio”.
Como miembros de la Comisión
Episcopal de la Pastoral de la Salud queremos aprovechar la ocasión para colaborar
en la prevención, concientizando y sensibilizando a nuestras comunidades a
cerca de esta triste realidad de la que muchas veces no se habla.
Según el Informe del Sistema
Nacional de Información Criminal dependiente del Ministerio de Seguridad, en el
año 2023 se produjeron en Argentina 4195 suicidios. El grupo etario más
afectados fue el de los de adolescentes de 15 a 24 años, siendo el suicidio en
esta franja de edad la segunda causa de muerte detrás de los accidentes. En la
franja de edad de los 25 a los 34 años el suicidio es la tercera causa de
muerte.
Muchos de los que trabajan
seriamente en la prevención del suicidio coinciden en afirmar que las comunidades
de fe son ámbitos muy favorables para la prevención del suicidio.
Creemos que hablar acerca del
suicidio y rezar por aquellos que se han suicidado o están pensando en quitarse
la vida es un primer paso importante para superar el estigma y el tabú en torno
a esta problemática tan compleja.
Junto a nuestro Santo Padre
Francisco soñamos con ser una Iglesia “Hospital de Campaña” donde los afligidos
puedan sentirse hijos amados y hermanos y recibir la terapia de la compasión y
la ternura. Una Iglesia de comunidades donde podamos exponer nuestra
vulnerablilidad sin sentirnos juzgados. Una Iglesia donde nadie es perfecto y
todos necesitamos ser abrazados por la Misericordia de Dios. Una Iglesia presente,
que acompaña con cercanía “la vida como viene” y ayuda a encontrarse con Jesús,
que sana, alivia y conforta.
Ya cercanos al próximo Jubileo
queremos caminar como “Peregrinos en la Esperanza” animándonos y alentándonos
mutuamente, y descubriendo en Jesús Resucitado nuestra alegría y nuestra paz
verdadera.
En este Día Mundial de la
Prevención del Suicidio elevamos nuestra oración a nuestro Padre del Cielo, con
una plegaria inspirada en un escrito de la Dra. Karen Mason.
Padre
Misericordioso te pedimos:
Por
los que están desanimados, para que elijan la vida.
Por
los que están enfrentando una pérdida devastadora,
para
que recuerden tu presencia amorosa y cercana.
Por
los que se sienten una carga para los demás,
para
que puedan amarse a ellos mismos como Tú los amas.
Por
los que no tienen Esperanza,
para
que encuentren en Ti, Padre Bueno, la confianza
que
los anima a seguir adelante.
Por
los que se sienten solos,
para
que encuentren en nuestras comunidades
fraternas
la contención y el cariño que los reconforte.
Por
los que se enfrentan al poder del mal en este mundo,
para
que el triunfo de Jesús Resucitado los aliente a no desfallecer.
Por
todos los que sufren de depresión u otros sufrimientos psicológicos,
para
que como el ciego Bartimeo puedan encontrar la luz.
Ayúdanos
Padre Bueno. En Ti ponemos nuestra esperanza, y en tu Hijo, y el Espíritu
Santo. Amén.
Comisión
Episcopal para la Pastoral de la Salud - 9 de septiembre de 202