Queridos
hermanos:
El
domingo 23 de febrero se cumple un mes del trágico alud, que azotó la localidad
de El Rodeo, cobrándose la vida de hermanos catamarqueños y de otras provincias
que veraneaban en esa villa turística de Ambato. En aquella jornada, la furia
de la naturaleza sacudió nuestros corazones por las pérdidas humanas, y dejó
evidenciados ante nuestros ojos los innumerables daños materiales que aún hoy
buscan ser reparados.
Una
realidad parecida les tocó vivir a los pobladores de la localidad de Siján,
departamento Pomán, en el Oeste catamarqueño, donde una persona falleció y
muchas otras quedaron sin sus hogares y sin un medio de vida debido a la
destrucción de sus cultivos.
A
un mes de ese día de dolor y desolación, los invito a que nos unamos en la
oración, para que juntos abramos la puerta de nuestros corazones a la luz de la
esperanza, puesta en Jesús y Nuestra Madre Morena del Valle.
Que
en todas las parroquias del amplio territorio diocesano, elevemos súplicas al
Padre Celestial, rogando por el alma de quienes partieron de este mundo; por
sus familiares, para que encuentren consuelo en los brazos maternales de María;
por todos los lugareños afectados; por quienes aún siguen redoblando los
esfuerzos para acompañarlos llevándoles la ayuda solidaria; y por quienes
trabajan para restablecer el orden en esas comunidades.
Mons.
Luis Urbanč
8º
Obispo de Catamarca