La Conferencia Episcopal
Argentina pidió hoy en una declaración no escatimar esfuerzos para asegurar la
transparencia de los comicios y evitar sospechas que provoquen “desconfianza y
acentúen las divisiones entre los argentinos”, y aseguró que “una democracia
sin valores y sin ejemplaridad se empobrece”. “Que ningún signo de violencia o
intolerancia ensombrezca el acto eleccionario y, al mismo tiempo, esperamos
actitudes de nobleza para reconocer y respetar la legítima y soberana voluntad
popular”, subrayó.
La Comisión Ejecutiva difundió
una declaración titulada “Elecciones, servicio al bien común”, destacó el valor
de la democracia, pero lamentó que el proceso eleccionario se desarrolle en un
“clima de agravios, sospechas y denuncias que debilitan la credibilidad de
personas e instituciones”.
“Una democracia sin valores y sin
ejemplaridad se empobrece. Por lo tanto, no deberían escatimarse esfuerzos en
orden a mejorar los procedimientos, asegurar la transparencia y evitar todo
tipo de sospechas que terminen provocando desconfianza y acentúen las
divisiones entre los argentinos”, subrayó.
“Que ningún signo de violencia o
intolerancia ensombrezca el acto eleccionario y, al mismo tiempo, esperamos
actitudes de nobleza para reconocer y respetar la legítima y soberana voluntad
popular”, agregó.
Elecciones, servicio al bien común
El pueblo argentino vive un año
de especial significación cívica con una agenda electoral intensa que
representa el ejercicio soberano de la voluntad popular. Se expresa así la
“Nación que queremos”.
La democracia, que tanto esfuerzo
nos ha costado alcanzar y preservar, es una conquista que no puede ponerse en
riesgo por la existencia de prácticas que puedan socavar su legitimidad. Nos
interesa la consolidación y desarrollo de nuestro sistema democrático en paz.
Lamentablemente hemos asistido a un clima de agravios, sospechas y denuncias
que debilitan la credibilidad de personas e instituciones.
Frente a ello sólo cabe
recomponer una actitud de respeto, de diálogo sincero y de participación
comprometida. Es necesario retomar el camino de los valores éticos y promover,
como nos invita el Papa Francisco, una cultura del encuentro que facilite la
amistad social. Así podremos vivir las elecciones como un acontecimiento
esperanzador, que refleje el nivel cívico de un pueblo que va a las urnas con
la convicción de que es el mejor modo de expresar la voluntad de ser una Nación
cada vez más inclusiva para todos los argentinos.
De este acontecimiento, que debe
ser una auténtica fiesta cívica en el marco de la Constitución Nacional, son
garantes el Estado, los Partidos Políticos y los Ciudadanos. A cada uno le
corresponde un papel y una responsabilidad que hacen al bien de la República.
Todos somos responsables, nadie puede sentirse ajeno:
Al Estado en sus diversos poderes
le corresponde crear las condiciones objetivas que aseguren un desarrollo
transparente, dando garantías al acto eleccionario;
Los candidatos y Partidos
Políticos deben presentar con claridad sus plataformas, propuestas e ideas;
como así también ser respetuosos ante los ocasionales adversarios.
Los ciudadanos, en el ejercicio
de nuestra libertad y derechos, tenemos que conocer y discernir sobre las
propuestas que mejor respondan a nuestros principios y convicciones, como así
también sobre la idoneidad y coherencia de las personas que buscan nuestro
voto. Todos tenemos derecho a desear un país mejor.
Una democracia sin valores y sin
ejemplaridad se empobrece. Por lo tanto, no deberían escatimarse esfuerzos en
orden a mejorar los procedimientos, asegurar la transparencia y evitar todo
tipo de sospechas que terminen provocando desconfianza y acentúen las
divisiones entre los argentinos. Que ningún signo de violencia o intolerancia
ensombrezca el acto eleccionario y, al mismo tiempo, esperamos actitudes de
nobleza para reconocer y respetar la legítima y soberana voluntad popular.
En camino a la celebración del
Bicentenario de la Independencia Nacional anhelamos que estas elecciones honren
el sacrificio y la entrega de nuestros mayores, por eso ponemos estas
reflexiones en las manos de Nuestra Madre de Luján que siempre nos ha
acompañado a lo largo de la historia, y elevamos juntos la oración por la
Patria: Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la
verdad y el compromiso con el bien común…. Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Fuente: AICA