En la mañana del viernes 23
de junio, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió la Santa Misa en la nueva capilla del
Cementerio Municipal Fray Mamerto Esquiú, en la que dedicó el templo y consagró
el altar. El nuevo y amplio templo fue puesto bajo el patronazgo del Señor
Resucitado y de Nuestra Señora de Guadalupe.
La ceremonia litúrgica fue
concelebrada por el Vicario General de la Diócesis, Pbro. Julio Quiroga del
Pino, el Párroco del Sagrado Corazón de Jesús, a cuya jurisdicción pertenece la
necrópolis local, Pbro. Julio Murúa, el Capellán del Cementerio Municipal,
Pbro. Gustavo Molas, y el Capellán de la Catedral Basílica y Santuario de
Nuestra Señora del Valle, Pbro. Diego Manzaraz.
Contó con la presencia de
las autoridades que tuvieron a su cargo la obra, encabezadas por el Intendente
de San Fernando del Valle de Catamarca, Lic. Raúl Jalil, el Presidente del
Concejo Deliberante, Juan Cruz Miranda, y el concejal del sector, Juan Sigampa.
También estuvieron presentes los trabajadores municipales, floristas y
comerciantes junto a fieles del sector.
En su homilía, el Obispo
agradeció el trabajo realizado y explicó el significado de la liturgia de esta
ceremonia tan especial de dedicación del templo y consagración del altar.
Expresó que “una vez más
nuestra comunidad cristiana se viste de fiesta, porque hoy estamos celebrando
al Sagrado Corazón de Jesús” y “en el marco de esta gran fiesta de la
misericordia, estamos unidos en esta hermosa celebración para habilitar un
nuevo edificio para el culto en el cementerio, así que agradezco profundamente
a todos los que hicieron posible esta obra, todos pusieron su granito de arena.
Y esto es muy importante para nuestro cementerio municipal, porque aquí vendrán
los hermanos llenos de dolor a experimentar el consuelo”.
Destacó la importancia de la
capilla porque “es algo tan importante a la hora de la partida de nuestros
seres queridos, es un lugar para
el culto donde se puede celebrar una misa, o
por lo menos rezar un responso para los hermanos que dejan este mundo y van a
la misericordia de Dios”.
Luego explicó que “a este
templo, este edificio, hoy lo voy a dedicar para que quede dedicado pura y
exclusivamente a Dios. Por eso se lo arregló tan bien, se lo acondicionó para
que sirva sólo para el culto”. Hizo hincapié en que “vendrán los deudos a darle
cristiana sepultura a su familiar, amigo o vecino, a celebrar la misa. Aquí no
se podrán celebrar matrimonios, ni bautismos, ni confirmaciones, es un templo
solamente para la misa exequial, los responsos y misas de difuntos”.
En otro momento de su predicación,
resaltó que “en esta misa también voy a consagrar el
altar, que representa a
Jesús, sacerdote, altar y víctima para nuestra salvación. Y tiene un simbolismo
particular, este templo está dedicado a Jesús Resucitado y a la Virgen de
Guadalupe, y este altar representa la tumba vacía de Jesucristo, y arriba lo
tienen a Jesús vivo. Ojalá cuando vengan los deudos puedan entender que Jesús
está vivo, y precisamente por eso nosotros sepultamos en el campo santo a
nuestros seres queridos. Él vive, Él es el Viviente que acoge entre sus brazos
a los que culminan su vida en este mundo”.
La celebración continuó con
el canto de las Letanías, guiado por el Coro del Santuario Mariano, y la
bendición del Santo Crisma con el que el Obispo ungió el altar y las cruces ubicadas
en las paredes del templo.
A continuación se quemó incienso
sobre el altar y se incensó la nave y a los fieles presentes.
Miembros de la comunidad,
trabajadores de la obra y del cementerio colocaron reliquias de Santa
Maravillas de Jesús en la urna del altar, luego lo revistieron con manteles, y
lo adornaron con flores y velas donados por los trabajadores de ese sector
barrial. También presentaron como ofrenda ornamentos y elementos litúrgicos.
El altar quedó consagrado
con la celebración del rito eucarístico y después de la bendición final,
culminó la celebración con la firma del acta correspondiente.