“El
misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de
Jesús da esperanza a nuestra vida”
El Jueves Santo en horas de
la noche, se llevó a cabo la Misa de la Cena del Señor y Lavatorio de los pies,
en la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle. La misma fue
presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por el
Rector del Santuario Mariano, Pbro. José Antonio Díaz, y los sacerdotes
Bartolomé Centeno y Eduardo Navarro.
Durante esta celebración, el
Obispo lavó y besó los pies de doce personas entre jóvenes, adultos y niños,
recordando el gesto de Jesús con sus apóstoles en la Ultima Cena. También
se rezó especialmente por la Patria, al cumplirse los 40 años del golpe
militar, para los argentinos “nos reencontremos y vivamos como hermanos”. Y la
comunidad se unió a la acción de gracias por los 9 años de la llegada de Mons.
Luis Urbanc a Catamarca como Obispo Coadjutor.
Durante su homilía, el
Pastor Diocesano manifestó que “en esta Misa que llamamos de la Cena del Señor,
de la institución de la Eucaristía, vamos a rezar también por la Patria, porque
se cumplen 40 años de momentos difíciles, para iluminar el recuerdo de esos
hechos de tanta violencia con el misterio de la Cruz de Jesús, en el sentido de
que nos puede reconciliar, hacer que nos reencontremos, que superemos nuestras
diferencias y que vivamos como hermanos”.
“También quiero dar gracias
a Dios porque en este día porque hace 9 años, exactamente, que vine a Catamarca
como Obispo Coadjutor, así que le doy gracias al Señor y a la Santísima Virgen
porque me han acompañado tanto y me han ayudado a ir sintiéndome un
catamarqueño más entre ustedes, peregrinando esta etapa de mi vida con ustedes”,
expresó el Obispo.
Adentrándose en la temática de estos días,
indicó que “el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús es lo que
da fundamento a nuestras alegrías y tristezas, éxitos y fracasos, lo que le da
esperanza a nuestra vida. Por tanto hoy, tendré el honor de lavarles los pies.
Es un gesto de Jesús cuando está transido de dolor. Jesús nos enseña a ser
grandes. No crean que Jesús tuvo nada más que un lindo gesto, de lavarles los
pies a los discípulos. Le lavó los pies a Judas, que después lo iba a besar y
entregar. Le lavó los pies a Pedro, que lo va a negar tres veces. Aprendamos a
ser grandes. Jesús no se hizo la víctima, todo lo contrario, se ocupó de sus
amigos, de aquellos que Él eligió, compartió con ellos la Última Cena con mucha
fortaleza, podría haberse puesto a llorar para que se compadezcan de Él. No
hizo
eso, ni tampoco se hizo el fuerte porque también manifestó sus
limitaciones. Les contó la verdad a sus apóstoles: ‘Uno de ustedes me va a
entregar, otro me va a negar tres veces esta noche’. Les dice la verdad…”.
Continuando con su
reflexión, Mons. Urbanc manifestó que “Jesús nos va a dejar el testamento de su
gran amor: ‘Amense los unos a los otros como yo los he amado’. ‘¿Han
comprendido lo que acabo de hacer con ustedes? Esto de lavarles los pies… Esto mismo lo harán ustedes a futuro. Tienen que
ser servidores de los demás’. ¿Saben qué distinto sería el mundo si cada uno se
esfuerza siempre en ser un servidor del otro? Vivimos en un mundo en donde cada
uno busca servirse de los demás. De allí vienen las guerras, los conflictos, la
prepotencia, la violencia. Nos queremos servir del otro. Jesús jamás se sirvió de
nadie. Se puso al servicio. ‘Ustedes me dicen Maestro y Señor y lo soy, pero yo
estoy en medio de ustedes como el que sirve’”.
Asimismo, destacó que “Jesucristo
se entrega para liberarnos, porque es el servidor. Jesucristo, el Siervo Sufriente,
para que nosotros aprendamos a construir un mundo que se fundamente en el amor,
en el respeto, en el servicio, en el perdón”.
Al finalizar la misa, se
trasladó procesionalmente la Eucaristía consagrada hasta el Monumento, donde se
expuso para su adoración.