El sábado 16 de mayo
concluyeron las festividades en honor a la Virgen de la Dulce Espera en la
zona norte de la jurisdicción parroquial
de Santa Rosa de Lima. La procesión se inició a las 17.30 desde la rotonda del
barrio Piloto y recorrió las calles del sector con las imágenes de Santa Rosa
de Lima y la Virgen de la Dulce Espera, terminando en el Oratorio, que lleva su
nombre, donde se celebró la Santa Misa.
Durante su homilía, el párroco,
Pbro. Armengol Acevedo, destacó que “estamos celebrando a la Patrona de esta
parte de la comunidad parroquial, a la Virgen María embarazada, llevando en su
seno la esperanza del nacimiento de su Hijo Jesús. Esperanza que tienen muchas
mujeres de tener a sus hijos entre sus brazos. Por eso pedimos que Ella les
consiga de parte de Jesús esa gracia”.
“Hoy la Iglesia nos invita a
levantar nuestra mirada al Cielo, no como firmamento sino a Dios desde donde
salió Jesús, para estar entre nosotros y tomar la naturaleza humana. Naturaleza
con la cual regresa a su Padre y entra
en la vida divina de la eternidad, para mostrarnos así el destino al que tenemos que apuntar en
nuestra vida cristiana. Para participar de esta felicidad eterna debemos seguir
a Jesús haciendo obras buenas”, apuntó el sacerdote.
Asimismo, afirmó que “lo que
nos aparta de ese bien absoluto es el pecado,
pero el Padre nos envió a su Hijo para que nos alejemos del mal y
sigamos a su Hijo para volver purificados a su morada eterna. Por lo tanto,
seguir con fidelidad a Jesús nos asegura que vamos a estar con Dios en el
Cielo. Ésta es la verdad que ilumina nuestra vida
de creyentes, que hemos
salido de Dios porque Él nos ha creado, y nos ha hecho para Él”.
Pidió al Espíritu Santo “que
esta verdad de nuestra fe nos ayude a vivir en este mundo haciéndonos cargo de
las cosas de cada día, pero con nuestro corazón puesto en el Cielo, porque
nuestro corazón está hecho para Dios. Y esto es lo primero que Jesús nos
muestra volviendo a la Casa de su Padre”.
Por último, expresó que “la
otra lección de este día es que Jesús cuando dijo: ‘Vayan y prediquen el Evangelio’
pone en las manos de la Iglesia la continuidad de su misión. Entonces también
pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a que todos conozcamos estas verdades y
aprendamos a vivir con alegría esta vida, que es regalo de Dios”.
Al finalizar la Santa Misa,
el Padre Acevedo agradeció a los miembros de la comunidad que hayan trabajado
unidos para honrar a su Patrona, preparando y participando diariamente del rezo
del Santo Rosario y la Novena, como así también la Procesión y Santa Misa de
ese día.
Luego bendijo los vientres
de las embarazadas presentes.