Tal como sucede dos
veces al año, de una manera siempre renovada, la Sagrada Imagen de la Virgen
del Valle descendió desde el Camarín en brazos del Obispo Diocesano, Mons. Luis
Urbanc, hasta el Presbiterio desde donde preside las fiestas en su honor.
La tradicional y
emotiva ceremonia fue vivida por una gran cantidad de fieles que desbordó el
Santuario y Catedral Basílica, expresando
con vivas, aplausos y pañuelos agitados el entrañable amor a la Madre Morena.
Le rindieron honores las
autoridades provinciales y municipales encabezadas por la Señora Gobernadora,
Dra. Lucía Corpacci, y el Señor Intendente de San Fernando del Valle de
Catamarca, Lic. Raúl Jalil, entre otras autoridades presentes.
Luego de que la
Imagen Centenaria fue colocada en la urna festiva, comenzó la Novena con el
rezo del Santo Rosario meditado, que fue guiado por el Señor Obispo. Seguidamente
se elevaron las Letanías y tras la bendición con el Santísimo Sacramento se
cantó el Angelus para saludar a María.
En referencia a este
rito que marca el inicio de las fiestas de la Inmaculada Concepción, el Obispo
dijo que “con este solemne acto recordamos tu descenso del cielo a la Gruta de
Choya, es decir tu llegada a este Valle Central del que recibiste un nuevo
apelativo con el que te veneramos por cuatro centurias como Virgen del Valle,
como Madre del Valle. Gracias por este cariño maternal. Gracias por tu
fidelidad y paciencia”.
Año de la Familia y Año de los Jóvenes
Asimismo, agradeció a
la Madre “por el Año de la Familia que estamos concluyendo, en el marco de la
Misión Diocesana Permanente, y pedirte que nos ayudes a vivir intensamente el
Año de la Fe ya iniciado el 11 de octubre junto al Papa Benedicto XVI. Son dos
gracias que hemos recibido de nuestro buen Padre celestial. Te encomendamos que
nos cuides para que fructifiquen en abundancia, que cada uno coopere con la
gracia para que no queden en el olvido los propósitos y esfuerzos realizados
personal y comunitariamente”.
“Madre, ayúdanos a
ser la familia creyente de Jesús, que la Palabra de Dios, la celebración de los
sacramentos y la caridad consoliden nuestras familias como signos visibles de
la Santísima Trinidad. Que desde Catamarca, todos los argentinos recibamos la
divina bendición de ser una sola familia, sin parias y excluidos. Ayúdanos a
ser hermanos”, enfatizó.
En otro tramo de su
prédica, Mons. Urbanc confió a la juventud, “que nos ocupará pastoralmente
hasta el 8 de diciembre de 2013, estrechamente unido a lo que hemos abordado,
la Vida en el 2011 y la Familia en el 2012. Tú más que nadie sabes cuán
importante y decisiva es esta etapa del ser humano para lograr personalidades
definidas, creativas, fecundas y felices. Consíguenos de tu amado Hijo las
gracias que nos involucren con mucho amor a presentar a Jesucristo ante
nuestros jóvenes, a fin de que ellos se reconozcan en El, se consoliden,
configuren con El”.
“Concédenos a lo
largo de esta novena profundizar nuestra fe en el único Dios Padre, Hijo y
Espíritu Santo a quien sea la gloria en la santa Iglesia por los siglos de los
siglos”.