“La
misericordia sacerdotal es una compasión atravesada por el amor a los
semejantes”
Durante la noche del martes 22
de marzo, en el Altar Mayor de la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra
Señora del Valle, se llevó a cabo la Misa Crismal, presidida por el Obispo
Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por todos los sacerdotes de la
diócesis, quienes previamente participaron de la Jornada Sacerdotal concretada
en la Casa de Retiros Espirituales Emaús.
Durante la celebración
eucarística se consagró el Santo Crisma y se bendijeron los óleos de los
catecúmenos y de los enfermos, y los presbíteros renovaron las promesas
sacerdotales.
Durante su homilía, Mons.
Urbanc llamó a los sacerdotes a renovar “con gratitud y seriedad la unción que
hemos recibido y las promesas sacerdotales para difundir siempre y en todas
partes el ‘buen olor de Cristo’”, remarcando que “nuestro único punto de referencia
es Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Él es el ‘rostro visible de la
Misericordia del Padre Celestial’. Nunca dejemos de
acudir a esta fuente
inagotable de Misericordia, para que seamos cada vez más creíbles testigos y
dispensadores de esa infinita Misericordia de la que siempre necesitan las
generaciones humanas. Por tanto, no dejemos de recordarnos que el mundo nos
necesita como ‘sacerdotes
misericordiosos como el Padre’”.
Ahondando en la temática de
este año jubilar que vive la Iglesia, afirmó que “la Misericordia no excluye a
nadie; por el contrario privilegia a los que no ven o creen, a los marginados,
y a los que sufren cualquier esclavitud o persecución. Dios quiere que los
últimos, los débiles, sean los primeros en conocer la vida digna, libre y
dichosa que el amor de Dios quiere para todos sus hijos, heridos por los
pecados”.
Asimismo, resaltó que “la
misericordia sacerdotal es una compasión atravesada por el amor a los
semejantes, un empeño de todo su ser con la miseria de los otros. Al igual que
Jesús, nos corresponde mantener vivo el mensaje de la Misericordia, que es el
amor incondicional, compasivo y tierno de Jesús. Su camino es nuestro camino,
su misión es nuestra misión. Jesús, con su ser y actuar, muestra cómo es Dios,
cómo actúa Dios y cómo siente Dios. No es un teórico de la Misericordia, sino
ella misma”.
“Ser
sacerdotes misericordiosos las 24 horas del día”
En otro tramo de su
predicación, el Obispo exhortó a todo el clero a “ser sacerdotes
misericordiosos las 24 horas del día, en todo y con todos: en la predicación y
la manera de celebrar, en los gestos, en los signos, en la disposición para
acoger y escuchar, en el modo de relacionarnos, en el respeto y cuidado de
todos, en las opciones pastorales, en las obras de misericordia corporales y
espirituales”.
También manifestó que “un
criterio pastoral que nos recalca el Papa Francisco, en relación con la
misericordia, es la cercanía, la proximidad, la empatía. Siempre dispuestos a
establecer a eliminar distancias, a propiciar el acercamiento, a derribar muros…
A un buen pastor no le debe ser extraño o desconocido nada de lo que pasa y se
vive en su comunidad. No nos permitamos ser fríos y distantes. No fuimos
ordenados para encerrarnos y para que no nos molesten. Un corazón
misericordioso no pone límites, ni horarios. No podemos dejarnos llevar por una
cultura que sólo reconoce y exalta a los triunfadores, a los grandes y
poderosos. Una cultura del éxito que todo lo mide por resultados, por
efectividad y utilidad. Un corazón misericordioso, al estilo de Jesús, opta por
el amor a los frágiles, los débiles, los pequeños y los aparentemente inútiles
y
desechables”.
Bendición
de óleos y consagración del Santo Crisma
Luego del rito de renovación
de las promesas sacerdotales, se realizó la bendición de los óleos de los
enfermos y de los catecúmenos; y seguidamente se consagró el Santo Crisma con
el que se administrarán los Sacramentos del Bautismo, la Confirmación y el
Orden Sagrado.
Al ungir con el Santo
Crisma, la Iglesia quiere significar que el que lo recibe debe exhalar el buen
olor de la santidad; la suavidad de las virtudes y la incorruptibilidad de la
pureza.
El Obispo entregó los óleos
consagrados a cada uno de los párrocos de las 31 parroquias de la Diócesis de
Catamarca.