“Que
el Señor y la Virgen del Valle iluminen a los cualificados
y entusiastas operadores de los medios”
En la primera jornada de la
novena en honor a la Virgen del Valle, el miércoles 29 de noviembre a las 21.00,
rindieron su homenaje los medios de comunicación social, voluntarios de Radio
María y Comunicadores de María, programa católico Mateando con la Vida y
Pastoral de Comunicación Social Diocesana, durante la misa presidida por el
Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por el Vicario General de
la Diócesis, Pbro. Julio Quiroga del Pino, el Delegado Episcopal de la Pastoral
Familiar, Pbro. Eduardo López Márquez, y el Capellán del Santuario Mariano,
Pbro. Lucas Segura.
La ceremonia dio inicio con el ingreso de los
alumbrantes, quienes participaron en los
distintos momentos de la celebración,
guiando, leyendo la Palabra de Dios, elevando las súplicas al Padre en forma
particular por los trabajadores de prensa enfermos y por los fallecidos. También
acercaron ofrendas particulares consistentes en elementos para la atención de
los peregrinos y la liturgia.
Durante su homilía, Mons.
Urbanc pidió que “el Señor y la Virgen del Valle bendigan e iluminen a los
numerosos, generosos, cualificados y entusiastas operadores de los medios
televisivos, gráficos, digitales y radiales”, destacando el servicio de Radio
Nacional, que transmite las misas centrales
de las 21.00 durante los nueve días
de la fiesta.
En otro tramo de su
reflexión dijo que “si hay una virtud que cuesta entender y más aún vivir es la
esperanza. Por cierto que, luego de la muerte y resurrección de Jesucristo,
todo debería ser claro y alentador; sin embargo, la humana fragilidad una y
otra vez se topa con la dureza del terrenal vivir y le hace claudicar en no
pocas circunstancias. Con todo, los discípulos-misioneros como María,
necesitamos volver una y otra vez hacia la virtud teologal de la Esperanza que
nos sostiene y lanza
siempre hacia la meta en medio de los avatares de la
vida”.
Pidió a María, “Madre de los
discípulos-misioneros, haznos semejantes a ti en fe, esperanza y caridad para
que podamos ser fieles a nuestros deberes de hijos e hijas de Dios, y para
hacer de nuestro mundo una verdadera casa y escuela de comunión con el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo”.
Antes de la bendición final,
los participantes de la celebración eucarística se ubicaron frente a la Virgen
Morenita desde donde realizaron la oración de preparación para le celebración
del Jubileo por los 400 años del hallazgo de la Sagrada Imagen.
TEXTO
COMPLETO DE LA HOMILIA
Queridos Devotos y
Peregrinos:
En este primer día de la
novena se nos propone ponernos en Camino, como la virgen María, llenos de
esperanza.
Doy la bienvenida a todos
los que trabajan en los medios estatales, privados y eclesiales de comunicación
social, que rinden su homenaje a la celestial protectora de nuestra Diócesis y
de nuestra Provincia.
Párrafo aparte, destaco y
agradezco a Radio Nacional que transmitirá todas las noches la celebración eucarística,
de 21 horas.
El Señor y la Virgen del
Valle bendigan e iluminen a los numerosos, generosos, cualificados y
entusiastas
operadores de los medios televisivos, gráficos, digitales y
radiales.
Si hay una virtud que cuesta
entender y más aún vivir es la esperanza. Por cierto que, luego de la muerte y
resurrección de Jesucristo, todo debería ser claro y alentador; sin embargo, la
humana fragilidad una y otra vez se topa con la dureza del terrenal vivir y le
hace claudicar en no pocas circunstancias. Con todo, los discípulos-misioneros
como María, necesitamos volver una y otra vez hacia la virtud teologal de la
Esperanza que nos sostiene y lanza siempre hacia la meta en medio de los
avatares de la vida.
El texto del profeta Daniel
(5,1-28) es muy rico en simbolismo, pues narra la última noche de un imperio
que venía haciendo méritos para esto. Se bebe vino en
abundancia,
sacrílegamente, en los vasos sagrados que fueron sacados del templo de
Jerusalén, como desafiando al mismo Dios, quien interviene inmediatamente
decretando el fin de fiesta y el fin del imperio. Una mano misteriosa escribe
en el muro, a la vista de todos, un mensaje que no pueden descifrar los
astrólogos reales, pero sí el profeta de Dios, Daniel, el cual rechaza los
honores que le promete el rey si desvela el enigma escrito en la pared del
salón: ‘Quédate con tus dones y da a otro tus regalos. Yo leeré al rey lo
escrito y le expondré su interpretación’ (Dn5,17). Las tres palabras traslucen
una triple sentencia, puesto que ni el orgullo humano, ni la idolatría, ni el
sacrilegio del rey con su corte tienen el poder de silenciar la voz de Dios y
de sus mensajeros. Con ello Dios ratifica que siempre es fiel a su Promesa y
que sostiene la esperanza de los débiles y oprimidos de
su Pueblo.
El texto del Evangelio de
Lucas 21,10-19 refleja que la comunidad primitiva no vive sus mejores momentos,
ya que surgen por doquier falsos mesías y ruidosos pregoneros del inminente fin
del mundo. El texto amasa diferentes mensajes, tanto los referentes a la ruina
de Jerusalén como los que hablan del remate de este mundo. Por lo que el
evangelista, debido a que no es conocido ni inminente la segunda venida de
Jesucristo, exhorta a los bautizados a serenar los ánimos, templar el espíritu
y a mirar con afecto el mundo y la historia presente, en medio de las
dificultades y tribulaciones.
Los creyentes, mejor los
discípulos-misioneros, no nos debemos permitir bajar los brazos, sino resistir,
perseverar y renovar el compromiso de seguir fielmente la voz del Maestro, porque
por ser la comunidad de los redimidos tenemos que saber que la defensa
oportuna, los argumentos aclaratorios y denunciantes, siempre vendrán no de
nuestros talentos sino de la fuerza del Espíritu Santo que no permitirá que
sucumbamos en la lucha.
Ni con la destrucción de
Jerusalén, ni con las guerras mundiales, ni con los innumerables genocidios, ni
con el pérfido terrorismo, ni con las armas nucleares ha acabado el mundo; no
obstante, los cristianos estamos obligados a proclamar, en la clave propia del
siglo XXI, que buscamos el rostro del único Dios que es Padre y enamorado de la
vida de todos sus hijos, cuidándonos los unos a los otros, ocupándonos de los
más débiles y protegiendo el planeta, nuestra casa común. Los regímenes de este
mundo pasan, todos los poderosos y tiranos tienen, muy a disgusto de ellos,
fecha de vencimiento, pero el Reino de Dios sigue vigente y a la espera de ser
afianzado cada día más, porque nuestro Dios no abandona a sus hijos.
Por eso les dejo esta
pregunta: ¿Hemos asumido, personal y comunitariamente, que nuestra misión como
creyentes en el mundo conlleva vivir la fe en conflicto y en esperanza?
Que nos queden resonando las
últimas palabras del Evangelio: “Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.
Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia
salvarán sus vidas” (Lc 21,17-19) y del Apocalipsis 2,10: “Sé fiel hasta la
muerte y te daré la corona de la vida”.
Querida Madre de los
discípulos-misioneros, haznos semejantes a ti en fe, esperanza y caridad para
que podamos ser fieles a nuestros deberes de hijos e hijas de Dios, y para
hacer de nuestro mundo una verdadera casa y escuela de comunión con el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.