Una gran cantidad de fieles
participó de la tradicional Peregrinación del Pueblo de Dios, que se inició en
la Plaza del Maestro y culminó en la gruta de la Virgen del Valle. Fue
presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Urbanc, y contó con la presencia de
sacerdotes y religiosos de la ciudad capital.
Una gran columna conformada por
familias completas caminó por la avenida Virgen del Valle tras la imagen de
Jesús crucificado, meditando las estaciones del Vía Crucis cuyas reflexiones
versaron sobre la misericordia, temática propuesta para este año por el Papa
Francisco.
Al llegar al ingreso a la
Gruta de Choya, se realizó la bendición de los ramos y la proclamación del
Evangelio en el que se relata la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.
Luego caminaron con los
ramos en alto hasta la explanada del lugar del hallazgo de la
Sagrada Imagen
para participar de la Santa Misa.
Después de la lectura de la
Pasión del Señor, el Mons. Urbanc dijo a los presentes: "Les pido de
corazón que no saquemos la vista de Cristo crucificado, porque está ahí por tus
pecados, por mis pecados", y más adelante agregó que "no lo sigamos
crucificando, no lo sigamos entristeciendo".
Para finalizar rogó
"que nuestra querida Madre la Dolorosa, nos ayude a sentir el dolor de
nuestros pecados, a arrepentirnos de ellos y querer vivir en plena comunión con
Dios y con los hermanos".
La marcha penitencial se
realizó bajo el
lema “Sean misericordiosos como el Padre”, en correspondencia
con el Año Jubilar de la Misericordia, propuesto por el Papa Francisco, y en el
Año del Compromiso Cívico y Ciudadano, que vive la diócesis local en el marco
de la Misión Diocesana Permanente. Además, tuvo la particularidad de unir dos
acontecimientos que se celebran este año: los 125 años de la Coronación
Pontificia de la Sagrada Imagen de la Virgen del Valle, y los 100 años de la
construcción del Camarín.