“Hoy la alegría inunda toda la tierra por la
victoria de Cristo sobre la muerte, el odio y el pecado”
Queridos catamarqueños:
¡Aleluia!
¡Cristo, nuestra Pascua, ha resucitado!
¡Aleluia!
Hoy la alegría inunda toda la
tierra por la victoria de Cristo sobre la muerte, el odio y el pecado. ¡Qué
bueno si cada uno de ustedes ha tenido la dicha de haber vivido intensamente
estos días para poder experimentar de verdad lo que significa pasar de la
muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad, del odio al amor!
Esto es lo que pretende la Pascua para
nosotros. No sólo un mero recuerdo de lo que pasó sino de algo que nosotros
estamos viviendo. Por eso, el saludo ¡Aleluia, Cristo ha resucitado! será
fervoroso, será emocionante, será transformador si es que nosotros hicimos este
esfuerzo. De lo contrario, se transformará en un saludo rutinario, como todos
los años lo hacemos: tocó la fecha y tengo que decir “Cristo ha resucitado” o
simplemente, “Feliz Pascua”. Qué bueno cuando nosotros sabemos a fondo de qué
se trata, porque brota de lo más profundo de nuestro corazón, porque ha sido y
sigue siendo una experiencia profunda no sólo vivida íntimamente sino en
comunidad, en familia. Por eso les deseo que estos días de Pascua que estamos
iniciando les sean muy útiles para encontrarse con Jesús vivo, porque ‘el Resucitado’
es ‘el Acontecimiento’.
El Papa Benedicto XVI nos decía
que “no se empieza a ser cristiano por una decisión ética o por una gran idea,
sino por el encuentro con un ‘Acontecimiento’, con una ‘Persona’, que le da un
nuevo horizonte a la vida”. ¡Nosotros, hermanos, nos hemos encontrado con Jesús
Resucitado!
¿Qué tenemos que hacer? Lo mismo
que María Magdalena, ir a buscar a Jesús… Él le sale al encuentro, pero no lo
reconoce. Pero al oír que la llama por su nombre cae en la cuenta de que es
Jesús, y exclama ‘Raboní’ (Maestro mío). Así, la otrora gran pecadora, se da de
frente con quien la ama de verdad, con Jesús que la liberó de sus pecados. También
nosotros necesitamos encontrarnos con el Viviente Jesús. Anunciemos que Jesús
está vivo en nuestra sociedad, en nuestros lugares de trabajo, en los ámbitos
de estudio, en nuestros hogares, en nuestros centros de salud, en nuestros
clubes, en nuestros sindicatos, en nuestras fábricas, en nuestros servicios
penitenciarios, en los geriátricos, en el barrio, en las parroquias, etc. Nuestra
sociedad catamarqueña está necesitando que los cristianos proclamemos este
mensaje de vida, de fraternidad, de solidaridad, que es fruto de reconocer que
Jesús está vivo.
Le pidamos a la Virgen del
Valle, la que nos protege, la que intercede por nosotros, la que es la Madre
del Resucitado, que nos ayude a valorar esta gracia que tenemos los católicos
de creer, de aceptar y de vivir a la luz y en la compañía de Cristo vivo. El
Señor los bendiga. ¡Feliz Pascua!
Mons.
Luis Urbanč
8º
Obispo de Catamarca