El sábado 16 de junio, la
casa para la rehabilitación de jóvenes con problemas de adicciones de la
Comunidad Cenáculo festejó su primer año de vida en Catamarca. Lo hizo en torno
a la mesa eucarística y con distintas actividades.
Rodeado de montañas, el
hogar está ubicado en el puesto Los Molles, camino a El Rodeo, departamento
Ambato, y es atendido por la Comunidad Cenáculo con el apoyo de la Pastoral de
Adicciones Diocesana. Recordemos que recibió el aporte del Papa Francisco, para
levantar la edificación en su primera etapa.
Durante el soleado mediodía
sabatino, en la carpa levantada en el lugar, alegres canciones
y coreografías
animadas por el Coro de la Comunidad Nuestra Señora de Luján, de Buenos Aires,
pusieron el clima de fiesta en los momentos previos del inicio de la misa, que
fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por el
Pbro. Antonio Bulacio, Asesor de la Pastoral de Adicciones; el Pbro. Eugenio Lissiere,
sacerdote italiano residente en Brasil, y el Pbro. Carlos Rodríguez, Vicario
Parroquial de Tinogasta.
Participaron de la ceremonia
religiosa familiares de los chicos, provenientes algunos lugares como San Luis,
Buenos Aires y Paraguay, integrantes del área de Prevención y Docencia de la
Dirección de Drogas Peligrosas de la Policía de la Provincia y voluntarios que colaboran
con la obra.
En su homilía, Mons. Urbanc expresó:
“Cuánto bien se ha hecho a lo largo de este año en esta casa, cuántas gracias ha
derramado Dios sobre tantos chicos que han llegado acá. Todo es una bendición
de Dios”.
Resaltó a la Virgen María, ya
que la comunidad está bajo el patronazgo de Nuestra Señora del Valle, “quien
ocupa un lugar privilegiado en esta Comunidad de Cenáculo. Cuánto deben mirar
este rostro y cuánto deben pedir para que puedan rehacer sus vidas. Ahí está
María como la gran Protectora, que está caminando permanentemente al lado de
cada uno de los que están en esta comunidad”.
Dirigiéndose a los
familiares les dijo: “Ustedes, los papás, mamás, hermanos, amigos de los chicos
también, llevan su vida de intimidad con Jesús, con María, buscando también
rehacer vínculos en sus propios hogares, corregir aquellas cosas que haya que
corregir, para que el amor de Dios sea el vínculo sanador en sus hogares. De
esa manera cooperan acompañando a sus hijos para que puedan reencontrarse con
Dios y consigo mismo”.
En otro tramo de su
predicación resaltó la importancia de la disciplina, el trabajo, la oración y la
vida comunitaria, que “va permitiendo que ustedes formen una familia, para
poder restaurar la naturaleza de cada uno de los que viven en esta comunidad. Jesús
está presente en la Eucaristía, como lo está María, por eso todo lo que uno se
propone es posible, pero es necesaria nuestra libre cooperación”.
“En este camino que van
haciendo tienen que cultivar los dones que Jesús nos ha regalado en el bautismo:
fe, esperanza y amor. Todo eso cambia la vida y presenta el verdadero horizonte
que tiene que descubrir la existencia de cada uno”, enfatizó, instándolos a “escuchar
a Dios, porque si uno se tapa los oídos no escucha, si uno se dedica a escuchar
los ruidos de este mundo no va a escucharlo. Aquí habla en medio de estos
montes, de estos árboles, de su trabajo, a través del hermano. Y quien pone en
práctica lo que Dios dice se libera y es alguien propositivo para los demás”.
Finalmente los exhortó a no
claudicar en el esfuerzo, la lucha y el combate de cada día, porque ustedes son
unos soldados que pelean
día a día con sus propias fragilidades, contra la
mediocridad, contra la rutina, y quien no baja los brazos, gana”.
Los actos litúrgicos continuaron
con la exposición del Santísimo Sacramento en que se vivió un intenso momento
de oración.
Por otra parte, Don Tarcisio
Agüero, vecino de El Rodeo, recitó un poema de su autoría titulado “Nace una
esperanza”, dedicado a la Comunidad.
Luego de compartir un almuerzo
fraterno se rezó el Santo Rosario con el Santísimo expuesto.
También hubo un espacio
destinado a mostrar las habilidades artísticas de los chicos con el baile de
las máscaras, cerrando con los testimonios de vida.
“Estamos
luchando para que la casa crezca”
El Padre Antonio Bulacio, impulsor
la obra, manifestó que “estamos viviendo con mucha alegría este momento, porque
hemos llegado a un año con una obra que parecía imposible. Hoy la vemos caminar,
y llegamos a este primer año con un grupo de 12 jóvenes con quienes estamos luchando
para que esta casa crezca, para que podamos recibir a chicos de todo el NOA.
Para eso es necesario que trabajemos mucho. Ahora no tenemos mucha capacidad, estamos
trabajando para hacer más habitaciones,
para dar una respuesta a toda la
comunidad”.
Manifestó que en este
tiempo fueron avanzando con “la huerta, que
nos permitió abastecernos de todo tipo de verduras. También se hizo el jardín
que en septiembre se pone hermoso. También hicimos bancos, juntamos leña para
el trabajo de los chicos y un horno, y se está ampliando la vivienda antigua
que está en el fondo de la comunidad, para dejarla en condiciones”.
El sacerdote destacó el
apoyo de “muchos amigos, personas de buena voluntad que están conociendo la
obra y vienen a poner su esfuerzo; también contamos con la ayuda del Señor
Obispo y de los hermanos sacerdotes”.
Maratón
solidaria
Los integrantes del área de
Prevención y Docencia de la Dirección de Drogas Peligrosas de la Policía de la
Provincia, Yamila Bulacio, Jesús Maza, Sergio Nieva y Daniel London, quienes
participaron de los actos, comentaron que el 30 de junio, con ocasión de
celebrarse el Día Mundial de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito
de Drogas, se llevará a cabo una maratón solidaria en la zona de El Jumeal. Lo
recaudado será destinado a la Comunidad Cenáculo y al Hogar Jesús Buena
Esperanza del barrio Santa Marta.