El domingo 24 de junio, la
ciudad capital celebró la Solemnidad del Nacimiento de su Patrono San Juan
Bautista. Los actos litúrgicos se concretaron en la Catedral Basílica y
Santuario de Nuestra Señora del Valle, con la celebración de la Misa, presidida
por el Pbro. Oscar Tapia, Delegado Episcopal para la Animación Bíblica de la
Pastoral, quien resaltó la figura de Juan el Bautista, el último profeta,
indicando que “los cuatro Evangelios hablan de Juan el Bautista y señalan su
misión fundamental para hacer el paso del Antiguo al Nuevo Testamento. Sólo
Lucas se ocupa de su infancia y su Evangelio comienza con el anuncio
de su
nacimiento milagroso. Se trata de un hombre admirable, el mismo Jesús lo elogia
diciendo que ‘entre los nacidos de mujer no hay nadie mayor que Juan el
Bautista’. Es el ejemplo del hombre que sabe lo que quiere, del hombre que
sigue la voluntad de Dios y la cumple con valentía. El Evangelio cuenta que
muere decapitado”.
Sobre el patronazgo expresó:
“Nosotros tenemos la gracia que Juan Bautista esté en los orígenes fundacionales
de Catamarca, ya en 1558 en la primera fundación en Londres de Belén, se coloca
bajo su patrocinio y luego las sucesivas fundaciones, hasta llegar al Valle
Central, siempre están bajo su patrocinio. Nos animaríamos a decir que es el
precursor de la Virgen del Valle, inclusive el principal hospital de la
provincia fue puesto bajo su patrocinio. Por eso es justo rescatar su memoria y
celebrar su día con esta misa, procesión y fogata”.
“Una
invitación a mirar con profundidad el misterio de la vida”
“Hoy en que los argentinos debatimos
por la vida en el seno materno y nos peleamos agrandando la brecha que nos
separa, San Juan es una invitación a mirar con profundidad el misterio de la
vida, como don de Dios, como tarea y misión. Lucas dice: ‘El niño crecía, se
fortalecía y vivió en lugares desiertos hasta que se manifestó a Israel’. Luego,
haciendo un salto cualitativo, ya lo encontramos adulto vestido como profeta,
predicando y bautizando a orillas del Jordán”, manifestó, apuntando que “quizás
deberíamos pensar, reflexionar sobre esos largos años de silencio, de desierto
y de preparación para la misión. Él es un aspecto modélico para superar la
superficialidad, los infructuosos debates en las redes sociales, y tal vez
podamos volver sobre nosotros mismos a contemplar y valorar el misterio de
nuestra vida, redescubrir nuestra misión, respetarnos y respetar la vida de
todos, inclusive y sobre todo en el seno materno”.
Al concluir la celebración
eucarística, las campanadas anunciaron la salida de la procesión con la imagen
de San Juan Bautista, que tuvo lugar alrededor de la plaza 25 de Mayo hasta el
Paseo de la Fe, donde se encendió la fogata y luego se sirvió chocolate caliente
con bollitos.