Convocado por el Obispo
Diocesano, Mons. Luis Urbanc, el sábado 27 de septiembre a las 8.30 dio inicio
la reunión del Consejo Diocesano de Pastoral (Codipa), en el salón Vicario
Segura, situado en la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle. Se trata
de la segunda convocatoria de este organismo de comunión y participación de la Iglesia
de Catamarca, que como estructura al servicio de la acción pastoral cuenta con
la representación de todos los fieles de la diócesis, incluyendo sacerdotes,
consagrados y sobre todo laicos.
Participan del encuentro representantes
de las parroquias que componen los Decanatos Capital, Centro, Este y Oeste de
la diócesis catamarqueña, además de sacerdotes y laicos representantes de las
distintas áreas pastorales, movimientos e instituciones eclesiales, Vicarías y
Delegaciones Episcopales y Junta de Laicos.
El trabajo durante la
jornada está centrado en la evaluación de las acciones concretadas durante el Año
de la Niñez y Adolescencia, correspondiente a 2014, como parte del camino que
la Iglesia en Catamarca viene recorriendo en el marco de la Misión Diocesana
Permanente; además de aspectos metodológicos para la Asamblea Diocesana, preparando
el Año de los Laicos, que abarcará el 2015; y el Calendario Diocesano del próximo
año.
En su reflexión inicial,
Mons. Urbanc se refirió a la necesidad de tomar conciencia de quién es el laico
y su rol dentro la comunidad eclesial. Para ello citó distintas encíclicas y
documentos conciliares que hacen especial mención a este sector. Enfatizó que
la misión del laico es insustituible dentro de la Iglesia, poniendo fuerza en el
Documento de Aparecida de Santo Domingo y la Exhortación Apostólica Evangelii
Gaudium del Papa Francisco.
Dijo que “la consigna de
Aparecida para todos los bautizados es ser auténticos, generosos y alegres
‘discípulos-misioneros’ de Jesucristo: ‘Discipulado y misión son
como las dos
caras de una misma medalla: cuando el discípulo está enamorado de Cristo, no
puede dejar de anunciar al mundo que sólo Él nos salva…Como
discípulos-misioneros, estamos llamados a intensificar nuestra respuesta de fe
y a anunciar que Cristo ha redimido todos los pecados y males de la humanidad’”.
También remarcó que “el Papa
Francisco con enfática claridad afirma que ‘El gran riesgo del mundo actual,
con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es el de una tristeza individualista
que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres
superficiales y de la conciencia aislada’”. De allí que el Santo Padre expresa:
“Prefiero una Iglesia accidentada y
no enferma por el encierro… Sean una
Iglesia en salida, discípulos-misioneros que primerean, que se involucran, que
acompañan, que fructifican y festejan… La nueva evangelización implica un nuevo
protagonismo de cada uno de los bautizados… Si uno de verdad ha hecho una
experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de
preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos
o largas instrucciones”.
Luego de la motivación
inicial del Obispo, el Vicario Episcopal de Pastoral, Pbro. José
Antonio Díaz, dio
las instrucciones para el desarrollo de la tarea, que culminará a las 15.00 con
la adoración al Santísimo y la bendición final.