“La
Encarnación del Hijo de Dios es una expresión
concreta de la misericordia divina”
En la noche del lunes, el
casco céntrico fue testigo de la devoción de los trabajadores del ámbito de la
Salud a la Virgen del Valle. Cerca de las 21.00, desde distintos organismos e
instituciones arribaron en peregrinación hasta el Santuario Mariano cantando y
rezando bajo la lluvia, con las ambulancias que anunciaron con sus sirenas la
llegada al Paseo de la Fe, para participar de la Santa Misa presidida por el
Obispo Diocesano, Mons. Urbanc.
Cada delegación ingresó con
la imagen de la Virgen del Valle que preside sus centros de Salud y fueron
colocadas al costado del altar mayor de la Catedral. Estuvieron presentes las
autoridades, el personal médico y administrativo de los hospitales, sanatorios,
clínicas, colegios médico, farmacéutico, bioquímico, etc., obras sociales, la
Pastoral de la Salud y Pastoral de las Adicciones y el Servicio Sacerdotal de
Urgencia.
En su homilía, el Obispo
agradeció la presencia de los alumbrantes y reflexionó sobre la temática del
día, referida a que todo bautizado es puerta de la Misericordia de Dios para el
prójimo. El tema fue inspirado en la “Solemnidad de la Encarnación del Hijo de
Dios, que se trasladó del 25 de marzo, pues ese día celebramos el Viernes
Santo, dentro del triduo pascual”. Al respecto destacó que “este acontecimiento
es único y, junto con la Pasión, Muerte y Resurrección, el más grande y
extraordinario en la historia de la humanidad. El amor y la misericordia
prometidos durante siglos se han cumplido, gracias al sí de una jovencita
judía, creyente, pura y virgen”.
Mirando con ternura la
imagen de la Morena del Valle, expresó que “Dios elige a María, una
mujer sin
ningún título de nobleza, ya que no pertenecía a ninguna familia importante.
María es parte de esa humanidad que, pese a las situaciones históricas de
marginalidad, rechazo y abandono por parte del oficialismo socio-religioso de
su tiempo, confía, espera y está abierta al querer divino. De esta forma hace
posible que la Palabra -Jesús- asuma nuestro barro y lo redima. Ella es la
firme aliada de la salvación de Dios que colmará la expectativa de los pobres
de su pueblo”.
En otro tramo, afirmó que “nos
encontramos transitando el jubileo de la misericordia. Y el hecho de la
Encarnación del Hijo de Dios es una expresión concreta de esa misericordia
divina de la que tan necesitado estará siempre el ser humano”.
Para finalizar, animó a los
presentes a rogar a “Nuestra Madre del Valle que nos ayude a caminar detrás de
Jesús como verdaderos hermanos los unos de los otros”.
Siguiendo con la Santa Misa,
en el momento de las ofrendas, una gran columna de trabajadores de la Salud
acercó al altar donativos para la atención de los hermanos más necesitados y
los peregrinos.
Luego de la bendición final,
el Obispo bendijo las ambulancias y vehículos de asistencia médica en el Paseo
de la Fe, elevando súplicas a Dios por los enfermos a quienes deban asistir y
los profesionales que ayudan al necesitado.