En el Año Jubilar de la
Misericordia, bajo el lema “Misericordiosos como el Padre”, el sábado 5 y el
domingo 6 de noviembre, se realizarán las jornadas de oración y espiritualidad
con el Padre Darío Betancourt. Las mismas se desarrollarán a partir de las
16.00 en el Predio Ferial Catamarca. La entrada es libre y gratuita.
La organización está a cargo
de la Renovación Carismática Católica de la Diócesis de Catamarca.
Del
sacerdote
El Padre Darío Betancourt
nació en Medellín, Colombia, el 6 de agosto de 1939, y fue ordenado sacerdote
el 6 de septiembre de 1964.
Estudió Filosofía y Teología
en la Universidad Gregoriana de Roma. En la Pontificia Academia Alfonsiana de
la misma ciudad obtuvo el Doctorado en Teología Moral. En la Universidad de
Fordham de la ciudad de New York, Estados Unidos, obtuvo la Licenciatura en
Psicología.
Ejerció el ministerio de
Párroco en la Diócesis de Brooklyn, New York, y de Asesor en los Cursillos de
Cristiandad. Actualmente se dedica a dar cursos y seminarios de espiritualidad
en muchos países del mundo, especialmente con médicos y sacerdotes, predicando
en los cinco idiomas que habla a la perfección: español, inglés, francés,
italiano y portugués.
Reconocido por su gran
oratoria para transmitir el mensaje del Evangelio, ha viajado por los cinco
continentes llevando la Palabra de Dios e invitando a la gente a acercarse a la
fe católica. En cada ciudad o pueblo donde se presenta, congrega multitudes en
un clima de oración y con un profundo contenido espiritual.
Mucha gente se acerca por su
fama de "cura sanador", término periodístico que el Padre Darío
rechaza abiertamente y resalta siempre que "los curas sanadores no
existen, el único que cura es Dios”. En este sentido es contundente y apela a
la prudencia: “Yo rezo y la gente también, y lo que se pone en evidencia es la
gracia de Dios”, afirma.
Según sus seguidores, en sus
multitudinarios encuentros muchos logran sobrellevar mejor los momentos de
enfermedad, soledad, desesperación y de dolor físico y moral. Es lo que sucede
cuando nos encontramos con Jesucristo, vivo y verdadero, presente en su
Iglesia. Pero es necesario advertir que la primera sanación que Dios quiere
hacer en la vida de cada persona es la conversión, que el Evangelio designa con
el nombre griego de “metanoia”, que significa “cambio” o “transformación”
constante. Este es el plan de Dios: buscar la santidad a la que todo bautizado
se encuentra llamado.
Los milagros obrados por el
Señor durante las misas y oraciones del padre Betancourt son innumerables,
entre los más destacados podemos mencionar: la Resurrección de una niña
aborigen, la curación de una niña renga que tenía una pierna atrofiada, el
asombroso caso de Alfredo Quiroga a quien le funciona la cuarta parte de su
corazón pero que puede llevar una vida normal, la sanación de Cristian López, joven
que estaba en silla de ruedas, la sanación del Obispo Masalles quien padecía
hemofilia, como así también innumerable desapariciones de tumores cancerígenos,
llagas, problemas de vista y de infertilidad. Resaltando siempre que el Único
que sana es Dios.