El sábado 8 de agosto, en la
capilla del Monasterio Inmaculada del Valle, ubicado camino a El Jumeal, se
llevaron a cabo los actos litúrgicos en honor a Santo Domingo de Guzmán, Santo
Patrono de la comunidad de las Monjas Dominicas, con la participación de una
gran cantidad de de fieles. Los cantos estuvieron a cargo del coro Cantus Nova,
dirigido por el Prof. Ariel Escobal.
La celebración eucarística
fue presidida por el Pbro. Armengol Acevedo, párroco de la comunidad de Santa
Rosa de Lima, a cuya jurisdicción pertenece el Monasterio de las Monjas Dominicas.
Durante su homilía,
manifestó: “Hoy celebramos al fundador de esta comunidad religiosa y su fiesta
litúrgica nos invita a volver nuestra mirada al Evangelio, que es en primer
lugar la
persona de Jesús, su vida, sus gestos, sus comportamientos, es la
Buena Noticia. En el texto bíblico hemos escuchado que Jesús manda a decir a
los discípulos que digan a la gente que Dios está viniendo para reinar, para
salvar. Y ésta es precisamente la gracia que recibió Santo Domingo, de instruir
a sus compañeros para hablar del Evangelio, de Jesucristo”.
Luego afirmó que “esta tarea
evangelizadora es un constante desafío a volver a las raíces del anuncio, de que
todos sean discípulos de Jesús. Es un desafío porque nos invita a preguntarnos
si estamos haciendo esto en la Iglesia.
Hoy
también sucede lo que San Pablo le dice a Timoteo como advertencia, el
relativismo donde todos tienen la verdad, que cada cosa es según con el cristal
con que se mira. Y los cristianos tenemos un mensaje para eso, ese mensaje no
es una teoría, nuestra verdad es una persona, es Jesucristo”.
En la parte final de su
reflexión pidió al Espíritu Santo “que todos salgamos a anunciar a Jesucristo y
que la maravilla de su obra salvadora resplandezca en nuestra vida cristiana. Que
cada uno de nosotros se encuentre con Jesús, que se sienta salvado, que
entendamos que en Jesús está la verdad y el camino de la verdadera felicidad
para todos”.
Al finalizar la Santa Misa
los fieles presentes veneraron las reliquias de Santo Domingo.
Luego se compartió un
brindis en el patio externo del convento.