En el marco de la Misión
Diocesana Permanente, bajo el lema “A tu familia, Dios la ama”, los 50 años del
Concilio Vaticano II, los 20 años del Catecismo de la iglesia Católica, en
adhesión a la apertura del Año de la Fe, propuesto por el Santo Padre Benedicto
XVI, el jueves 11 de octubre se vivió un acontecimiento muy especial, con la
participación de las escuelas primarias y secundarias, los distintos barrios
con sus Santos Patronos de la ciudad de Belén, Londres y Puerta de San José.
La convocatoria, que reunió
a unas 1.500 personas, se llevó a cabo en el Club Tiro Federal de la ciudad de
Belén, y estuvo organizada por Parroquia Nuestra Señora de Belén y el Colegio
Virgen de Belén.
A las 18.30 se congregaron
las imágenes, que llegaron acompañadas con misachicos, y a las 19.30 se ofició
la Santa Misa presidida por el Cura Párroco, Pbro. Pablo Batallán, quien en su
homilía expresó: “Con gran alegría, Dios me permite vivir este gran
acontecimiento y digo acontecimiento porque esta palabra tiene un significado
especial (acontecimiento es aquel hecho de la historia donde Dios mismo se
revela como el que ama a su pueblo, lo salva y lo libera). El Concilio ha sido
un acontecimiento y el Santo Padre encuentra la oportunidad en él de canalizar
su preocupación y recordar lo que el Concilio dejó como mensaje y guía para
caminar en esta etapa de la historia”.
En otro tramo dijo que “el
Catecismo es presentado como un testimonio viviente de los discípulos del Señor
y releerlo es entrar en contacto con la fe vivida por el pueblo de Dios. Como
hoy este gran puñado de jóvenes y niños que llegaron para manifestar su fe es
muy emocionante. Este es un tiempo donde esta ‘puerta abierta’, nos lanza a una
relación íntima y celebrativa, que alaba y agradece a Dios por el don
maravilloso de la fe y de su iglesia. Un año y un llamado a relacionarnos de
corazón y espíritu, a re-enamorarnos del Dios de la vida, en la Eucaristía, la
Palabra y en los relatos de fe de tantos hermanos que nos han precedido, a
redescubrir la alegría de crecer y volver a encontrar el entusiasmo de
comunicar la fe, pues ésta crece cuando se vive como experiencia de un amor que
se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo”.
Dirigiéndose a los jóvenes,
los exhortó a que “le demos un voto de confianza a Dios, vivamos la experiencia
del Centurión, de los discípulos de Emús, y tantos otros ejemplos. La fe se va
educando en familia, se va enriqueciendo en la liturgia, se la vive en
comunidad. Ojalá este año de la fe nos animemos a encontrarnos”.
Finalizada la celebración
eucarística, distintas instituciones brindaron sus cantos, danzas, poesías y
representaciones referidas a la fe.
La jornada se vivió en
familia con la alegría de manifestar su fe.