El martes 29 de mayo, el
Obispo Diocesano de Catamarca, Mons. Luis Urbanc, acompañado por el Capellán,
Pbro. Dardo Samuel Olivera, visitó y entregó oficialmente a las autoridades del
Servicio Penitenciario Provincial y de la Correccional de Mujeres sendas cartas
enviadas por el Papa Francisco para los hermanos y hermanas privados de la
libertad.
Las misivas llevan la fecha del
23 de abril de este año y fueron recibidas por el Señor Obispo de las propias manos
del Santo Padre, con ocasión de su visita a Roma.
En Catamarca, fueron recibidas
con mucha alegría en ambas unidades penitenciarias, donde sus miembros sintieron
el privilegio de ser depositarios del mensaje de Su Santidad.
“Recen
los unos por los otros”
En la carta destinada a los Internos
del Servicio Penitenciario de Catamarca, el Papa Francisco los saluda y les manifiesta
su “cercanía y bendición”. Y agradece “esta posibilidad de estar con Ustedes,
físicamente distante pero cordialmente al lado de cada uno y de sus familias.
Rezo para que Jesús esté en medio de Ustedes y con Ustedes, confortándolos y
ayudándolos en esta etapa difícil de sus vidas, pero no carente de sentido si
se la vive desde la Fe, con Esperanza y Amor”.
En otro párrafo se refiere
al santo que vivió en los campos de concentración y entregó su vida por un
compañero y expresa: “Sé que, desde hace un tiempo, tienen presente la figura
de san Maximiliano Kolbe, quien supo entregar su vida a cambio de un compañero
interno. Cuánto me alegro que se encomienden a él, y así aprenderán a crecer en
libertad interior con la ayuda de su intercesión”.
Asimismo, los exhorta a que “recen
los unos por los otros; recen por sus familias; recen por cuantos tienen la
responsabilidad de cuidarlos, acompañarlos y de hacer que haya una ágil y
auténtica justicia, animada por la misericordia. Sean agradecidos a Dios y a
tantas personas que, de una u otra manera, los ayudan y levantan el ánimo por
medio de la pastoral penitenciaria”.
También hace alusión a la
obra en construcción del templo en el predio del Servicio Penitenciario: “Pido
al Señor para que pronto logren terminar el templo que están construyendo, así
tendrán un espacio más apropiado para el encuentro con Dios y entre Ustedes, incluso
con hermanos que profesan otro culto”.
Concluye sus palabras con “un
abrazo a cada uno, asegurándoles mi oración y a la vez, pidiéndoles que recen
por mí”.
“Las
encomiendo al cuidado maternal de la querida Virgencita del Valle”
Por su parte, en un tenor similar,
se dirige a las “queridas Hermanas Internas del Correccional de Mujeres”, a
quienes las acompaña al expresar: “¡Animo, Jesucristo ha vencido a la muerte,
resucitando, y ahora vive para siempre en cada una de Ustedes! ¡Él las ama,
jamás las abandonará!”.
Asimismo, les dice: “De
corazón las encomiendo al cuidado maternal de la querida Virgencita del Valle;
no me cabe la menor duda que la llevan en lo más íntimo y sagrado de sus vidas.
¡Cuánto debe amarlas a cada una; y cuánto debe cuidar a cada uno de sus seres queridos:
esposos, hijos, padres, hermanos! ¡Qué sería de nosotros, pobres criaturas, sin
la compañía de esta Gran Madre que nos regaló Jesús en la hora de mayor dolor y
supremo amor!”.
Finalmente, les dice: “Rezo
por Ustedes y, por favor, les pido que lo hagan por mí. Que Jesús las bendiga y
la Virgen Madre las cuide”.