Con mucha alegría y emoción
se vivió la llegada del nuevo párroco y la despedida del anterior en la
parroquia Nuestra Señora del Rosario, con sede en Hualfín, departamento Belén.
El viernes 8 de febrero, los
fieles de las 26 comunidades, que componen esta jurisdicción parroquial del
Norte Grande de Belén, se dieron cita en el ingreso a la localidad para recibir
al Pbro. Guillermo Chanquía, designado nuevo párroco de la zona, quien llegó al
lugar acompañado por el párroco saliente, Pbro. Hugo Rodríguez, y el Pbro. Luis
Delgado, anterior Vicario
Parroquial. Los contingentes llegados desde distintos
puntos del amplio territorio parroquial presentaron sus saludos a los
sacerdotes justo enfrente de la emblemática iglesia de Nuestra Señora del
Rosario, cuya edificación data del año 1770, siendo declarada Monumento
Histórico Nacional en 1967. Completa el predio el antiguo cementerio de los
siglos XVII y XIX, ubicado al lado templo.
Desde este punto, partió la
caravana vehicular que atravesó el río Hualfín, recorriendo las calles del
pueblo, bellamente adornadas con gallardetes y pasacalles de bienvenida al P.
Guillermo, quien a su paso recibió el caluroso aplauso de la gente.
A su arribo a la sede
parroquial, se desarrolló el acto protocolar, que contó con la presencia
del
Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, sacerdotes del Decanato Oeste, autoridades municipales, encabezadas por el
intendente Marcelo Villagrán, educativas, y una gran cantidad de vecinos
provenientes de comunidades muy distantes. El mismo dio inicio con el ingreso
de la bandera de ceremonias de la escuela N° 268 de Hualfín, tras lo cual se
entonaron las estrofas del Himno Nacional. Posteriormente, el jefe comunal le
hizo entrega de las llaves del pueblo al Señor Obispo; en tanto que luego se
concretó el arriamiento de las banderas argentina y papal a cargo del Obispo, los
sacerdotes, el intendente y habitantes del pueblo, cerrando este acto la
despedida de la bandera de ceremonias.
Inmediatamente, los
presentes se dispusieron a participar de la Santa Misa concelebrada en el
interior del templo, desbordado por la gran cantidad de personas congregadas en
torno al altar.
En la apertura de la
ceremonia religiosa, la Sra. Rita del Valle Pachado pronunció las palabras de
despedida al P. Hugo Rodríguez, quien prestó su servicio pastoral durante 6
años en esta parroquia, como también al P. Luis Delgado, anterior Vicario
Parroquial. “Ellos se han ganado la estima y la amistad de la gente de toda la
jurisdicción parroquial. Como el resto de los hombres, con sus
imperfecciones y
características personales, llegaron a calar en nuestras vidas. Entregados al
servicio de Dios y de la gente que los necesita, han dejado huellas silenciosas
y de generosidad. Aunque la distancia sea físicamente lejana, la cercanía
espiritual será especial”, apuntó.
Después de la lectura del
decreto correspondiente, a cargo del Pbro. Facundo Brizuela, Vicario Parroquial
de Andalgalá, la Sra. Sara de Páez le dio la bienvenida al nuevo párroco
deseándole “una feliz estadía, llena de paz en el corazón”, y esperando “que
juntos podamos vivir la Palabra de Dios con intensidad”. Asimismo, pidió a la
“Madre del Rosario, mediadora de todas las gracias, intercede por nosotros,
inúndanos de tu amor y protégenos de todo mal, bendice a nuestro sacerdote,
guárdalo en tu inmaculado corazón”.
Seguidamente, el P. Chanquía
esparció entre los fieles el agua bendecida por el Obispo, quien luego le
entregó el Evangelio.
Durante su homilía, Mons.
Urbanc agradeció la “presencia de la gente de distintos rincones de la
parroquia, que llegaron para despedir al P. Hugo y dar la bienvenida al P.
Guillermo. “Los sacerdotes somos peregrinos, vamos caminando y nos sumamos a
caminar donde el Señor nos pide”, expresó el Obispo, agradeciendo a Dios que
“en esta sede parroquial, la más distante de la sede diocesana, siempre han
tenido la atención de un sacerdote”. Tomando la Palabra de Dios propuesta para
la jornada,
destacó que “David y Juan Bautista son dos lindas figuras para el
inicio de la misión del P. Guillermo”, quien deberá tener la fuerza del primero
para voltear al Goliat, que son aquellos que no se dejan amar por Dios y luchan
contra El; y la misión profética de anunciar y denunciar del segundo. Por
último, exhortó a todas las familias a rezar el Rosario, como lo pide la Virgen
María.
La ceremonia continuó con la
profesión de fe, el juramento de fidelidad y la renovación de las promesas
sacerdotales por parte del nuevo párroco; y la entrega de los óleos consagrados
y el pan y el vino.
Antes de la bendición final,
el P. Hugo Rodríguez se despidió de la comunidad con la que compartió la fe
durante seis años, agradeciendo a Dios por este tiempo vivido, y a todos los
feligreses que llegaron hasta Hualfín, como también a quienes trabajaron con esfuerzo
para conformar una comunidad. “Recen por mí, por el P. Luis y por el P.
Guillermo que queda acá”, pidió.
Por su parte, el P. Luis
Delgado, quien estuvo sirviendo en Hualfín como Vicario Parroquial, y
actualmente se desempeña como administrador parroquial en la ciudad de Belén,
manifestó muy emocionado que se siente amado por Dios que se fijó en él, y
consideró la parroquia de Hualfín como su primera casa. “Estoy muy contento por
la experiencia que tuve aquí. Gracias al P. Hugo por su compañía en este camino
de vivir mi ministerio”.
Finalmente, al dirigirse a
su nueva comunidad, el P. Guillermo Chanquía resaltó algunas coincidencias en
el servicio pastoral con el P. Hugo: “El era párroco de San Jorge y yo lo
sucedí, ahora yo lo sucedo a él en esta parroquia. Dios está en nuestra
historia”, enfatizó, tras pedir que “nos ayuden en nuestro servicio, marcado
por nuestra humanidad y por la gracia, que viene de Dios”.
Finalizada la celebración
eucarística, todos los presentes se reunieron alrededor de una gran mesa, para
compartir un brindis matizado con la entrega de presentes y números artísticos
preparados para esta ocasión especial.
De esta manera, el P.
Guillermo Chanquía se suma a la lista de sacerdotes que formaron parte de la
historia de esta parroquia, creada el 5 de agosto de 1970 por el obispo de
entonces, Mons. Pedro Alfonso Torres Farías.