Camino a la Beatificación

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15 abril 2012

La Sagrada Imagen de la Virgen ya preside las fiestas en su honor

La Sagrada Imagen desciende en
brazos del Señor Obispo.
A las 19.00 del sábado 15 de abril, las campanas de la Catedral anunciaron que en ese instante tenía lugar la Solemne Bajada de la Virgen desde su Camarín hasta el trono ubicado en el Presbiterio. Una multitud de devotos de la Madre del Valle participaron de la tradicional ceremonia, agitando sus pañuelos para saludarla con emoción, mientras Ella se acercaba para quedarse con ellos en estos días de fiesta espiritual.

El Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanč, bajó con la venerada Imagen, mientras en el templo resonaban los cantos a la Santísima Virgen. Seguidamente se rezó el Santo Rosario y se entonaron las Letanías Lauretanas.

En la homilía, el Obispo habló del valor de la familia y de la educación de los hijos en la fe y en los valores cristianos. Sus palabras fueron muy aplaudidas por los presentes, y se inscriben en el Año de la Familia, prioridad pastoral de la diócesis en 2012, en el marco de la Misión Diocesana Permanente.

Con la bendición concluyó la ceremonia de la Bajada, que fue recibida a través de Internet por los pobladores de Capital y el interior, como también de fuera de la provincia.
Integrantes de los medios de comunicación durante la misa.

Misa de los medios de comunicación

En la primera celebración eucarística del Septenario en honor de Nuestra Señora del Valle, que tuvo lugar a las 21.00, rindieron su homenaje a la Madre Morena, los Medios de Comunicación Social, radiales, gráficos, televisivos y digitales (estatales y privados), Radio María, círculos y asociaciones, y la Pastoral Diocesana de Comunicación Social. Además se dio gracias por los 50 años de permanencia en la Diócesis de las Hermanas Franciscanas Misioneras de la Natividad de Nuestra Señora.
Periodistas de distintos medios elevaron súplicas.

La Santa Misa fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanč, quien en la homilía comenzó destacando la participación de los periodistas en la celebración y a continuación agradeció a Dios por los 50 años de la congregación de las hermanas franciscanas de la Natividad en nuestra diócesis, lo cual “es un gran gozo en el marco de la celebración de la octava de Pascua”, expresó.

Dirigiéndose a los periodistas les dijo: “Gracias porque nos ayudan a llevar el nombre de Jesús a todos los rincones de la provincia”.
Las Hnas. Franciscanas de la Natividad renuevan sus
votos ante la Madre del Valle.
Y a continuación reflexionó sobre las lecturas proclamadas en la Liturgia de la Palabra. Repasando la lectura de los Hechos de los Apóstoles, en la que se narra cómo vivía la primitiva comunidad cristiana, el Obispo Diocesano destacó “cómo moviliza la certeza de que Jesucristo está vivo”, que da lugar a que “los creyentes tengan un solo corazón”. Exhortó entonces a los cristianos de hoy en Catamarca a que imitemos a aquella primera comunidad y pongamos nuestros bienes al servicio de todos.

Periodistas realizaron las lecturas.
Más adelante, Mons. Urbanč preguntó: “¿Qué clase de fe tenemos en el Resucitado?”, e invitó a todos a pedirle a la Madre que nos ayude a creer en Jesús Resucitado. Luego recordó el pasaje evangélico en el que Cristo plantea: “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?”, para afirmar que “si lo tengo a Cristo lo tengo todo; la muerte no tendrá poder sobre aquel que sigue a Jesús”.

Al reflexionar sobre la segunda lectura de la primera carta de san Juan, el Obispo planteó: “¿Cómo se manifiesta que realmente creemos? En la medida en que cumplimos los mandamientos de Dios”. Entonces explicó que “las tradiciones vacías, huecas, no sirven aunque parezcan buenas. Si no producen un cambio en la vida, no sirven”, remarcó. Y puso como ejemplo que es posible que en cada fiesta de la Virgen participemos devotamente, pero si no cambiamos el corazón, no sirve.
Momento de las ofrendas.

Al repasar la lectura del Evangelio, también de san Juan, invitó: “No seamos como este Tomás, que exigió a Dios y a sus propios compañeros poder meter sus dedos en el costado y en las manos de Jesús para creer”. Lamentó que haya una “inmensidad de hombres y mujeres que dicen que si no ven no creen”, cuando “creer sin haber visto es la auténtica fe que nos hace felices”, afirmó y agregó: “Solamente tendremos vida si creemos en el Señor”.

Hacia el final de su homilía volvió a agradecer el testimonio de las hermanas que, formando una comunidad de creyentes, ponen sus bienes en común y son fieles a Cristo, su Esposo. “Son inteligentes estas mujeres”, dijo con admiración y contrastó la elección de ellas con las de aquella que van detrás de las modas, de las vanidades, “en cambio ellas -por las religiosas- han encontrado la vida plena en Él”. Entonces pidió a Dios, por intercesión de la Santísima Virgen, “que suscite muchas vocaciones a la vida consagrada”.

Un colega de los medios de comunicación junto
a su familia acerca el pan al altar.

Concluyó anhelando que “este Septenario nos renueve en el seguimiento de Jesús, para que seamos fieles discípulos misioneros”.

En el momento de la oración de los fieles, comunicadores sociales de diferentes medios expresaron las preces y a continuación realizaron las ofrendas.

Con oraciones y cánticos tanto las religiosas como los miembros de los medios de comunicación, junto a todo el Pueblo de Dios que colmó la Catedral Basílica, vivieron cada momento de esta celebración que fue convocada bajo el lema: ““María se acerca a su pueblo para celebrar el encuentro con Jesús Resucitado”.