El jueves a la noche, en la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle, se llevó a cabo la misa de institución de la Eucaristía, que dio inicio al denominado Triduo Pascual. En el transcurso de la misma se concretó el lavatorio de los pies, que en esta ocasión, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, lo realizó con doce jóvenes, teniendo en cuenta que éste es el año dedicado a la juventud en la Diócesis de Catamarca, opción pastoral definida en el marco de la Misión Diocesana Permanente.
Durante
su homilía, Mons. Urbanc explicó que “esta noche se instituye la Eucaristía y
hay un signo de Jesús que lo caracterizó: el servicio. Jesús dejó como testamento
antes de morir en la cruz este mandato, después de haber comido el cordero
pascual, se levantó, tomó la toalla y se puso a lavar los pies a cada uno de
sus apóstoles. Quedaron atónitos, sobre todo Pedro, quien se negaba, cómo puede
ser posible que nuestro Maestro, nuestro Señor, se incline a lavar los pies a
estas criaturas. Todos nosotros deberíamos lavarle los pies a él. Entonces, Jesús
le dijo: ‘Pedro, si yo no te lavo los pies no serás parte de mi suerte’. Y
Pedro se asustó y le pidió que le lavara todo el cuerpo”. Luego manifestó que
“es un gesto sencillo… y Jesús pide que ‘como yo les he lavado los pies,
ustedes van a hacer lo mismo los unos con los otros’. Lavar los pies significa
ponerme al servicio del prójimo. Los padres al servicio de los hijos, los papás
al servicio de los hijos, los vecinos entre sí, en el trabajo al servicio del
otro. Esa es la originalidad de los cristianos”.
A los jóvenes
En otro
tramo de su predicación dijo que en este Año Diocesano de la Juventud, “que
este gesto de lavarles los pies a estos jóvenes, los ayude a ellos a hacer lo
mismo con sus congéneres, que estén dispuestos a lavarles los pies. Hay que
lavar la cabeza, lavar el corazón. Hay muchas cosas que esclavizan a nuestros
jóvenes, le quitan la visión verdadera de la vida, posiblemente llenos de
egoísmo, de mezquindad, de apatía, de indiferencia”. Luego les dijo: “Ustedes
doce, como los apóstoles, tendrán que ir y llevar este mensaje a sus coetáneos
y hacer ver que vale la pena tener esta actitud de Jesús de comprometernos con
el otro”.
“Entre
todos, hoy vamos a rezar por nuestros jóvenes, miles de jóvenes que hoy peregrinan
en nuestra Catamarca, y nosotros nos tenemos que ocupar de ellos. Jesús se
ocupó de los jóvenes proponiéndoles una vida nueva, como ese joven a quien
Jesús le dijo que vendiera todo lo que tenía y lo siguiera. Pero se fue triste
porque poseía muchos bienes. Cada uno de ustedes pregúntense cuáles son los
bienes que tienen y no los quieren dejar por nada. Hoy no es fácil desprenderse
de la moda, del dinero, desprenderse de la comodidad, del facilismo. Y Jesús
les pide que carguen con su cruz y lo sigan”.
“En
esta Catamarca, en este año, haber si somos capaces de seguir a Jesús. El no
los va a defraudar. El único camino que plenifica la vida humana es el camino
de la entrega total a Jesús, el camino del amor verdadero, del servicio, el
camino del diálogo, de no hacer acepción de persona, el camino que realmente
dignifica la vida humana”, enfatizó.
Y
finalizó: “Que Nuestra Madre, la Santísima Virgen del Valle, nos ayude a todos
a meternos de lleno en este Triduo Pascual con un espíritu de penitencia, de
reflexión a poner el pensamiento sólo en lo que Jesús ha hecho por todos
nosotros”.
Posteriormente,
el Señor Obispo llevó a cabo el lavado de los pies a los doce jóvenes, a
semejanza de Jesús que hizo lo propio con los apóstoles durante la Ultima Cena.
Adoración del Santísimo Sacramento
Finalizada
la Santa Misa, el Obispo Diocesano, acompañado por los sacerdotes
concelebrantes, llevó en procesión el Santísimo Cuerpo de Cristo, presente en
la hostia consagrada, hasta uno de los altares laterales, donde los fieles lo
adoraron hasta las 24.00. También se realizó la visita a los Monumentos, como
se acostumbra en la noche del Jueves Santo.