“Mientras
el mundo siga dando la espalda a Dios seguirá
sumido en la tristeza y el sinsentido de la vida”
El martes 5 de abril, en el
tercer día del Septenario en honor a Nuestra Señora del Valle, los Señores
Intendentes de Capital, Lic. Raúl Jalil, y del Interior provincial, con sus respectivos
gabinetes, llegaron a los pies de la Sagrada Imagen para rendirle su homenaje durante la misa central
de las 21.00, presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, en el marco
de las festividades marianas.
Durante su homilía, el
Pastor Diocesano manifestó que “uno de los frutos más llamativos de la Pascua
fue la fraternidad que se fue gestando entre los primeros convertidos a la fe
cristiana. El hecho de que los primeros cristianos pusieran todas sus
posesiones en común y se ocuparan de los
más pobres fue atrayendo la atención
de la gente”. Y agregó que “esta experiencia real, con sus más y sus menos, se
convierte en un paradigma y en una verdadera motivación para el afianzamiento y
madurez de nuestras comunidades, que también deben dar una clara imagen de unidad
y caridad fraternas, hacia adentro y afuera de la misma”.
En otro
tramo de la predicación afirmó que “mientras el mundo siga dando la espalda a
Dios y siendo indiferente a las enseñanzas espirituales para entregarse a lo
puramente material y al dinero, no podrá renacer del Espíritu Santo. Y quien no
renace del Espíritu Santo sigue sumido en la tristeza, el miedo, la duda y el
sinsentido de la vida, fingiendo felicidad y alegría mientras las fuerzas lo
acompañan”.
Y
enfatizó que “si los seres humanos no nos volvemos a Dios por medio de cambios
profundos terminaremos no soportándonos a nosotros mismos. Pero si acogemos a
Jesucristo, si reconocemos que la materia no proporciona salvación, si
aceptamos que esta vida terrena es transitoria y que nada de este mundo nos
puede salvar, excepto el Hijo de Dios hecho hombre, entonces sí obtendremos la
paz que serena los corazones y los impulsa a amar sin reservas hasta el perdón,
cuantas veces fuera necesario”.
En el
momento de preparar la mesa eucarística, los alumbrantes acercaron las ofrendas
hasta el altar consistente en distintos elementos que serán destinados a la
atención de los hermanos peregrinos.