SI NO HAY UNA
SOLUCIÓN, NADIE GANA,
TODOS PERDEMOS
Con tristeza e impotencia, nuestra Comunidad Catamarqueña siente que
nuevamente está siendo golpeada en uno de los lados que más duelen y cuyas
funestas consecuencias serán muy difícilmente reparables. En efecto, ¿cómo
podrán remediarse los días de clases que nuestros niños, jóvenes y adultos ya
han perdido, y si las cosas siguen así, seguirán perdiendo? Y aunque somos
conscientes de que lo que se ofrece es hoy insuficiente, ¿qué sucederá si
incluso no se ofrece ni lo poco que tenemos y podemos?
Se podrían hacer muchas
consideraciones académicas, pero no es el momento. Todos sabemos, aunque sea
mínimamente, la importancia que tiene la educación para la vida de cada persona
y de la sociedad en su conjunto. Todos somos conscientes del valor de la
vocación y del trabajo de los docentes y de sus derechos. No puede no causarnos
una seria preocupación las dificultades que hoy impiden que se cumplan
integralmente tanto el derecho de los niños y de los jóvenes a la educación
como los derechos de los trabajadores docentes, ambos tutelados por nuestra
Constitución Provincial.
Los sistemáticos conflictos entre los
sectores que gremialmente representan a la docencia y las autoridades políticas educativas del
Estado Provincial, y cuyo costo es la pérdida de días de clases, nos alejan del
necesario mejoramiento cualitativo de la educación catamarqueña y ponen en
serio riesgo la paz social. En el presente estado de cosas, ¡¡¡todos estamos
perdiendo!!!
Por los graves daños que esta situación
nos está causando, les rogamos encarecidamente a todos los actores en
conflicto, continuar el diálogo, procurar que el Bien Común esté por encima de
los intereses sectoriales, que todos estemos dispuestos a dar y también
razonable y generosamente a algo que renunciar.
Esperamos que nuestra súplica sea
escuchada y atendida. Está en peligro una parte muy importante de nuestro
futuro. Todos queremos el bien y la paz de los catamarqueños. A todos los
miembros de la Comunidad los exhortamos a elevar nuestras oraciones al Padre
Clementísimo y a la Madre del Valle para que nuevamente nos ayuden a superar
este difícil momento.
EQUIPO DIOCESANO DE PASTORAL SOCIAL
DIÓCESIS DE CATAMARCA